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Miércoles, 13 Enero 2021 00:33

Acosan y privan de libertad a empleados que se niegan a firmar renuncia en Decameron; el caso del Capitán de Meseros Destacado

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Por Jorge Olmos Contreras

La visión y valores corporativos que pregona el presidente internacional de la cadena hotelera colombiana Decameron, Fabio Villegas, no solo son ignorados, sino también pisoteados por ejecutivos del hotel ubicado en Bucerías, en Bahía de Banderas, Nayarit, donde acostumbran a hostigar, acosar, intimidar y hasta privar de la libertad a los trabajadores que se niegan a firmar su renuncia en el área de recursos humanos.

No es solo uno, sino varios casos de empleados que son humillados y vejados por gerentes y personal de seguridad privada, sin que el sindicato de la CTM Nayarit haga algo para defender a los trabajadores que, en ocasiones, hasta son acusados de cometer algún delito para forzarlos a que renuncien.

Un caso concreto sucedió con un capitán de meseros de nombre Julio César la noche del pasado 04 de enero, cuando el empleado tuvo un incidente con una turista nacional que lo ofendió verbalmente y después lo acusó de grosero y prepotente en la recepción.

Sin mediar palabra, obligaron al capitán de meseros a trasladarse a la caseta de seguridad, donde dos sujetos y una mujer, a gritos y amenazas, le exigían firmar la renuncia porque supuestamente había sostenido un altercado con un huésped, incidente que incluso magnificaron.

EL ACOSO

Al negarse a firmar el documento, los encargados de seguridad le advirtieron que no podía irse del hotel, que si se retiraba del establecimiento lo iba a lamentar. Así lo “retuvieron” durante un buen tiempo, hasta que el capitán de meseros les dijo que no podían retenerlo, que él era libre de irse cuando quisiera.

Como pudo y esquivando a cuatro sujetos de seguridad, el empleado salió del hotel, pero fue perseguido por guardias en cuatrimotos, quizás con la intención de golpearlo.

Como no pudieron detenerlo y regresarlo a la caseta de seguridad, los ejecutivos del Decameron llamaron a policías estatales y hasta la Guardia Nacional para pedirles que detuvieran al capitán de meseros (se ignora qué delito inventaron para que intervinieran estas autoridades), pero el muchacho logró tomar un taxi y se fue a su casa en Puerto Vallarta.

Posteriormente se supo que los ejecutivos del Decameron que acosaron, intimidaron y privaron de la libertad al mesero, son el gerente del turno nocturno, Adrián Aguilar; Raúl Tapia, auxiliar de oficina, quien fue el que le advirtió el empleado que no se podía ir y otros.

EL MALTRATO

Por este caso, ahora se sabe que los trabajadores son maltratados y explotados en Decameron, ya que los obligan a cubrir puestos por los que no fueron contratados, y además los hacen trabajar jornadas extensas; es una improvisación total, comentan algunos de los que saben cómo están las cosas al interior.

Por ejemplo, si hay mucha ocupación, a las camaristas, al terminar su turno por la tarde, las envían a cocina para cubrir algún puesto de cocinera o ayudante. Si a la persona que se encuentra de alberquero se le solicita que tiene que ir a cocinar al comedor de empleados, tiene que hacerlo, y así sucesivamente, señalan.

No hay capacitación, todo lo improvisan y a esto hay que agregarle que el hotel no les proporciona equipo de trabajo y seguridad adecuada como zapatos o botas antiderrapantes, cuchillos apropiados, etc. Pero los trabajadores aceptan por la promesa que les hace el encargado de restaurantes, Adrián Medina, de que solo así podrán subir de puesto. Por cierto, esta persona Adrián, fue “ascendida” sin ningún mérito o experiencia en gastronomía, pues antes era bailarín del departamento de actividades.

HASTA LA ESPOSA DEL GERENTE

Pero toda esta situación que priva en contra de los trabajadores, la permite el mismísimo gerente general, Oscar González, quien además consiente que su esposa, Adriana Corazón, les grite a los meseros obscenidades cuando no le gusta algún platillo, casi, casi les truena los dedos para que le quiten “esa asquerosidad” de comida, es decir, los humilla, sin importar que en el lugar haya huéspedes comensales escuchándola.

En el caso del capitán de meseros Julio César, las amenazas no pararon ese día, sino que una tal Griselda Munguía, gerente de Recursos Humanos o de “Talento Humano” como le dicen ahora a este puesto en Decameron, habría pedido a sus subalternos que llamaran al empleado para que fuera al hotel y que “una vez que pise la propiedad, es nuestro, nada más para que vea”, según la escucharon en conversación telefónica.

Compañeros de Julio César le recomendaron que mejor no fuera al hotel “porque te quieren poner un cuatro”.

Por estos hechos, se presentó una denuncia por varios delitos contra la empresa hotelera, sus ejecutivos y los involucrados en la “retención” y acoso al trabajador.

Este medio habló ayer por teléfono con Griselda Munguía para concertar una entrevista y o solicitarle su versión de los hechos, pero dijo que no sabía de qué se trataba el asunto, que mejor ella se comunicaría a nuestro teléfono celular, cosa que no ocurrió.

 

 

 

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