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Viernes, 09 Junio 2017 07:33

El llanto de los Mochilistas que Ramón Guerrero abandonó a su suerte

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

Aprobar y desincorporar la inmediata venta de 18 predios municipales ayudó a resolver el futuro a varios regidores del ayuntamiento anterior. El priista Adrián Méndez González logró al final de la administración su prematura jubilación, el más claro ejemplo de las “contraprestaciones” maquinadas y operadas por Ramón Guerrero Martínez. Pero el “cerebro” de las rapiñas al dinero público, el apodado “mochilas” jamás cubrió la “deuda” con Alonso Bravo Amaral, al que como por arte de magia llamó a protestar como fugaz regidor y dar su voto en favor de vender 18 predios, fincas y edificios.

Hoy aquel leal funcionario mochilista se queja amargamente haber sido despedido “por mochilista”, implora lo reinstalen al frente del Consejo Municipal para la Discapacidad. Ya fue rescatado por el diputado federal Luis Munguía. El cruel y deshumano es Guerrero Martínez, el del mote “el mochilas”, que escuchó el lamento de Bravo Amaral pero no fue capaz de venir a darle la mano y dejó en el desamparo a quien le ayudó con un voto en el pleno del Ayuntamiento a vender las 18 propiedades del municipio.

Alonso Bravo Amaral es uno de las decenas de empleados municipales a quienes no se les renovó el contrato. Varios de ellos protestaron argumentando haber sido despedidos por ser seguidores de la dupla Ramón  Guerrero-Luis Munguía. La razón oficial del presidente es sencilla: se trata de abrir espacios o plazas para contratar personal para el área de aseo público y mejorar el servicio de recolección de basura.

El titular del Consejo Municipal de Discapacidad pareciera ser un caso de cualquier paciente que sufre el síndrome de Estocolmo. Ramón Guerrero lo usó una madrugada de … y un amanecer de junio lo condenó al abandono total. La breve y cruda historia contada en un video de Bravo Amaral, su hijo por nacer y su lealtad a los dos diputados (Guerrero y Munguía) despertaron el instinto paternal del legislador federal. Fue a ofrecerle chamba en San Lázaro y eso saca de la incertidumbre del funcionario y su familia.

Cualquier persona con antecedentes laborales es capaz de estructurar el dramatismo a colores de un despido. Suponemos que todos los empleados despedidos se sintieron descobijados al saberse sin chamba y dejar de cobrar su quincena. Nadie les dijo que han sido liquidados por ser “mochilistas” y no aceptan abrir espacio en la nómina para contratar personal decidido a trabajar en  la recolección de la basura. Alonso Bravo y demás amigos que han difundido sus historias en video se les nota lo finito. No se les ve el perfil de un trabajador humilde dispuesto a ensuciarse la suela de sus zapatos y mantener su empleo. Quienes contaron sus vivencias han dicho que laboraban en el DIF y eso algo dice de la finura de los señores.

Más allá de la reiterativa negativa oficial, de los despidos a la camarilla mochilista, nosotros por fuera y por crudo que sea se tiene lo debemos decirlo. En el servicio público cada plaza y cada empleo de confianza se gana en el campo de la política. El empleado de confianza gana su chamba por méritos en una campaña. O también en el caso contrario, las chambas se pierden también por causas políticas. En sus relatos lo han confesado. Los demás casos, y son casos excepcionales, los que por amigos y compadrazgos.

Al abrazar la causa mochilista e incurrir en deslealtad al jefe y presidente municipal Arturo Dávalos Peña, cualquier empleado, de primer nivel o de quinta en el organigrama, sabe y debe estar consciente del riesgo real de perder el empleo. Lo sabía el delegado de Ixtapa Víctor Manuel Aréchiga al irse a los brazos de Ramón Guerrero. Alonso Bravo Amaral no es un niño y si lo es, alguien pudo avisarle que al refrendar su lealtad al “mochilas” en tiempos de una guerra interna naranja entre su jefe y su líder político, le iba a llegar “la barredora”. Le irá bien pues así estará a un lado de sus gurús y tendrá más tiempo para dedicarlos a los diputados.

De ninguna forma estamos aquí para aplaudir el despido de un trabajador. Sin embargo, hay diferencia entre el empleo en una empresa privada o una empresa pública. Lo que no podemos aplaudir es el regreso de Ramón Guerrero, el político oriundo de Ayutla de gran fama de depredador de las finanzas municipales. El señor Bravo Amaral sí está de acuerdo y por lo visto, él encantado de regresar a tomarse su tacita de café y como regidor votar de nuevo por la desincorporación de otras propiedades del pueblo para venderlas y pagar deudas heredades, por qué no, hasta el finiquito de su propio juicio. 

En la memoria de muchos vallartenses está aquella noche de febrero de 2015. Ramón Guerrero estaba a unos días de abandonar la alcaldía para irse a la campaña. Convocó al pleno del Ayuntamiento reunirse a las nueve de la mañana. Como a todas sus sesiones, salió de su privado y tomó su lugar faltando unos 15 minutos para las cuatro de la mañana. Parecía pretender cansar a los periodistas, también a los regidores incómodos, esperar en su privado se largaran a descansar, y con los regidores incondicionales lograr la mayoría calificada (tres cuartas partes de los votos) y conseguir aprobar su iniciativa. En asuntos generales propuso desincorporar del patrimonio municipal 18 predios municipales, venderlos y obtener dinero para pagar a proveedores y distintas deudas.

“El Mochilas” tenía prisa por conseguir dinero para pagar 120 millones a la empresa del cantante Alejandro Fernández, el que reclamaba incumplimiento por parte del municipio en esos compromisos adquirido por Gustavo González Villaseñor desde la construcción del estacionamiento subterráneo en la plaza de El Pitillal. El rastro y el taller municipal, mas de seis mil metros a cuadrados de Servicios Públicos Municipales, un predio de mas de cuatro mil metros cuadrados en el coto San Xoaquín, un predio denominado “el cerro”, un predio identificado como “centro cívico” ya estaban comprometidos por Ramón Guerrero para  tener liquidez y darle el dinero al hijo de Vicente Fernández. Que se sepa, el reclamo por dicha deuda siguió por más tiempo.

A eso de las seis y media de la mañana se aprobó. No hubo avalúos ni se presentó una relación actualizada de las deudas a pagar con el dinero previsto a ingresar por las ventas. Eso sí, el mismo día 3, Ramón Guerrero corrió a firmar el convenio con la empresa Tecnología en Proyectos Inmobiliarios SA de CV y reconoció una deuda de 123 millones 760 mil 148 pesos. Extrañamente aceptó pagar una deuda de 91 millones 344 pesos por “intereses”, un despropósito pues el capital a pagar por deuda apenas supera los 30 millones de pesos.

Este monto también es cuestionable y pone bajo sospecha honra del motejado “mochilas”. La sentencia emitida por el juez cuarto de lo civil, Fernando de Alba Paredes sitúa la deuda a pagar en 24 millones 600 peso por daños, 4 millones 866 mil 702 pesos por perjuicios 2 millones 670 por gastos y costas.

Desvelado y todo, el mismo día 3 “el mochilas” fue a la oficina del notario público Elías Amezcua González y formalizó el acuerdo con la empresa de Alejandro Fernández. El convenio se protocolizó, según se desprende del documento, a las 13:30 horas y compareció Ramón Guerrero. Hay dos datos que nos llaman la atención. Se identificó como presidente municipal y se declaró soltero. Para esa fecha, 3 de febrero de 2015, ya se sabía públicamente que había contraído con su secretaria Ada Vidal Cabrera, una bella dama Las Palmas con la que procrió a una bebe. A menos que sui boda haya sido una farsa, al notario le dijo una mentira, algo cotidiano en el diputado local.

Abordamos conscientemente el tema de algunos despidos y pasamos al asunto de la venta de 18 bienes municipales “comercializados” por Ramón Guerrero. Uno de los que se quejaron amargamente, Alonso Bravo Amaral, le aprobó vender esas propiedades y dos años después le reitera su lealtad e implora por su regreso. En cualquier otra circunstancia una opinión sensata aplaudiría a la autoridad adelgazar la nómina y despedir “aviadores”. Quien reclama una chamba ganada por méritos en campaña es muy probable que sea eso, un auténtico “aviador” capaz de caer en conductas de chantaje y extorsión política, un fuego amigo, azuzados por “el mochilas” y su asociado Luis Munguía.

 

Revolcadero

 

En una entrevista publicada por un diario de Guadalajara, en donde sí le creen a sus dichos, se consigna una verdadera perla: “Tengo la frente en alto de lo que he hecho en la función pública, en donde he estado laborando y participando tengo la capacidad de llegar con la frente en alto, en ambos municipios que he gobernado, Ayutla y Puerto Vallarta, en mi distrito electoral 05. Mi honestidad sigue intacta y mi compromiso por los que menos tienen. Sigo en esa lucha”. Fuera de los enmochilados, de quienes le imploran los defienda y les regresa la chamba, sería de mucho respeto escuchar una opinión favorable un ciudadano despojado de intereses políticos. Porque abundan mentadas de quienes se sienten decepcionados y defraudados por el ayutleco. Si le preguntan a Susana Carreño dirá que el mochilas” es un gánster y socio de mañosos. Héctor Gallegos y el abogado Roberto Ascencio lo acusarán de corrupto, ladrón y mentiroso. Los cepillistas, el grupo que hoy gobierno, también naranjas y ex panistas mochilistas se oponen a su retorno pues implica regresar a sesiones del Ayuntamiento a oscuras y de madrugada para vender más bienes del pueblo. ****** Durante los tres años de la administración de Ramón Guerrero Martínez los ixtapenses reclamaron la existencia de un feudo familiar al mando de la delegación municipal. Hacían sus negocios en las canchas, plazas públicas, y en cualquier espacio del municipio. Exprimieron a los deportistas pero jamás invirtieron un peso en el arreglo. La cancha de pasto sintético de la colonia Idipe es ejemplo del deterioro y abandono. Víctor Manuel “el cachis” Aréchiga siguió igual. Su desvergüenza fue tan grosera que una vez presumió equipo para hacer ejercicios en la placita atrás del mercado municipal pero llevó puros fierros viejos, tubos y volantines sin sillitas. Esos juegos infantiles los desmontó del área de la misma colonia donde Arturo Dávalos construyó y equipo otra área de recreación, ejercicios y deportes. Estas dos pandillas ixtapenses, la de Cande Villanueva y la de “el cachis”, son las que pretenden retomar sus negocios de la mano de “el mochilas”. ***** El recuento de votos confirmó el triunfo del médico Jaime Cuevas Tello y por segunda vez gobernará a Bahía de Banderas. Por igual, Antonio Echevarría García recibirá su constancia de mayoría este domingo 11 y será ya formal gobernador electo. Los priistas acabaron por aceptar su derrota. Unos pocos, acostumbrados a vivir del erario público ya han enviado mensajes para acercarse a negociar con el grupo compacto. En pocas semanas vamos a ver quiénes se quitan la camisa tricolor, renuncian al PRI y se declaran seguidores de Jaime Cuevas.

 

 

 

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