Se trata del asadero “Las Potrancas”, cuyo presunto arrendatario de nombre “José” presume ser el restaurantero más influyente de Puerto Vallarta y que por eso puede abrir su negocio sin tener permisos de ninguna índole, ya que suele alardear de ser amigo del subdirector de Servicios Públicos Municipales, Jorge Armando Ibarría Urrutia, mejor conocido entre sus allegados como “El Charro”, quien es el verdadero dueño del inmueble donde funciona el lugar de venta de comida.
En el enjuague también podría estar metido el Director de Servicios Públicos Municipales, Diego Franco Jiménez, ya que este funcionario fue el precursor del establecimiento comercial desde la administración de Ramón Guerrero, mejor conocido como “El Mochilas”, supuestamente asociado con Armando Ibarría y con otro servidor público de nombre Rodolfo Domínguez, pero el negocio no funcionó como lo esperaban y decidieron disolver la sociedad y rentar el restaurante.
En una incursión que hizo el reportero en “Las Potrancas”, se pudo observar el desorden y la suciedad con que opera dicho restaurante, al grado de que la semana pasada el titular de Protección Civil Municipal, Adrián Bobadilla, tras una inspección, ordenó que se clausura la cocina por el riesgo que existía de una conflagración al estar mal puestos varios cilindros de gas licuado.
TAPARON LOS SELLOS DE CLAUSURA
No obstante, los sellos de clausura fueron tapados por “José” con unos manteles y al día siguiente se apersonó en el lugar Armando Ibarría y con unas simples llamadas retiraron los documentos oficiales, al supuestamente haberse arreglado el problema de la cocina y ya no existir riesgo de alguna explosión o incendio, según confirmó el propio Bobadilla.
Sin embargo, el restaurante es un desastre en cuanto a limpieza se refiere, ya que no cuenta con agua potable directa contratada con el Seapal y sus aguas negras las depositan en una fosa séptica que está al aire libre y que se ubica atrás del negocio.
Por las condiciones de este sitio donde se vende comida, Adrián Bobadilla aseguró que había enviado sendos oficios a diferentes dependencias municipales y también al área de Salubridad de la Secretaría de Salud, para que revisen todo lo relacionado a permisos e higiene.
El jueves pasado, y luego de que acudió Armando Ibarría a ver el negocio que renta, taparon con grava una parte de la fosa séptica que ya estaba hasta el tope, con el riesgo de que los vapores de las aguas negras continúen saliendo por algún lado. Lo más prudente era hablar al Seapal para pedir que enviaran a la unidad Vactor para extraer estas aguas residuales, pero como al parecer tampoco cuentan con contrato oficial con el organismo de agua potable, mejor decidieron tapar el pestilente pozo.
LOS INTOCABLES
El hecho de que Armando Ibarría y Diego Franco hayan estado detrás del restaurante en sus inicios, es suficiente para que el actual arrendatario haga lo que quiera con los reglamentos municipales, como colocar letreros comerciales sobre la banqueta a una altura de menos de un metro y medio, sin importar que obstaculice el paso de los peatones, como se puede apreciar en las gráficas que acompañan este artículo.
Y como también se especula que no cuentan con licencia municipal para operar el establecimiento, se buscó al Oficial Mayor de Padrón y Licencias, Eliseo Torres Rendón, pero no respondió los mensajes ni contestó el teléfono.
Ojalá y el alcalde tome cartas en el asunto para enviar señales a sus funcionarios de que aquí no hay intocables.
