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Domingo, 05 Mayo 2019 11:04

Cómo quedarse con niños ajenos mediante artimañas y mentiras; el caso de Laura Francisca Meza (a) “La Jefecita”

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Por Jorge Olmos Contreras

En abril del año pasado, trabajadoras sociales del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Puerto Vallarta, atendieron una “denuncia” de presunto descuido infantil en una modesta vivienda de la calle Corea del Norte en la colonia Lomas del Coapinole. Lo que sucedió después, es toda una historia de abusos, arbitrariedades y violaciones al marco legal por parte de funcionarios de esa dependencia que han permitido la entrega de dos menores (uno incluso en periodo de lactancia) a una persona con graves señalamientos y que mantiene a los niños en un ambiente inapropiado para ellos –rodeados de adultos que los tocan-- y que ahora pretende quedarse con los infantes mediante mentiras, engaños y artimañas.

Se trata de Laura Francisca Meza Retano, una señora de 42 años, originaria de Tomatlán y vecina de la colonia Leandro Valle, la persona que mantiene en “custodia” a los pequeños Urbano y María Nohemí, quienes al momento de ser entregados por el DIF (en abril del año pasado) contaban con dos años ocho meses y dos meses de nacidos respectivamente.

Para poder quitarle los niños a la verdadera madre, ella de nombre Liliana Villagrán, las trabajadoras sociales del DIF que intervinieron en este asunto, así como la delegada de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Municipio de Puerto Vallarta, Ana Liza Quintero Solís, presionaron a Liliana para que firmara una “Carta Compromiso” donde aceptaba que su cuñada Laura Francisca Retano se haría cargo del cuidado de sus hijos, ya que de lo contrario –le advirtieron—los menores serían trasladados a un albergue.

LOS MOTIVOS DEL DIF

El motivo que orilló al DIF a quitarle los niños a Liliana Villagrán fue porque tanto ella, como su pareja, de nombre Urbano Meza, vivían en condiciones de poca higiene en un humilde cuarto de la colonia Lomas del Coapinole, por lo que los exhortaron a que acudieran a terapia psicológica y a la escuela para padres donde el mismo DIF otorga pláticas.

La carta compromiso se firmó el 12 de abril del 2018, y a partir de esa fecha, los niños fueron entregados a Laura Francisca Retano, quien se los llevó a vivir a una casa de la colonia Leandro Valle que tampoco reúne las condiciones de higienes para los menores, y que además los tiene viviendo en un ambiente poco adecuado para ellos, toda vez que esta señora mete hombres a la finca que ingieren bebidas, permite que adultos (como se muestra en la fotografía) abracen a los infantes; y lo que es peor, utiliza de chantaje a los niños para exigir dinero sólo a la madre de los mismos, pero no al padre, que es el propio hermano de Laura.

La verdadera madre de los pequeños ha vivido todo un calvario que ya va para más de un año, tiempo en el que sólo le permiten ver a sus hijos una vez cada 15 días en las instalaciones del DIF, y eso cuando la cuñada acepta, porque cada vez que Laura quiere, no acude a las citas.

GOLPEAN A LA MADRE

En los primeros meses que siguieron a abril del año pasado, Liliana acudía a la casa de su cuñada para poder ver a sus hijos, hasta que en agosto la señora, muy grosera y prepotente, corrió a la mamá de los niños e incluso la golpeó físicamente porque reclamó que le diera de comer al varoncito, según el parte de lesiones que se levantó en esos días en la Cruz Roja y cuya copia posee este medio de comunicación.

A Laura no le importaron los gritos del pequeño Urbano, quien lloró y mucho cuando su mamá era golpeada por semejante mujer.

No sabemos si la señora Candelaria Tovar tenga conocimiento de este penoso caso, pero tanto en la delegación de Procuraduría como desde la Dirección han permitido que se cometa una y otra irregularidad en el caso de esta mujer Liliana Villagrán y la pérdida momentánea de sus hijos.

LAS IMPLICADAS

Algunas funcionarias del DIF, como una tal Santi Toribio, Angélica Patricia Aguilar y una tal licenciada Santos se han prestado a todo tipo de abusos para evitar que los niños regresen con su verdadera madre. Quizá sea cierto lo que pregona la tal Laura Francisca, en el sentido de que ella tiene influencias en el DIF y que por eso se va a quedar por la fuerza con estos menores, y porque, además –presume—ya se encariñó con los pequeños.

En la colonia Leandro Valle, vecinos han visto cómo la tal Santi Toribio y la misma licenciada Santos han acudido a brindarle asesoría a Laura Francisca para que proceda de tal o cual manera y pueda quedarse con los niños el tiempo que ella desee.

De tales asesorías, pudo haberse desprendido una infamia más que se ha cometido contra la madre de los menores, ya que apenas la semana pasada, policías investigadores acudieron a la vecindad donde vive Liliana Villagrán, para entregarle un citatorio (en un papel simple, sin sello, ni membretado, ni número de Carpeta de Investigación), donde le comunican que debe presentarse con carácter de urgencia a las oficinas de la Fiscalía Regional para responder por el delito de lesiones.

Resulta que como ya se va a cumplir el plazo para que el DIF reintegre a los niños a su madre, la cuñada inventó que Liliana –una mujer de baja estatura y delgada—le quebró el pie el día que la misma Laura agredió físicamente a la mamá de estos niños. Para demostrar su dicho, Laura habría mostrado un parte de lesiones levantado ante la Cruz Roja, y procedió a denunciar a Liliana Villagrán, quien, de ser la agredida, pasó a ser la agresora.

LAS MENTIRAS DE LAURA… Y DE ANA LIZA QUINTERO

Lo que no sabe la tal Laura, es que, en agosto, el día que ella golpeó a Liliana, ésta última tuvo el cuidado de levantar su parte de lesiones también en la Cruz Roja, por lo que es inverosímil lo que afirma Laura Francisca (quien además miente ante una autoridad), en el sentido de que la mamá de los niños la fracturó; mentira que además se robustece porque en esos días Laura acudió al DIF y a la Unirse a dar su falsa versión de los hechos (si estaba quebrada, es obvio que no podía caminar).

Pero bueno, lo más preocupante es que la propia delegada de Procuraduría de la defensa de los Niños del DIF, Ana Liza Quintero Solís, en un oficio que firmó el 12 de abril del 2018 para solicitar que los papás de los menores acudieran a terapia familiar y a la escuela para padres, afirma que dicha delegación “se avoca en procurar y garantizar su derecho (de los niños) a desarrollarse en un ambiente sano y a la unidad familiar, en aras que los niños necesitan el apoyo de sus progenitores, quienes deben velar por su bienestar y evitar que se transgredan sus derechos humanos”.

Sin embargo, lo menos que ha hecho en este caso el DIF es procurar y garantizar el derecho de estos niños a desarrollarse en un ambiente sano y de unidad familiar, pues lejos de unir a los menores con sus padres, los ha arrebatado del seno familiar y lo más grave (y que no debió pasar) es quitarle una niña de dos meses a la madre, ya que la nena todavía estaba en periodo de lactancia.

Y todavía peor, ninguna trabajadora social del DIF ha investigado las condiciones en las que viven los niños en casa de la cuñada, una señora que no sabe leer ni escribir, que tiene bajo su cuidado a otros menores (sus propios hijos) y a quienes no les garantiza alimento e higiene necesaria, y quienes podrían estar siendo sujeto de abusos físicos.

LA JEFECITA

No sólo eso, tampoco investigaron los antecedentes de Laura Francisca Meza Retano, quien es muy conocida en varias colonias de Puerto Vallarta, como Lomas del Coapinole, El progreso y Brisas del Pacífico por su apodo, pues le decían y le dicen “La Jefecita”, donde era común que ella se juntara con distribuidores de drogas, un ambiente muy bien conocido por esta señora, a quienes otras mujeres le tienen miedo.

Otro dato inquietante: Laura Francisca tiene una amiga de nombre Gema, y ésta última gusta subir a su muro de Facebook fotografías presumiendo ser adoradoras de la Santa Muerte.

De este tamaño es de grave y delicado este asunto que, insistimos, lleva ya más de un año en que una madre llora la ausencia de sus hijos y otra señora se da el gusto de quedarse con los ajenos.

Ojalá y doña Candelaria Tovar tome cartas en el asunto.

 

 

 

 

 

 

 

 

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