Héctor Gallegos de Santiago era regidor del Partido Acción Nacional y como tal ejerció libertad y fue uno de los primeros panistas en pronunciarse a favor de Ramón Guerrero en la lucha interna por la candidatura a la alcaldía. Fue tal su lealtad con el diputado que lo siguió en la aventura al Movimiento Ciudadano.
El trabajo de promoción del voto resultó tan eficaz que Guerrero Martínez ganó las elecciones por la alcaldía. Héctor Gallegos aspiraba a un nombramiento de primer nivel pero, aunque no le gustó tanto, aceptó hacerse cargo del área de Participación Ciudadana. Le prometieron pagarle como director y ese era el sueldo que recibía. Sin embargo, un tribunal administrativo recién resolvió que el pago era ilegal y debería reembolsar la diferencia de director a subdirector.
Pero bueno, más allá de salario, aquella fuerte sociedad política ha muerto. Ramón Guerrero y Héctor Gallegos rompieron relaciones. Todavía el fin de semana ambos hacían esfuerzos para reconstruir la confianza que queda. Se reunieron el sábado en un hotel de la zona de Marina Vallarta para intentar sanar las heridas.
Como ocurre en estos casos, es a cuentagotas como se van conociendo las verdaderas razones del rompimiento de una relación política que, a los ojos de todos parecía ser sólida y firme. Ha trascendido que al alcalde no le tenían satisfecho los resultados y que especialmente en las jornadas de los viernes no se cumplían al pie de la letra sus instrucciones. Además, el equipo compacto del alcalde lo había convencido con información que le indicaba que del centenar de comités de las juntas vecinales removidos muy pocos respondían a los intereses del gobierno mochilista.
Sin embargo, Héctor Santiago tiene de su lado fuertes razones. Primero, en ningún momento le brindaron recursos presupuestarios para hacer trabajo político social como lo exigía el alcalde. Si ya de por si es titánico mantener presencia diaria en las colonias, ajustarse a los reglamentos y cambiar a las mesas directivas de las colonias no es una cosa menor. Por si fuera poco, lograr que las nuevas juntas vecinales respondan políticamente al gobierno municipal, es un objetivo literalmente imposible.
Quienes están involucrados o apuestan sus intereses en la administración mochilista, deberían preocuparse. Algo no camina bien y no es natural que con una constancia de reloj suizo se suman choques en el gobierno; y en todos, el primer edil Ramón Guerrero es pieza importante. En estos perversos juegos de la política local, hasta los testigos de lejos corren riesgos. Y si no, ahí están los ofrecimientos revelados por Gallegos quien declaró que le habían ofrecido otras chambas en dependencias distintas. Hasta el propio Salvador Gómez Aldaco -quien ya descansaba de sus escaramuzas con el coronel Silvestre Chávez y cree tener su chamba a salvo- debió saltar de su asiento cuando supo que su cargo era uno de los ofrecidos a Gallegos. El titular de Fomento Agropecuario, Eliseo Aréchiga Rendón, perdió el sueño unos días por razones similares.
El affaire Gallegos-alcalde no debe ser visto como un caso menor. El rompimiento se revela más que un capricho de uno de los dos actores. Gallegos decidió rechazar todos los ofrecimientos y cuidar así su dignidad personal. Por meses pidió audiencia con el alcalde y sacar acuerdos sin intermediarios pero nunca pudo platicar con Ramón Guerrero. Es decir, jamás hubo una relación directa con el alcalde y siempre el diálogo fue a través de terceros. Con mensajero, le avisó el primer edil que renunciara a Participación Ciudadana. Ese es malestar, si se puede decir así, de Gallegos. Ya sin presiones, repite el mismo discurso: el alcalde nunca le dio la oportunidad de hablar de frente.
En el recuento de los rompimientos del alcalde, el de Gallegos es mucho más ilustrativo que el de Roberto Ascencio. Gallegos trabajó desde años atrás para Ramón Guerrero; en tanto que Ascencio, originalmente ni era parte del equipo de Guerrero. Roberto Ascencio compitió en el proceso interno panista con el profesor José de Jesús Michel Rodríguez. Curiosamente Héctor Gallegos fue uno de los que buscaron al actual síndico para apoyar a Guerrero. Arturo Dávalos y Guillermo Salcedo son otros dos panistas de aquellos tiempos que dedicaron días y días en convencer a Ascencio.
Hoy en día, el alcalde parece estar en una misión para deshacerse de aquellos que desde el PAN lo ayudaron en su carrera política. Hay indicios de que habrá más rompimientos y que son ex panistas los que darán la noticia.
Si en lo político a muchos había sorprendido la habilidad de Ramón Gurrero, ahora sus movimientos se ven fáciles de leer a tiempo. Las figuras de antes, los operadores políticos de Ramón Guerrero han sido desplazados poco a poco y sustituidos desde el primer día que empezaron a gobernar la ciudad. Si le citamos a Arturo Dávalos, a Memo Salcedo, Nacho Guzmán, Santiago Centeno, son ellos unos de los pocos asesores que cargaron con el proyecto “mochilas” y lo sacaron adelante. Por ahí hay otros nombres de ex panistas en condiciones de piezas de adorno, que penosamente tienen cero influencias pues en sus áreas son otros los que mandan. Hasta por respeto a ellos, mejor nos guardamos sus nombres por ahora.
El alcalde debe hacerse un buen autoanálisis sobre las últimas decisiones que ha tomado. Debe valorar si es correcta su política de erigirse en un alcalde absolutista donde él y él, a veces uno o dos de sus íntimos en la administración, toman las grandes decisiones. Naturalmente, hay decisiones, temas o problemas, en los que solo debe intervenir el alcalde y los suyos. Pero también deben delegarse las decisiones a los subordinados y más cuando es de su estricta competencia. Si al funcionario se la atropella impidiéndole ejercer sus atribuciones, se incurre en una suerte de excesos que al final solo será causa de malestar en el equipo de trabajo.
Y lo mas grave, pelearse con los aliados políticos es tan acuerdo que el futuro antes estirado por muchos, ahora se estira, unos de un lado y los ex amigos del otro. Como resultado, unos aplastarán a los otros y obtendrán una victoria pírrica.
Revolcadero
Nuestros amigos de Las Palmas nos dicen que el grupo político lidereado por Francisco Flores, del cual es parte el regidor Oscar Avalos Bernal ya se pusieron de acuerdo y que mandarán al profesor Sebastián Peña García para competirle al gallo que le ponga el grupo de Pancho Gutiérrez de León y mantener el control de aquel ejido. Todavía no hay convocatoria, o al menos no la conocemos, pero las elecciones se realizarán la segunda semana de septiembre. Uno de los probables contendientes del profe de la secundaria 81, puede ser Jesús Pérez Ulloa, el famoso “pochote”. A estas alturas, los otros aspirantes, como el médico Francisco Fletes Cabrera y Braulio Dávalos García, ya debieron avisar al grupo su declinación. ***** El que está convencido de que Ramón Guerrero Martínez está haciendo un excelente papel es el médico veterinario, Juan Dueñas Cabrera. Claro, habla desde Las Palmas y nadie discute que el actual presidente municipal sacó del abandono a ese poblado. Los últimos tres gobiernos municipales, todos priistas ningunearon a los palmeños y ni siquiera un empedrado les hicieron. Y pues bueno, es cierto, ahora Ramón Guerrero les ha arreglado la plaza y las calles mas importantes del poblado.****** Dos amigos coincidieron la semana pasada en un mismo comentario. Dicen que han llamado a Cesar Abarca Gutiérrez pero que desde que se estrenó al frente del Seapal cambio tanto que ya ni les toma las llamadas telefónicas. Claro, si no contesta, menos les regresa la llamada. Pero Cesar se ha portado guapo por los rumbos de Ixtapa en donde ya tiene comprometida una casa por la salida-ingreso a Mojoneras. Ya después, ampliamos el último comentario.