Llegaron en caravana desde Guadalajara y Sinaloa el mes de marzo pasado, se hospedaron en hoteles de bajo perfil en Bucerías y buscaban casas de renta para establecer un centro de operaciones del cártel de Sinaloa en Puerto Vallarta, pero fueron descubiertos por la forma en que se movían y por traer un código parecido al que utilizan los policías en las camionetas en las que se transportaban, por lo que desde Nayarit se alertó que varios vehículos sospechosos con gente, al parecer armada, se estaba dirigiendo a Vallarta.
En el lado de Bahía de Banderas, la policía de Nayarit les pidió que se detuvieran, pero hicieron caso omiso, por lo que se informó a las autoridades de Puerto Vallarta para que estuvieran alertas, sobre todo de una suburban color arena donde viajaban por lo menos seis individuos. Éstos, al entrar al poblado de Las Juntas, fueron interceptados por elementos de la Fiscalía de Jalisco y se ostentaron como militares, pero al revisar en plataforma México y checar con la milicia, no estaban registrados como tal, por lo que fueron arrestados por portación de arma de fuego y lo que resultara.
Ellos estaban acompañados de varias mujeres desde un hotel de Bucerías, e incluso quisieron rentar una vieja casona en Las Palmas en Puerto Vallarta, pero fueron sorprendidos por otros grupos probablemente criminales.
Se trataba, ni más ni menos, que de Karin de Anaya, un presunto agente financiero especializado en el lavado de dinero que tenía sus oficinas en la exclusiva zona de Puerta de Hierro, en Guadalajara. Según investigaciones, esta persona manejaba mucho dinero al Cártel de Sinaloa, era especialista en el blanqueo de fondos y trabajaba para Dámaso López, alias “El Mini Lic”, ahijado del narcotraficante preso, Joaquín Guzmán Loera (a) “El Chapo Guzmán”.
LA AGRESIÓN
Karin se introdujo a Puerto Vallarta con cinco escoltas el 11 de marzo, quienes al ser detenidos fueron trasladados a las oficinas de la Fiscalía Regional de Justicia, y ahí el Ministerio Público del Fuero Común les tomó algunos datos generales y posteriormente los puso a disposición del Ministerio Público Federal de la PGR de esta ciudad puerto.
Los llevaron en camionetas de la Fiscalía a las instalaciones de la PGR en la colonia López Mateos y ahí permanecieron todo el día, pero el MP Federal –curiosamente—les fijó una fianza muy baja y por la noche del 13 de marzo los puso en libertad.
En esas estaban –o sea libres-- cuando al ir caminando rumbo a una camioneta de un abogado que habían contratado –se desconoce el nombre del licenciado--, les salió al camino un comando de por lo menos dos pick ups con hombres armados, quienes pretendían “levantarlos”, quizá para saber qué andaban haciendo en la ciudad y qué pretendían realizar.
Al principio se desconocía qué hacían estas personas en Puerto Vallarta y el por qué portaban credenciales apócrifas del ejército, pero también ha trascendido que uno de ellos, fue agente judicial en Jalisco, y que junto con otros de los cinco detenido en Las Juntas, servían como escoltas de Karim de Anaya, un poderoso personaje que se hacía pasar como contador público sin serlo (el pelón) y que también fue arrestado el 11 de marzo.
EL CRIMEN
En la Fiscalía se tiene información de que cinco de los detenidos servían de escoltas –guardaespaldas—a Karin de Anaya, y que tres eran, en efecto, ex militares y que le habrían vendido la idea al supuesto contador de que las credenciales estaban vigentes; o de que eran buenas, pero resultaron falsas.
Tres de los seis detenidos portaban escuadras calibre 9 milímetros y los otros tres pistolas 380, un delito federal por portación de arma de fuego exclusiva del ejército y de las fuerzas armadas, pero el Ministerio Público Federal los dejó en libertad tras supuestamente haber pagado una fianza.
Así las cosas, se supo que luego de que los seis hombres abandonaron las celdas de la PGR, fueron agredidos a balazos por al menos dos grupos de pistoleros la noche del viernes 13 de marzo, que al parecer viajaban en dos camionetas de color claro. Que uno de ellos fue ultimado en el lugar (Ernesto Rubén Román) sobre la avenida Las Palmas, casi para entrar a la colonia Hermosa Provincia.
Con los días, trascendió que dos de estos hombres, Karin de Anaya y Mauro Fernández, habrían sido “levantados”, uno más ejecutado, el de nombre Ernesto Rubén Román, y que los otros tres escaparon, aunque uno de ellos iba presuntamente lesionado por proyectil de arma de fuego.
LA AYUDA DEL EJÉRCITO
Los que huyeron, habrían sido los tres presuntos ex militares, quienes corrieron a guarecerse en las instalaciones de la PGR, para desde ahí pedir ayuda a la 41 Zona Militar, con el fin de que los sacaran del lugar sin correr riesgos y ser trasladados a Guadalajara. Se sabe que a regañadientes, personal castrense acudió a la PGR para brindarles apoyo y seguridad a estas personas, con el único fin de evitar que fueran agredidos o corrieran la misma suerte que sus compañeros.
Cabe resaltar que ningún mando del ejército se preocupó por retener o interrogar a estos tres presuntos ex militares, sólo les brindaron ayuda para sacarlos del lugar y llevarlos a la capital tapatía, pese a que uno de sus compañeros fue asesinado y dos más habrían sido “levantados”.
A la fecha, tanto Karin de Anaya –el supuesto lavador del cártel de Sinaloa—como su escolta y amigo, Mauro A. Fernández, están en calidad de desaparecidos. Sin embargo, ninguna persona ha interpuesto denuncia alguna en la Fiscalía regional por desaparición de persona que tenga que ver con estos dos hombres, tampoco se han presentado familiares o amigos para preguntar qué fue de su paradero.
Sólo arribó a Vallarta una humilde señora, que dijo desconocer a qué se dedicaba su esposo, para reclamar su cadáver, el de Ernesto Rubén Morán.
Sobre este suceso, también se supo que en el estacionamiento de la “Mega Comercial Mexicana” que está en la avenida Francisco Medina Ascencio en la zona hotelera de Puerto Vallarta, fue localizada una camioneta con impactos de bala el mismo viernes 13 de marzo; se presume que era propiedad del abogado que habían contratado los hoy desaparecidos.
EL AHIJADO
En los trascendidos que circulan entre policías, existe la presunción de que estos hombres trabajaban o pertenecían al grupo del ahijado del Chapo Guzmán, que en Sinaloa tiene el control de la plaza y a quien se le conoce con el alias de “El Mini Lic”, de nombre Dámaso López Serrano.
Como antecedente, una nota del Siglo de Torreón –según el link http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1047088.el-sucesor-de-el-chapo.html -- señala que “El Mini Lic”, “es hijo de Dámaso López Núñez, apodado "El Licenciado", un ex policía judicial de Badiraguato, Sinaloa, ex agente del Ministerio Público, que fue el número dos en el penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, como director de Seguridad y Custodia. Al salir de este cargo habría dejado las condiciones propicias para que "El Chapo" se fugara de la cárcel un poco después, en enero de 2001.
En el avión que lo trasladó de Culiacán al Distrito Federal tras su recaptura este año (2014), Guzmán Loera pronosticó que "El Licenciado" sería quien se quedaría con el cártel. Recordó que él sí se hizo muy, muy amigo suyo. Luego se volvieron compadres.
El heredero, según estas fuentes fidedignas, fue su junior, Dámaso López Serrano, uno de los jóvenes narcotraficantes que gusta de alardear en redes sociales de sus lujos y su poder, y a quien la DEA describe como "seductor y con tendencia a la sociopatía".