A Carlos Murguía Cibrián se le olvidó poner atención al último párrafo del documento oficial del Registro Civil, donde se puede leer claramente que “lo anterior no significa que, en diversa fecha y hora, municipio o Estado, pudiera existir registro al respecto”.
Y es que, insistimos, a sabiendas de que el 26 de mayo del 2023 se publicó en los estrados del Juzgado Cuarto de lo Civil una resolución firmada el 15 del mismo mes por el juez Francisco Ramón de la Cerda Medina, quien condenaba a Carlos Murguía a pagar 271 mil 648 pesos por concepto de pensión alimenticia, que adeuda a su hija menor de nombre reservado y a su ex esposa, Sarahy Hernández Rubio, el sujeto evadió su responsabilidad, y lejos de velar por la niña, decidió burlarse de la justicia, y de propia familia, al conseguir dicho certificado de inexistencia de deudor alimentario, y todavía presumirlo en sus redes sociales con un comentario mordaz, al escribir… “se les borró la sonrisa”.
EMBARGO EN PUERTA
Sin embargo, esta semana el mismo juzgado determinó que en este caso lo procedente sería regular la planilla; y resolvió en la cantidad de 271 mil 648 pesos, por concepto de pensión alimenticia adeudada, lo que deberá pagar Carlos Alberto Murguía Cibrián, por el periodo del 18 de febrero del 2016, al 13 de marzo del 2023, en cuyo importe ya se encuentran tomadas en consideración las consignaciones realizadas por el deudor.
En consecuencia, el juzgado ordenó despachar ejecución en contra del demandado y, advirtió que, de no verificar su pago, se le embarguen bienes de su propiedad suficientes que garanticen el adeudo.
LA IRRESPONSABILIDAD
Hasta ahí la resolución del juzgado, pero en el contexto social, el joven político aparece como un padre de familia que no asume sus responsabilidades, pero que sí, en cambio, brinca de un partido a otro, toda vez que, en el reciente proceso electoral, se pasó del Partido Verde a Morena, con tal mal tino, que el Verde ganó la elección y Morena la perdió.
Además, durante la campaña, Carlos Murguía habría obtenido ingresos suficientes como para atender la pensión alimenticia de su hija, pero no lo hizo, prefirió obtener un certificado que de nada le va a servir con la nueva resolución del Juzgado Cuarto de lo Civil.
Quienes conocen a Murguía Cibrián, saben que sus padres, la maestra Karina y don Carlos, que fueron militantes distinguidos del PAN, gozan de muy buena reputación, por lo que les extraña el comportamiento del hijo, quien continúa dando muestras de inmadurez, ya que en vez de enfrentar la realidad y ponerse al corriente con la deuda de la pensión alimenticia de propia hija, prefiere seguir dándose una vida placentera e ignorar que es su deber legal velar por el sustento de su niña.
Lo más lamentable, comentan los allegados a la familia, sería que, por la irresponsabilidad de Carlos, los padres sean los que tengan que vender bienes para que no le embarguen a Carlitos lo poquito o lo mucho que pueda tener.
EL CONTEXTO
Hay que recordar que el 30 de septiembre del 2015, en una nota que publicó nuestro director, se indicaba que “los padres de la niña –después de divorciarse-- firmaron un convenio en cuya clausula cuarta el papá se comprometió a pagar dos mil pesos mensuales –en dos pagos quincenales de mil pesos cada uno—para subvenir las necesidades de la menor; cantidad que además aumentaría conforme al incremento del salario mínimo de la zona.
Dicho convenio fue aprobado en el mismo juzgado, por lo que se condenó a las partes a cumplirlo en todos sus términos; pero desde la firma del documento, Carlos Murguía no cumplió con lo que se obligó, solo hizo dos pagos vía transferencia, por la cantidad de dos mil pesos cada uno”.