El sujeto dijo llamarse Víctor, divagaba por momentos y refirió que consumía cristal (estupefacientes) y que se arrojaría al vacío porque no quería vivir. El hombre caminaba por la orilla de la azotea y pateaba unos ladrillos y por esto corría el riesgo de tropezar con ellos y caer involuntariamente, a lo que después de 30 a 45 minutos y viendo que su estado de conciencia y reflejos motrices que se entorpecían, aparte de que la luz del día se perdía por el horario y entorpecía el trabajo, decidieron contenerlo para evitar que se arrojara, con ayuda de unas argollas metálicas (esposas) y el apoyo de la Policía Municipal. En un descuido de este se logró contenerlo y ponerlo en área segura para él y para los elementos que trabajaron en su rescate, quedando a resguardo de la Unidad PV-304 al mando de Daniel Pérez, que dejaron recomendaciones a su pareja sentimental.