Pero eso no fue todo para la chica canadiense --que para ese momento ya estaba sumamente asustada--, sino que los policías, sin el menor criterio ni respeto por una mujer, la dejaron en las celdas municipales, sin importarles que la muchacha iba en traje de baño. Los que estaban de guardia, tampoco le ofrecieron alguna prenda para que se cubriera y no fuera objeto de miradas indiscretas; es más, ni siquiera le dieron algo para resguardarse del frío.
La joven canadiense, sin saber nada del idioma español, desesperada y aterrada, tuvo que aguantar en esas condiciones casi 10 horas, encerrada en una celda de un país desconocido, sin saber qué le podría pasar.
EL JUEZ MUNICIPAL
En la coordinación de jueces municipales no saben qué pasó, solo que el juez que estaba de turno ese 01 de enero fue Carlos Tejeda, quien no ha dado ninguna explicación del por qué permitió que una turista femenina se quedara 10 horas en paños menores en los separos de Puerto Vallarta, sin resolver su situación.
Fueron los padres de la joven, quienes tenían apenas 24 horas de haber llegado de vacaciones a Puerto Vallarta, quienes se movieron para buscar ayuda legal. Fue así que hasta las 23:00 horas, 11 de la noche (ella fue detenida alrededor de las 14:30 horas) le entregaron a su hija, quien fue detenida injustamente y violado sus derechos, de acuerdo con sus abogados.
LA IGNOMINIA
Jennifer (se cambió el verdadero nombre de la chica por razones obvias) y una amiga decidieron disfrutar de las playas de Puerto Vallarta para recibir el año nuevo 2025, por lo que se fueron a la playa Conchas Chinas. Todo iba bien, clima excelente, vista espectacular y mucha gente.
Las dos jovencitas estaban sentadas en la arena y, de pronto otros jóvenes (dos hombres y una mujer) se les acercaron, les hicieron plática y los muchachos comenzaron a fumar mariguana, pero Jennifer solo estaba fumando un cigarro electrónico (un “vaper”), y su amiga nada.
La tarde estaba prometedora, pasaban de las 14:00 horas, pero de pronto, los abordaron unos policías municipales para preguntarles el por qué estaban fumando marihuana; los chicos se asustaron, se pararon y en ese momento se llevaron detenidos a dos de los jóvenes, un masculino y una femenina.
Los oficiales de la patrulla PV-414 se llevaron a Jennifer –que como ya indicamos, primero se la llevaron “de paseo” hacía el cerro--, donde la bajaron y le ordenaron que caminara, pero después la volvieron a agarrar y se la llevaron a los separos municipales.
En el Informe Policial Homologado (IPH) que elaboraron los policías, --cuyos nombres se desconocen hasta ahora-- se indica una serie de falsedades, acaso para justificar su mala actuación, ya que señalaron que la canadiense y otro muchacho estaban fumando mota y que al llamarles la atención y decirles que estaban infringiendo el reglamento, llegaron otros a interferir, y que por eso los detuvieron.
El IPH no concuerda con los hechos, ya que si Jennifer y otro chico supuestamente estaban fumando mota (lo que es falso, al menos en el caso de la canadiense, que estaba vapeando) y que cuando les llamaron la atención llegaron otros a interferir, ¿por qué entonces detuvieron a la jovencita extranjera?
Ahora bien, suponiendo sin conceder, como dicen los abogados, que los jóvenes estuvieran fumando mota… ¿Acaso se les olvida a los policías municipales que actualmente la Ley General de Salud permite portar hasta 5 gramos de marihuana para consumo personal, sin que ello sea delito?
LAS REPERCUSIONES
En estos momentos, la imprudencia que cometieron contra la jovencita extranjera en Puerto Vallarta, ya tiene repercusiones serias, toda vez que Jennifer, en su país, declaró lo que le sucedió aquí a la Royal Canadian Mounted Police (RCMP) –la policía montada de Canadá-- y el reporte ingresó asimismo al consulado del país de la hoja de Maple.
Con enorme malestar, muy enojados, los padres de Jennifer se regresaron inmediatamente a Canadá, no quieren saber nada de Puerto Vallarta por lo ocurrido y temen que su hija tenga algún trauma mental, ya que presenta un cuadro de paranoia, casi no habla y el viernes la llevaron con un médico especialista.
La madre de Jennifer escribió lo siguiente:
“Me da mucho miedo eso, estos eran hombres muy malos y lastimaron terriblemente a mi hija… Necesitamos seguridad de ellos ahora y que nunca más escuchen su nombre… Nunca más volveremos a entrar a México, nuestro amado paraíso”
Los afectados exigen que se castigue a los culpables, que el Comisario, Eduardo H. Llanas Cuevas actúe pronto y que, desde el gobierno municipal, haya un pronunciamiento por la negligencia de este caso y se llame a cuentas por igual al juez municipal que habría dejado 10 horas en la cárcel a la jovencita.
Así las cosas, el golpe a la imagen de Puerto Vallarta se da otra vez por la mala actuación de unos cuantos servidores públicos (policías municipales) que no se cansan de violar los derechos humanos de las personas, pese a que les dan curso, tras curso sobre esta materia.
