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Domingo, 29 Diciembre 2013 19:57

Clítoris, la dulzura ignorada

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Regina Freyman

”¡Oh, mi América, mi dulce tierra hallada!”, escribe Mateo Renaldo Colón

no es una prorrupción presuntuosa, sino el lamento proyectado sobre la

sombra de su tocayo genovés, Cristóbal. Un mismo apellido y acaso un mismo destino.

La América de Mateo es menos remota e infinitamente más breve que la de Cristóbal;

de hecho no excede, en mucho, el tamaño de la cabeza de un clavo.

Sin embargo debió permanecer silenciada hasta la muerte de su descubridor.

Federico Andahazi

 

El aleph del placer femenino

En un pequeño punto que se aloja entre la comisura de las piernas de una mujer, se aloja una esfera epidérmica que anuda múltiples terminales nerviosas que, al ser acariciado con prestancia y constancia, desata sismos de placer, hasta 50 segundos de éxtasis que, además, pueden repetirse tantas veces cómo la propietaria de esa región sensible lo procure.

El nombre de esta montaña en el centro de la región vaginal se llama clítoris, una palabra que estalla sonoramente como una carcajada. El término procede del griego antiguo (kleitorís), el primer médico antiguo que lo describió fue Rufo de Éfeso (siglos I-II d. C.) que señala que en griego existía un verbo derivado, (kleitoriáz%u014D), que significaba “acariciar(se) el clítoris para producir placer”. Otros expertos de la lengua (un huesped muy bien recibido en este sitio, pero no habrá que confundirse, nos referimos al lenguaje) afirman que la palabra deriva del griego ‘Kleis’ que significa llave, esto fue referido en 1937 en un artículo del Profesor Marcel Cohen “The Classic Clitoris” (1978). El doctor Francesco Plazzoni en 1631 describió al clítoris como el bombón del amor. Se presume que en la narrativa pornográfica la palabra clítoris se usó hasta 1970.

A diferencia del pene cuyo plural es penes, el pobre clítoris no tiene plural, requiere de un artículo para referir que se habla de más de uno, lo que nos permite pensar en la marginación que este órgano sexual ha sufrido, desde el lenguaje hasta su legitimación, aceptación y entendimiento; aún hoy la ablación femenina es una práctica que busca evitar el “peligroso” placer femenino.

La análoga región masculina, el pene, tiene en todos los idiomas una serie larga de seudónimos. Mientras que el clítoris se escondió por mucho tiempo en metáforas mínimas de flor o bajo el nombre que su presunto descubridor, el otro Colón, llamó “La dulzura de Venus”. Claro que podemos admitir que la vagina sí consta de distintos apelativos.

Su pequeña gran geografía

En la novela “El anatomista”, el escritor argentino Federico Andahazi narra la historia hiperbolizada de este otro descubridor de tierras desconocidas Mateo Renaldo Colón, contemporáneo de Cristóbal Colón: dos regiones fantásticas que ampliaron nuestro mundo.

Mateo Colón pidió a Bertino que lo ayudara a desnudar la paciente… debajo de aquellas austeras ropas existía una mujer de una belleza extraordinaria (…) Bertino demoraba su tarea… prorrumpió gritando --¡Es un hombre! ¡Es un hombre! (...) Mateo Colón pensó que Bertino se había vuelto completamente loco. El maestro se incorporó e intentó calmar a su discípulo, cuando, para su estupor, pudo ver entre las piernas de la paciente, una perfecta, erecta y diminuta verga. (Andahazi, El anatomista “El descubrimiento”, e-book) Hemos comparado al clítoris con una montaña, pero realmente se trata de un iceberg, aquello que la vista puede apreciar es solo una parte, el ramillete de terminaciones nerviosas que se anudan en esa cima, pero, bajo la piel, se extienden dos alas como de mariposa que son altamente sensibles y que abrazan a su huésped, cualquiera que éste sea. He aquí unas coordenadas, longitudes, una suerte de descripción cartográfica (para aquellos con curiosidad visual, al final de este texto, en las referencias, presentamos una liga a un mapa de la vagina y del clítoris):

1. La uretra está rodeada en tres lugares por tejidos eréctiles. No hay tejidos eréctiles entre la vagina y la uretra.

2. Es quizás inexacto considerar a los bulbos asociados con el vestíbulo, porque están asociados más de cerca con el clítoris y la uretra.

3. El cuerpo del clítoris es de 1 a 2 cm. (0,39 a 0,79 pulg.) de ancho.

4. El cuerpo del clítoris es de 2 a 4 cm. (0,79 a 1,57 pulg.) de largo.

5. El cuerpo y cruras del clítoris tienen una vascularización “rosa intenso”.

6. El cuerpo del clítoris se proyecta hacia afuera desde el hueso púbico, en vez de yacer contra él, como se lo muestra a menudo.

7. Las cruras son de 5 a

9 cm. (1,97 a 3,54 pulg.) de largo.

8. Los bulbos son de 3 a

7 cm. (1,18 a 2,76 pulg.) de largo.

9. Los bulbos tienen una “vascularización azul intenso.”

10. No se vieron evidencias de glándulas vestibulares reportadas previamente (glándulas de Bartholin.)

11. El nervio dorsal del clítoris es “apreciablemente grande,” siendo mayor que 2 mm. (0,08 o 5/64 pulg.) de diámetro. Es visible a ojo desnudo. (datos tomados de: http://www.theclitoris.com/spanish/html/s_new_anat. htm)

 

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