Se trata de inversionistas que se hicieron “compadres” e íntimos amigos de gobernadores corruptos, como el italo-canadienses Graziano Sovernigo Cavallín, entre otros, los que se adueñaron de calles, camellones, caminos de libre tránsito y hasta acceso a playas y marinas, todas fueron privatizadas con la complacencia de mandatarios estatales surgidos del más rancio priismo y sus similares panistas --desde Celso Humberto Delgado, pasando por Ney González y hasta los Echevarría--; todos permitieron los abusos y el robo de extensas áreas públicas.
El modus operandi siempre ha sido el mismo, utilizar la inversión y creación de empleos como herramienta de chantaje para apoderarse de áreas públicas, poner guardias de seguridad y evitar el paso libre a paseantes y lugareños, a quienes han corrido hasta con amenazas de estas zonas de libre tránsito, pero que las tienen privatizadas desde hace más de 10 años.
El caso del hotel Paradise Village se cuece aparte, pues es uno de los complejos hoteleros que se apoderó de todo el acceso a la marina de Nuevo Vallarta sin que ningún presidente municipal, gobernador o presidente de la República haya hecho algo, hasta ahorita, para obligar a los hijos y herederos del desaparecido Graziano Sovernigo, Dany y Víctor, a dejar libre este paso de servidumbre.
Y como comentamos en otro artículo, los reporteros de VALLARTA UNO se hicieron pasar como huéspedes por una noche para tomar fotografías del camino de acceso a la marina que fue privatizado por los dueños del hotel sin permiso de nadie, solo porque su padre fue “consentido” por gobernadores y abusó de quienes le tendieron la mano, cerro el paso de servidumbre.
Si usted va a Nuevo Vallarta (ahora Nuevo Nayarit) y llega al centro comercial que también es del hotel Paradise Village y quiere entrar a la marina, se va a encontrar con los accesos cerrados con rejas y puertas de metal, además de la mirada incómoda de los guardias de seguridad.
Incluso, si es huésped del hotel y toma fotografías –aunque disimule que está tomando gráficas de los yates y embarcaciones—los guardias de seguridad lo siguen de cerca para ver qué está haciendo, por qué toma fotos, etc.
De hecho, en el check out, ya para salir del hotel, fuimos seguidos por un guardia de seguridad que no nos quitaba la mirada de encima, pero afortunadamente pudimos salir con decenas de fotografías como evidencia de que Paradise Village sigue en poder de áreas públicas y permanece en la impunidad total
Por eso reiteramos que si el gobernador Navarro Quintero –quien llegó al poder gracias a Morena—(y que fue uno de los artífices del Fobaproa, pero de eso hablaremos en otra columna) quiere ser diferente y no se deja intimidar por los señores del dinero que se apropiaron de lo público en Bahía de Banderas, debería actuar y poner el ejemplo de que en Nayarit se combate la corrupción y la impunidad, que se faje los pantalones y que obligue a los infractores a abrir los accesos libres que ahora están cerrados en diferentes hoteles, desarrollo y hasta casas particulares en toda la franja turística del municipio nayarita.
De lo contrario, si es omiso como los anteriores, terminará en el costal de las complicidades y más de lo mismo, que es lo que ya no quiere el pueblo de Nayarit.