Por Jorge Olmos Contreras
En definitiva, algo se pudrió al interior del panismo vallartense, algo que huele muy mal y que pone a ese partido político en la palestra de la burla y el escarnio público, ya que otra vez no pudieron ponerse de acuerdo y será finalmente una delegación –integrada por reaccionarios, beatos, neopanistas, traidores y uno que otro militante decente—la que dirigirá las riendas de un instituto cuya credibilidad está por los suelos ante los ciudadanos de Puerto Vallarta.
La nueva delegación estará formada por los dos grupos que no se toleran, que se odian y que no tienen ni tendrán la capacidad para sentarse a dialogar y trabajar por el partido que les ha dado de comer y que gracias a sus siglas algunos han sido funcionarios, alcaldes y regidores.
Por un lado, los seguidores de Juan José Cueva García –quien perdió mucho con el palo que la Comisión de Elecciones del CEN del PAN le dio a doña Olivia Pérez—van a reclamar más espacios, pues aseguran tener a la mayoría de los militantes de su lado; pero por el otro, Ricardo Ponce Ibarría y sus titiriteros –léase Pina Ibarría y Néstor Tello— intentarán quedarse con el control de la delegación panista para preparar el escenario y poder sacar adelante al candidato que, desde la presidencia municipal, les ordenen para abanderar al PAN en los comicios constitucionales del próximo año.
DAÑO IRREPARABLE
El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN no reparó en el daño que le hizo al panismo vallartense al anular el proceso interno de diciembre pasado. En México, no tienen la menor idea de que los panistas de Vallarta –con sus muy contadas excepciones—son tan retrógradas y dogmáticos que si un grupo es de color negro votan por el blanco, y si el otro es blanco, votan por el negro. Y alguien preguntará: ¿Y Por qué lo hacen? Y bien le podrían responder: “pues como dice el Gallego, nomás por chingar”.
Y por creerse el cuento de que en el PAN sí son democráticos, pues anularon el proceso, lo cual abre el abanico a múltiples especulaciones y a que los propios militantes se quiten la careta de beatos y exijan a su propio partido castigo y en su caso, expulsión a los responsables del fraude electoral interno que le dio el triunfo ilegal a Olivia Pérez.
El problema de los panistas vallartenses es precisamente ese, que no son honestos con ellos mismos y mucho menos con los ciudadanos. Hablan y hablan tonterías en los espacios noticiosos de la radio, organizan ruedas de prensa donde exhiben más ineptitud y estulticia política, quieren aparentar lo que no son; se dicen diplomáticos, dispuestos al diálogo, a dizque trabajar por el partido, y por debajo de la mesa se pegan con todo.
Son venales, hipócritas y descarados cuando en lo oscurito hablan de partirse la madre (perdón por el exceso de mi francés) y llegar hasta las últimas consecuencias, mientras en público sonríen, se dan la mano y hablan de unidad, cuando la realidad es que están más divididos que el PRI y el Movimiento Ciudadano juntos.
QUE DESCUBRAN AL VILLANO
Lo peor de todo es que no se observa a simple vista por dónde uno panista –uno sólo, no pedimos 10 ni 100, ni 500 porque sería una petición más que imposible—se faje los pantalones y diga la verdad de lo que sucedió el día de la elección interna.
Ya no queremos escuchar la misma historia tonta de que hubo tres votos irreales, que tres delegados se fueron de la convención y que votaron sin haber votado. No, ya no queremos eso, porque esto y nada es lo mismo, es un insulto a la inteligencia de los mismos panistas… aunque algunos carezcan de lo más elemental en materia de aprendizaje y sus aplicaciones políticas.
Queremos saber quién fue el villano, el personaje o los personajes que prepararon el fraude electoral azul, porque todos podemos suponer que en las oficinas del diputado Juan José Cuevas, mejor conocido como El Peri Cueva, se preparó la estrategia para derrotar a como dé lugar –a huevo, dijera su hermano David Cuevas García—al muchacho de Pina Ibarría, es decir, a Ricardo Ponce.
La gente del Peri Cuevas –entre otros Miguel González Guerra—maneja un argumento que con el paso de los días no es otra cosa más que una explicación no pedida (recuerden el refrán que dice “a explicación no pedida, acusación manifiesta”), en el sentido de que fueron ellos, los del otro bando, los que apoyaron a Ricardo Ponce, quienes organizaron la elección interna por ser mayoría en el entonces Comité Municipal, y por lo tanto, los responsables de que hubieran existido tres votos inexistentes.
ARGUMENTO INSIDIOSO
El argumento es realmente insidioso y oprobioso, así lo ha sido antes y ahora, toda vez que si los simpatizantes de Ricardo Ponce Ibarría fueron los que cometieron el fraude, no serían tan tontos como para darle deliberadamente tres votos fantasmas a Olivia Pérez para que la señora ganara. En su caso, mejor se quedan con los tres sufragios y se alzan con la victoria.
Y es que aquí no podemos creer la versión de algunos panistas que dicen que todo fue un descuido, una inocentada, que no hubo mala fe ni dolo al contabilizarse tres votos de más. O que le enviada del Comité Estatal, Lizbeth Adriana Rojas no estuvo a la altura. No, eso que se los crea su abuelita, pues aquí hay responsables y se tiene que llegar hasta las últimas consecuencias, no basta con anular el proceso interno.
El daño que se le hace a ese partido, insistimos, es mayúsculo, es una descalabrada que requiere terapia intensiva y una larga convalecencia que seguramente se prolongará más allá del 2015. Con esto queremos decir, que el PAN Vallarta no se va a levantar de este golpe y que no tiene a la vista una oportunidad de lanzar un candidato fuerte que sea competitivo en los próximos comicios.
AVE DE PANTANO AZUL
Si creen que Juan José Cuevas es de esas aves que cruzan el pantano y no se manchan, están muy equivocados, El Peri Cuevas fue el gran perdedor de la anulación, es el más afectado, y será el más golpeado por este error en los meses por venir.
Pero todavía más, si el CEN del PAN en realidad quiere poner orden y dar una lección a todos los panistas de Vallarta y por supuesto a los de otros estados y municipios, debería comenzar por descubrir al o a los autores intelectuales del fraude azul.
Porque de que hubo mano negra la hubo, no se pueden agregar tres votos fantasma así nomás porque sí. Alguien hizo la jugarreta, un pasado de listo vio y preparó el escenario ante una posible derrota. Echaron mano del último recurso que tenían para ganar, así fuera ensuciando el proceso y quitándole un triunfo legítimo a alguien, para darle una victoria ilegal y deshonrosa a otra persona.
¿Quién fue ese personaje que metió los tres votos de más?
¿Quién fue el osado que, quizá impulsado y alentado por el mismísimo Peri Cuevas metió la mano negra al proceso para enturbiarlo, sin saber que cuatro meses después no sólo perdería el contrincante, en este caso Ricardo Ponce Ibarría, sino todos los panistas de Puerto Vallarta?.
FUERA MÁSCARAS
Si a esto le sumamos que ya quitadas las caretas y ante la desesperación y prisa de tener una chamba y un sueldo nada despreciable en el Ayuntamiento, hubo dos panistas que sin la menor pena ni el asomo de vergüenza, se fueron raudos y veloces al gobierno del Movimiento Ciudadano para exigirle al alcalde que los metiera en la nómina municipal, pues es una doble razón para reafirmar que en el PAN algo se pudrió y continúa su rápida descomposición, como sucede con los cadáveres en el insoportable calor del verano.
Ni Pina Ibarría, ni mucho menos el acomodaticio y transa Néstor Tello tuvieron la paciencia para esperar a que el CEN decidiera qué hacer con el caso Vallarta. Ellos sacrificaron la imagen de Ricardo Ponce Ibarría (No es posible que una madre exponga así a su hijo) en aras de conseguir una chamba fugaz, no les importó que con sus acciones le quitaran a Ricky Ponce lo más valioso que debe tener un político, su credibilidad, máxime a un joven que apenas salía del cascarón.
¿Quién pierde y quién gana con la anulación del proceso interno del PAN?
Nosotros creemos que todos los panistas, pero sobre todo, los tenebrosos del Peri Cuevas y en igualdad de circunstancias –es decir están en la misma olla pestilente y desvergonzada—Ricardo Ponce Ibarría por el actuar de su madre y de su aliado por conveniencia, Néstor Tello.
Mientras esperamos a que el CEN, el Comité Estatal o algún panista de Vallarta tengan los suficientes productos de gallina para develar la cortina y diga quién o quiénes fueron los culpables del embrollo en que está metido el PAN de Puerto Vallarta, les dejamos la siguiente reflexión:
¿Por higiene política y por el bien del propio PAN, no deberían hacerse a un lado ya todos los actores que formaron parte de este melodrama azul que tiene postrado al panismo vallartense, pero sobre todo los Peri Cuevas, las Olivias Pérez, los Ricardo Ponce Ibarría, las Pinas, los Néstor, los Hugo Lynes, etc., para darle paso a los jóvenes que sí tienen ganas de trabajar y de trascender en la vida del otrora partido gobernante?
INFORMACION CLASIFICADA
COMO NENAS DE KINDER SE COMPORTAN AQUELLOS PANISTAS como un tal Petronilo que exhibe en Facebook su pobreza política al reclamarle en público al diputado Juan José Cuevas García haberlo borrado de sus contactos y por lo tanto “sacarle al debate público”.
De ese nivel están algunos panistas, de chisme de lavadero a politiquerías de pueblo.
Y LUEGO POR QUÉ LES PEGAN… Ayer fue visto en los juzgados penales aledaños al penal de Ixtapa el regidor perredista y ex priista, Miguel Ángel Yerena Ruiz, en pleno trabajo de abogado litigante.
No le importa a Tito (además dice que “se la pelan”, en el más vulgar lenguaje que suele utilizar, y pedimos una disculpa por repetirlo, pero es que así dice) andar litigando en horas de trabajo y dejar abandonado su cubil de edil en la presidencia municipal.
Y como todos están relajados, casi nadie va a trabajar… ah, pero qué bien cobran su quincena, pues también Tito le entra a la inmundicia.
El buen juez por su casa empieza, pero Tito Yerena ni buen juez, ni buen político ni mucho menos buen abogado, pues hay un expediente de despojo y robo de un terreno con cambio de cuenta catastral y toda la cosa que pronto saldrá a la luz pública.
Esperen programa.
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