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Miércoles, 27 Septiembre 2017 04:44

Muere Tito Gómez de Ixtapa; lo agredió el tránsito José “El Mane” Zermeño

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

Cuando pareció que Adolfo Gómez Torres se recuperaba murió. Su fortaleza le dio para capear días hospitalizado, pero fue letal el golpe en aquella riña de barrio.

El domingo 17 fue un día cualquiera para mi amigo Tito Gómez. Hizo su rutina ordinaria. Compró sus cervezas en el Kiosco del barrio y luego se echó su siesta. Al caer la tarde repitió su dosis y ya entrada la noche saludó a su compadre Agustín Ibarría.

Tito fue un amigo bien estimado por su compadre Agustín y doñas Lupe su comadre doña. Se sentaron en la banqueta ante la atenta escucha de “el pike”, uno de los hijos del compadre Agustín. La carnicería estaba cerrada y en domingo se multiplicaron las cervezas.

Hora y media antes de la media noche, llegó a toda prisa “el picudo”, también de apodo “el güero”, uno de los hermanos de Tito Gómez. Se había desprendido de su casa, contigua a la casona de la matriarca de Los Torres, también por la calle Niños Héroes para avisar a su hermano que Adolfo Gómez Zepeda, “el titiyo”, estaba peleando. A paso pesado, ya con los estragos del alcohol, Tito se levantó y caminó rumbo a su casa. El aviso no fue del todo preciso pues en realidad su hijo acudió a interceder por su vecina Olga. Uno de los vecinos, José Zermeño, le propinaba una golpiza a su mujer y llamó la atención del Tito junior y fue a quitársela al golpeador.

El incidente no era grave cuando apareció en escena Tito Gómez quien no alcanzaba a captar lo qué realmente sucedía con sus vecinos y su hijo. El consumo de alcohol había atrapado desde hacía ya varios años a “Tito, el hijo de la capi” como le gustaba presentarse a sus amigos.

José Zermeño, de apodo “el mane” nunca se había distinguido por ser un buen vecino en el barrio. Por varios años se habían desempeñado como agente de la Secretaría de  Vialidad y Tránsito, hoy Secretaria de Movilidad. Con cierta regularidad se encargaba de operar el equipo de expedición de licencias de conducir. Fue despedido al ser pillado en algunos pecadillos y rápido halló acomodo en Tránsito municipal, pero allá en Bahía de Banderas. Ya años atrás él y sus amigos tuvieron un incidente con los Gómez. Aquella vez, Zermeño tomaba cerveza con sus amigos, varios camioneros, y al pasar “el titillo” algo le gritaron. El jovencito, apenas con sus 18 años a cuesta, se introdujo a su casa y regresó a enfrentarlos. Les reclamó el insulto. Los otros intentaron agredirlo. Sacó una pistola y le disparó a uno. Huyó pero luego fue capturado. Antes, ya tenía en su haber un proceso judicial por el homicidio de un estilista, “el richi”. Enfrentó los cargos y salió libre. Los psicólogos le diagnosticaron un grave desorden psicológico.

Pero en la riña del domingo 17, “El Titillo” hizo lo correcto y como hombre de bien, salió en defensa de una dama agredida. Eso molestó al mordelón de Bahía de Banderas pero pudo evadirlo sin ir a los golpes. A Tito Gómez, también de recio carácter, “el mane” lo recibió con un golpe. Perdió el equilibrio y cayó de espaldas. “Se desnucó”, platicaron al autor los vecinos. Agustín Ibarría y su familia vieron de lejos y corrieron. Auxiliaron a Tito. El compadre trató de perseguir al interior de la casa de los Zermeño pero fue detenido por “el pike”.

Todos pensaron que aquello había sido una simple riña de barrio. Alguien llamó a la policía y una ambulancia acudió al lugar. Fue en la esquina de las calles Niños Héroes y Pinos Suárez. En cuestión de minutos nuestro amigo se recuperó. Rehusaba ponerse en manos de los doctores y no quería subirse a la ambulancia. Todos nos confirman que en efecto, estaba lúcido y bromeaba sobre la reyerta con el vecino. Había sangre en la parte posterior de la cabeza y preocupaba a los socorristas.

Cuando convencieron al lesionado la necesidad de la atención médica, ya sumaban dos víctimas de la agresión. Olga, la esposa del agente Zermeño también requirió hospitalización médica. Tito pasaría varios días en el Hospital Medasist y Olga fue al Hospital Regional. En éste nosocomio también internaron a Tito, luego de que la familia pensó que había librado los momentos más críticos.

Pasaron diez días entre la riña y la muerte de Adolfo Gómez Torres. El aviso de su fallecimiento la mañana de este miércoles nos tomó por sorpresa. Contra la opinión de los médicos, también pensamos que nuestro amigo estaba en franca recuperación. Desde aquel domingo 17 los médicos dieron opiniones pesimistas. El paciente llegó en mal estado, inconsciente y declararon su muerte por adelantado. Jamás pudo recuperarse y todo el tiempo estuvo en coma. El martes 19, de Estados Unidos llegó “el bam bam”, su hijo menor y cantante de música mexicana, y fue un aliento. Para salvarle la vida hubo que intervenirlo quirúrgicamente y lo trasladaron a Guadalajara. Allá, en el Hospital Civil, murió la mañana de este miércoles 27.

Pero ¿Quién es Adolfo Gómez Torres? Él decía que era caca de perico, por aquello de no despedir malos olores. Para el autor fue un extraordinario amigo, uno de los más allegados en nuestras dos décadas de avecindarnos en Ixtapa. Tito fue biblia y diccionario andante, nuestro cronista de cabecera si se trataba de cualquier consulta sobre datos o personajes ixtapenses. Al fin y al cabo hijo de Ramón Gómez Encarnación, el  mayor del clan de Los Gómez de Ixtapa. El aprecio fue recíproco. Solía decir que con el autor tenía al hermano que siempre quiso tener, dispuesto siempre a escucharlo y ayudarlo. Cuando falló la defensa del Titiyo abrimos camino con el magistrado Antonio Fierro para pedir un proceso justo y se subsanaron anomalías de un juzgador. Le respondimos sus llamadas a media noche, por la madrugada, cuando los fantasmas de sus sueños le rompían su tranquilidad nocturna.

Sus vecinos ya no lo verán caminar con su compra por la calle Niños Héroes. Chico Zapata ya no tendrá su compañía para sus pláticas vespertinas. Sus amigos extrañarán su ausencia en El Guayabito o en la tienda frente al panteón. Tito ya está en un mejor mundo.

REVOLCADERO

Del caso, la Fiscalía Regional de Justicia abrió carpeta judicial el mismo día de la riña. Entre lunes y martes llamaron a declarar a testigos. Realizaron visitas de campo al sitio. Ya entrada la tarde de este miércoles 27 su cuerpo todavía permanecía en las instalaciones del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, allá en Guadalajara. Las investigaciones se intensificarán. De José “el mane” Zermeño, solo se sabe que al siguiente día desapareció de su casa. Hubo reportes de personas que lo vieron entrar a su casa y sustraer pertenencias. Tampoco sabemos si abandonó su trabajo en Bahía de Banderas. Le tiene miedo a la ley, a la que él representó por muchos años, y también le tiene pavor al “titiyo”.****** Vaya, cuando decíamos que la avenida México, o carretera Ixtapa-Mojoneras se abriría el miércoles, ya muy entrada la tarde del martes, nos avisaron que siempre sí se abrirá esa misma noche. No hubo la consabida ceremonia oficial; el momento para las fotos de lucimiento personal deberá esperar. Solo se difundieron algunos videos en donde el alcalde Arturo Dávalos Peña se sube a la batea de una camioneta y realiza un recorrido con algunos invitados. Y ya no entramos en eso de que es obra del municipio o del gobierno estatal. Es obra que se hizo con dinero de todos.***** Algo está sucediendo o algo esta alterado el comportamiento de los saurios que invaden las aguas de la bahía. La tarde del martes localizaron un cocodrilo sobre las piedras de una playa de Conchas Chinas. Los bañistas lo vieron, se asustaron y reportaron a los bomberos y Protección Civil. La gente de Adrián “el semáforo” Bobadilla  fueron por él, lo capturaron, lo retiraron del sito y eliminaron un riesgo para turistas y nativos. Es un ejemplar juvenil pues apenas mide un metro con diez centímetros, mismo que por mientras quedó bajo resguardo del personal en la base central.

 

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