Una retrospectiva sobre Marina de los Santos nos dice que la ex conductora de Radio Universidad en Vallarta no es de esas personas que tienen claro el valor de la lealtad, ni de la amistad; porque son ya varios casos en que privilegia su ambición por encima de todo, incluso si de pisotear a sus amigos e incluso familiares cercanos se trata.
Uno de los más sonados fue la traición que le jugó precisamente a su madrastra Susana Carreño en Radio Universidad, cuya conducción de noticias le fue prestada mientras la señora Carreño atendía su posición como regidora en la administración del tristemente célebre Ramón Guerrero Martínez, mejor conocido como El Mochilas en el mundo bajo de la política.
EL PLEITO HIJASTRA VS MADRASTRA
Y es que cuando Susana Carreño terminó su periodo como regidora buscó a su hijastra para que le regresara la conducción de Radio Universidad, pues habían acordado que Marina de los Santos solo estaría en el puesto tres años, pero la hoy candidata de Hagamos se negó a entregar la dirección del espacio informativo, lo que provocó la ira de la madrastra.
Sucedió que Marina de los Santos se movió como pez en el agua al interior de la Universidad de Guadalajara, al grado de trepar a los escalones más altos de la máxima casa de estudios de Jalisco y hacer relaciones con el mandamás de la institución educativa, es decir, con Raúl Padilla López, quien de alguna manera permitió la permanencia de Marina en Radio U. de G.
Sin embargo, Susana Carreño no se quedó con la espina clavada y a la primera oportunidad que tuvo le reprochó a Raúl Padilla López el que no se le permitiera su regreso a la radio. Como buen tejedor de la política, Padilla López prefirió respetar el acuerdo entre madrastra e hijastra y dio instrucciones para que la Carreño volviera a la dirección del noticiero de la universidad aquí en Puerto Vallarta.
A Marina de los Santos le dieron las gracias y ella esperó mejores tiempos para acomodarse en algún otro lugar que no solo la hiciera brillar, sino que también le redituara económicamente bien.
LA DIRECTORA
Así las cosas, Raúl Padilla López operó para que, en la segunda administración de Arturo Dávalos Peña, Marina de los Santos fue aceptada como directora del Instituto Vallartense de Cultura (IVC) con un magnifico sueldo que ya quisieran otros directores del Ayuntamiento vallartense.
El alcalde con licencia, Arturo Davalos, estaba contento con tener a Marina de los Santos en ese puesto, pero como, insistimos, la lealtad no es lo fuerte de Marina, llegó el día en que le dio la espalda al presidente municipal y a todo el grupo Vallarta al anunciar con bombos y platillos que buscaría ser presidenta municipal de Vallarta a través del partido “Hagamos”.
Arturo Davalos fue paciente y no quiso ser grosero con Marina de los Santos, pues no le exigió su renuncia, ni ella tuvo la vergüenza de retirarse del cargo público después de anunciar sus pretensiones políticas con un partido distinto al MC. No, la señora se quedó un par de meses más al frente del IVC, agotó todos los tiempos que marca la legislación para seguir cobrando su jugoso sueldo, pero al final tuvo que dejar la dirección de esa importante dependencia.
LA TRAICIÓN
De entrada, el Grupo Vallarta vio este gesto de Marina de los Santos como una traición y algunos comentaron con voz baja que Arturo Davalos tuvo la culpa por aceptar en el Instituto Vallartense de Cultura a una persona que no es de Vallarta y que no conoce las necesidades y prioridades de la cultura local.
Que eso le pasaba a Arturo Dávalos por confiar el puesto a una fuereña y no darle prioridad a la gente de Vallarta, remarcaron. Al final, las voces que advertían sobre el comportamiento de Marina de los Santos tuvieron razón, ya que ella traicionó la confianza del alcalde y lo hizo ver mal.
No solo eso, sino que también le ha dado por despotricar contra el gobierno municipal de la que ella formó parte.
Por cierto, una de las que reclamó, y en serio, a Marina el irse a otro partido y darle la espalda al proyecto político del MC, fue Lupita Guerrero, quien, en un encuentro en conocido hotel de la ciudad, la puso en su lugar.
Pero lo peor está por venir, en virtud de que Marina de los Santos se la creyó, piensa que es mucha pieza para cualquier mujer de la política vallartense y ahora le ha dado por hacerle el feo al partido “Hagamos” (otra traición en puerta) y coquetear con el Partido Verde Ecologista de México.
EN MODO VELETA
Quizás Marina esté pensando que el Verde ya tiene el triunfo en la bolsa y que es momento de ponerse en modo veleta para hacerse del lado que sopla el viento y así poder “negociar” otra dirección en el próximo Ayuntamiento.
En el partido “Hagamos” y, sobre todo en los altos círculos de la Universidad de Guadalajara, hay preocupación, pero sobre todo molestia, por el comportamiento de Marina y su posible migración y cambio de color.
Dicen que no es posible todo el dinero invertido en ella como candidata como para que no tenga solidez en sus principios y les dé la espalda… Lo que podría suceder tarde que temprano si nos ajustamos a su patrón de conducta.
En la foto de captura que acompaña esta columna --tomada de un video--, se puede observar la pose de Marina de los Santos y al fondo un portarretrato del partido Verde y su candidato.
La pregunta es: ¿hay lealtad, o no hay lealtad?