Quizá ella vio en Malcom Madsen la solución a sus problemas económicos, ya que hizo que le comprara una casa en el fraccionamiento Las Aralias –residencia que antes perteneció al ex presidente municipal panista, Pedro Ruiz Higuera—y también una camioneta.
Marcela Acosta era la típica sugar baby que había logrado atrapar al sugar daddy que necesitaba para que la mantuviera y, de paso le diera dinero para todo lo que necesitaba, incluido el servicio médico de su papá y de un hermanito enfermo.
En los mensajes de correo electrónico que la fiscalía obtuvo de las cuentas de Marcela, ella frecuentemente recurría al chantaje sentimental para que Malcom le depositara una y otra vez dinero a una tarjeta de crédito.
Los correos con mensajes amorosos abundan… hasta que un día, ella habría maquinado un plan para deshacerse del viejo ese que, señala en su declaración, tenía herpes y aún así sostenían relaciones sexuales. Para orquestar el “crimen perfecto”, pidió ayuda a su hermano Martín y a su hijo Andrés, y fue así como un domingo en que Malcom salió de su casa con alrededor de 100 mil pesos en efectivo y jamás regresó, pero antes se fue a convivir con su novia mexicana al bar “Ándale” –un antro frecuentado por sugar babys que salen en plan de conquista del sugar daddy indicado—en donde ella fue captada por las cámaras del circuito cerrado colocando lo que parece ser un polvo a la bebida de su novio extranjero.
A partir de entonces –esto fue el domingo 26 de octubre del 2018—se le vino el mundo encima a Marcela Acosta, y aunque ella fue la primera en reportar la desaparición de “su esposo” en la fiscalía, después entró en contradicciones, fue llamada de nueva cuenta a declarar y se volvió a contradecir.
El día que se giró orden de aprehensión contra Marcela, ella desapareció de Puerto Vallarta, hasta que fue capturada por agentes investigadores del Estado de México, ya que se escondió en unos departamentos de uno de los municipios mexiquenses.
El día que la aprehendieron, VALLARTA UNO manejó fotografías exclusivas de su arresto e ingreso al penal de Ixtapa, donde comenzó a convivir con las reclusas de una manera un tanto aislada.
Tras caer Marcela, meses después cayeron sus dos cómplices, Andrés Ramos su hijo y Martín Acosta, su hermano, quienes la ayudaron a perder al canadiense.
Durante las deliberaciones en el juicio, los fiscales preguntaron a Marcela y a sus cómplices si querían aportar sus argumentos, decir algo, hablar sobre el caso, pero se negaron a hacerlo y hasta ahorita no han querido decir qué hicieron con Malcom Madsen ni dónde dejaron su cuerpo si es que lo asesinaron.
Este viernes, un Tribunal Colegiado de Enjuiciamiento que fue formado por los jueces Joaquín Torres Ángel, Samantha Saraí Fierros Loza y Ana Rosa Carrillo Dueñas, declararon culpables a Marcela Acosta Ramos, Martín Alejandro Acosta Ramos y a Andrés Javier Romero Acosta por el delito de desaparición cometida por particulares agravada en agravio de Malcom Robert Angus Madsen.
La audiencia de sentencia de la pena se realizará en los próximos cinco días, fecha en que el Tribunal dará a conocer los años de prisión que les dará a los condenados, así como el monto asignado a la reparación del daño.
Brooke Mills, hija del canadiense desaparecido, comentó a este medio que está muy agradecida con los fiscales de Guadalajara, los jueces y todos los testigos. “Se que se invirtió mucho tiempo, dinero y mano de obra en la preparación de este juicio, recursos que podrían haber sido utilizados en un mexicano desaparecido o asesinado, como sabemos que hay tantos”.
“Estoy muy orgullosa de todos los involucrados en esta gran victoria”, dijo Brook Mills antes de regresar a Canadá.