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Viernes, 13 Noviembre 2020 23:23

Enrique Alfaro, Vallarta y el silencio de los indolentes Destacado

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Por Jorge Olmos Contreras

Nada le ha salido bien al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez durante la crisis sanitaria derivada de la pandemia de covid-19, primero se adelantó al gobierno federal y cerró Jalisco con lo que afectó de forma grave a millones de personas y a cientos de empresas, después que no le funcionó su estrategia, calificó de “pendejos” a los jaliscienses; posteriormente renegó y siguió culpando al presidente López Obrador de la mala situación que prevalecía en la entidad y hace 15 días decidió “apretar” el “botón de emergencia” --dizque para reducir los contagios del coronavirus SARS CoV-2— y nos impuso una catorcena innecesaria, aberrante. El resultado es negativo, un auténtico fracaso que dañó… ¡otra vez!... la economía de cientos de miles de personas.

La cadena de contagios no disminuyó como presume el gobernador en su insultante discurso, por el contrario, el hecho de provocar pánico y desesperación entre los jaliscienses hizo que los ciudadanos abarrotaran servicios de transporte, que se reunieran de forma masiva en bares y restaurantes vespertinos y que la gente no se quedara en casa, sino que desafiaron a la autoridad con actitudes paradójicas, por lo que el aumento del número de enfermos lo vamos a conocer entre hoy y el 27 de noviembre (de 14 a 15 días), que es el periodo que dicen los expertos tarda en incubar el virus.

Para lugares turísticos como Puerto Vallarta la medida del gobernador fue una cruda cachetada, una agresión a sus habitantes que dependen directamente de los recursos que dejan los visitantes, ya que el destino estaba en plenas vías de recuperación cuando al gobernador se le ocurrió activar el llamado botón rojo para volver a confinar a todos y a todo.

TRANSICIÓN, AMENAZA Y CÓMPLICES

No conforme con esto, Alfaro anunció ayer que habría tres días de transición –viernes, sábado y domingo—en los que volvió a arremeter contra la economía de centros turísticos como Puerto Vallarta, pues envió mensajes a través de funcionarios de segundo nivel de que los establecimientos como bares, antros y cantinas tendrían que permanecer cerrados.

No solo eso, sino que amenaza con imponer nuevas medidas el próximo lunes que estarían vigentes hasta que se aplique la vacuna contra el coronavirus.

Se le olvida a Alfaro que una gran cantidad de la derrama económica que se registra en Puerto Vallarta proviene precisamente de la actividad nocturna, del gasto que realizan los turistas nacionales y extranjeros y la gente local, por lo que el golpe a la economía del puerto es doblemente demoledor.

A las agresiones del gobernador se sumó el periódico más añejo de la ciudad, el “Vallarta Opina”, donde los sobrinos del dueño, Luis Reyes Brambila –que han hecho del diario un laboratorio de falso periodismo--, iniciaron una campaña en contra del destino que les da de comer y manejaron notas donde piden que se cierren los negocios nocturnos de Vallarta.

Fueron tan insistentes en perjudicar a Puerto Vallarta so pretexto de la pandemia, que estos reporteros emergentes de Reyes Brambila incluso habrían llamado por teléfono a diputados para “denunciar” que aquí pretendíamos seguir la fiesta y que era urgente que intervinieran.

Sin embargo, funcionarios de la Secretaría de Turismo de Jalisco comentaron que Puerto Vallarta ya tenía un trato especial antes de que Alfaro “encendiera” el famoso botón rojo, por lo que los bares y restaurantes podrían cerrar a la hora acordada por el municipio hasta antes de la catorcena.

EL SILENCIO DE LOS INDOLENTES

En este contexto llama la atención el silencio de los indolentes, nos referimos a los “líderes” del sector privado, que no han dicho nada ante las agresivas políticas de Enrique Alfaro que perjudican, y mucho, a Puerto Vallarta.

No vemos por ningún lado al aguerrido Gabriel Igartua Sánchez, dueño del hotel Las Palmas y ex presidente de la Asociación de Hoteles y la Coparmex Vallarta; tampoco ha alzado la voz Guadalupe Bayardi, otra facinerosa de la IP; ni Arnulfo Ortega Contreras, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, ni mucho menos al doctor Jorge Villanueva Hernández, un bocón más del empresariado vallartense u otros propietarios de hoteles como los Vela, los González Corona o los García Arce.

Los gerentes de antros y bares también han dado su brazo a torcer, pues antes fueron exigentes en sus peticiones y ahora se han quedado callados.

Todos han sido sumisos y negligentes ante el gobernador del Estado, a quien deben recordarle, con voz firme y contundente, que Puerto Vallarta cumple con las medidas y protocolos que exigen las autoridades sanitarias y que dependemos completamente de la actividad turística, por lo que cerrar un sector de la economía es como darle el tiro de gracia a cientos de pequeñas, medianas y grandes empresas.

NADA NI NADIE DEBE DETENER A PUERTO VALLARTA

Puerto Vallarta es y debe de seguir siendo el segundo destino turístico de playa más importante del país, un centro de recreación internacional y no debe seguir siendo perjudicado por las fobias que Alfaro tiene con el gobierno federal y sus ocurrencias de cerrar a destiempo, de confinar a los jaliscienses cada que se le antoje y de aplicar políticas con el hígado.

Con orden, respeto y sanidad, Puerto Vallarta puede seguir con su vida nocturna, de atender a sus visitantes y no detener su crecimiento económico y social.

Si Alfaro tiene un encono especial contra Puerto Vallarta, no debemos permitir que se salga con la suya, unidos, empresarios, hoteleros, restauranteros, comerciantes y trabajadores, debemos ponerle un alto y hacerle saber que aquí se respetan las medidas sanitarias y que podemos subsistir sin que se cierre la actividad económica del puerto.

 

 

 

 

 

 

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