Nos sumamos a la indignación de los ciudadanos y nos unimos al luto que se cierne sobre las familias de los elementos abatidos.
Como ciudadano, me siento de nuevo impotente ante la ola delincuencial que mantiene a raya a los que hacemos un trabajo honesto en esta parte del Estado de Jalisco.
La delincuencia seguirá apropiándose de los espacios que la autoridad siga dejando desprotegidos. Es imperiosa la necesidad de aplicar programas que ayuden a los jaliscienses a encontrar opciones para su formación, estudio y trabajo digno y honesto.
Me uno a las oraciones y deseos de pronta mejoría en favor de quienes resultaron heridos en ese artero ataque, que se traduce en un ataque a toda la sociedad.