El hostigamiento de estas transportadoras turísticas ha llegado a tal extremo con sus empleados, que los persiguen y se colocan a las afueras de los establecimientos comerciales “recomendados”, para realizar grabaciones con teléfonos celulares y cámaras fotográficas y saber si acudieron a los lugares que les dijeron, es decir, los espían.
Se trata de tres o cuatro integrantes de las mesas directivas de las empresas “Transportes Costa Vallarta” (taxis blancos) y “Transportación Terrestre de la Terminal Marítima de Puerto Vallarta” (taxis color beige), los involucrados en estas prácticas leoninas que están perjudicando a más de 80 trabajadores de taxis, a quienes piden, exigen y ordenan, que tienen que llevar a los turistas extranjeros que bajan de los barcos a los negocios que ellos indican.
En trascendidos que se han originado al interior de la terminal marítima, se comenta que los directivos de estas firmas de transportación reciben grandes cantidades de dinero (hasta medio millón de pesos) para “redireccionar” a los taxistas a los comercios que, previamente, se arreglaron con los de la mesa directiva.
El principal perjudicado con estas prácticas es el turismo, nacional o extranjero, que son trasladados a los negocios que ellos no eligen, sino a los que los llevan, muchas veces con engaños, lo cual también va en detrimento de la imagen de Puerto Vallarta, ya que los visitantes no disfrutan de todos los atractivos turísticos que aparecen en la promoción internacional, sino que son encapsulados por los intereses de unos cuantos.
Sin embargo, el taxista también resulta sumamente afectado por la ambición desmedida de sus directivos, ya que, al obligarlos a respetar una sola ruta y visitar los establecimientos que ellos les indican –casi siempre joyerías, tequileras, tiendas de ropa, etc.--, dejan de percibir propinas que reciben de los propios turistas y de los comercios a los que ellos trasladan a los visitantes o a los que el mismo viajero solicita lo lleven.
Si los taxistas no hacen caso y desobedecen las “instrucciones” de los directivos para favorecer a dichos negocios, los castigan al quitarles días laborables para que no obtengan ninguna remuneración económica.
La situación es tan tensa al interior de estas empresas, que los mismos socios que tienen choferes para operar sus automóviles de alquiler, están en desacuerdo en lo que están haciendo los integrantes de las mesas directivas, por lo que exigen rendición de cuentas.
Los empleados que operan los taxis, dueños o choferes, afirman que van a exigir una asamblea para denunciar a sus representantes, pues consideran que se corrompieron, que se vendieron, en perjuicio de todos –incluso en contra de Puerto Vallarta-- y que esto, tarde que temprano, va a provocar una grave crisis entre trabajadores, socios y los actuales representantes incrustados en las mesas directivas de las transportadoras.
