Solo la madre de Consuelo sabe dónde su hija conoció a este individuo y el por qué decidió vivir a su lado a pesar de que no era el padre biológico de los tres niños, lo cierto es que tenían poco más de un año que se habían juntado y en todo este tiempo ella y sus hijos vivieron en constante violencia familiar por el carácter de Jairo, cuyo comportamiento siempre fue bastante extraño, al grado de envolver en cánticos satánicos a toda la familia.
Sin mostrar el mínimo arrepentimiento y solo quejándose de un dolor que tenía en la mano derecha –acaso por el esfuerzo que hizo al propinarle 40 puñaladas por la espalda a su mujer—Jairo N está detenido a la espera de que el miércoles 20 lo llame el juez de control oral en la audiencia de seguimiento para vincularlo a proceso por el delito de feminicidio.
De acuerdo con investigaciones de este medio, Jairo les pedía a sus hijastros que entonaran y cantaran alabanzas demoniacas, quizás sacadas de libros considerados oscuros como “El poder de las sombras” y o “sombras del poder de la oscuridad”, cuyos seguidores creen en lo que llaman umbrakinesis o umbraquinesis.
En internet, se pueden encontrar referencias a este tipo de cultos o creencias, ya que, en la ignorancia total, algunas personas como Jairo creen que la “oscuridad” les puede dar poderes como lanzar rayos, convertir objetos en sombras, transformarse en sombra, matar a alguien o generar una fuerza sobrehumana.
Jairo N no ha sido diagnosticado hasta ahora con una enfermedad de tipo metal como esquizofrenia o personalidad múltiple, pero es un hecho que no presenta arrepentimiento ni culpa alguna por lo que hizo.
Se dice que el día que estaba montado sobre la espalda de su víctima asestándole puñalada tras puñalada, la madre de Consuelo le gritaba por la ventaba que la dejara, pero el tipo siguió acuchillándola con una ira salvaje, desconocida.
Una vez que cometió el crimen, Jairo N volteó a ver su suegra para que lo perdonara por lo que había hecho, pero fue una expresión sin culpa, como si no hubiera hecho algo mal, como si hubiera matado a un animal o destrozado un objeto.
Satanista o no, adepto a los cultos oscuros o no, Jairo N pasará prácticamente el resto de su vida en prisión por el crimen atroz que cometió.
Lo triste de esta historia, son los tres pequeños que Consuelo deja en la orfandad y que al día siguiente llegaron a su casa preguntando por su mamá, sin obtener respuesta.
Como dijo una vecina que hizo un comentario en una de nuestras notas: “Lloré por lo que pasó, pero sobre todo por estos pequeñitos que preguntaban por su madre”.