Como lo informamos en otro espacio, los propietarios de Marina del Rey y sus consecuentes mesas directivas de dueños –con la excepción del actual presidente espurio, Ernesto Álvarez Contreras, quien se apropió ilegalmente de un departamento y no es dueño--, rentaron y vendieron áreas destinadas a estacionamiento público para construir locales comerciales, pero con la gravedad de que por muchos años pagaron consumos de agua potable con contratos domésticos, y no comerciales o industriales, como debería ser.
De acuerdo con investigaciones de este medio de comunicación, el hotel Marina del Rey tuvo en su origen un contrato de agua potable y drenaje de carácter industrial con el Seapal, pero por influencias y corrupción de varios funcionarios del organismo de agua, se permitió que Condominios Marina del Rey pagara la cuota mínima por consumo de agua; para ello, le modificaron el contrato, al pasarlo como doméstico.
TAMBIÉN SE APROPIARON DEL ESTACIONAMIENTO PÚBLICO
Así las cosas, con los años, los dueños de Marina del Rey vendieron y rentaron las áreas públicas destinadas a estacionamiento (cosa que deberá solucionar el Ayuntamiento de Puerto Vallarta para recuperar estos espacios) y, desde su toma general de agua potable, le comenzaron a revender el vital líquido a los locatarios, quienes entregaban una cuota bimestral a la mesa directiva, es decir, a los representantes y o administradores de los condominios.
Se presume que algunos locatarios entregaban “moches” a funcionarios del Seapal en administraciones pasadas, para con esto evitar que les cobraran los consumos irregulares.
Desde luego, esto significó una grave irregularidad –cometida por los dueños de Marina del Rey y consentida por el Seapal durante muchos años--, ya que en vez de pedirle a cada locatario que pagara su incorporación y cada uno tuviera su toma de agua potable de forma individual, optaron por revenderles el agua… con su contrato doméstico.
Hoy que la crisis de agua les llegó al cuello tanto a condóminos como a locatarios, ya que el Seapal está dispuesto a cortarles el agua si no pagan la diferencia de los consumos existente, es decir el faltante entre un contrato doméstico y uno comercial, como deberían tener, han puesto el grito en el cielo.
LOS LOCATARIOS… ¿QUIÉNES SON?
En este contexto, es claro que el Seapal va a exigir que se paguen esos casi cinco millones de pesos para no cortar el agua a partir del día 15 de octubre, con lo que se verían afectados los dueños y arrendatarios de locales donde están restaurantes de muy buena clientela como Ocho Tostadas, El Torito, Brando’s Buenissimo gourmet restaurante, y tiendas y agencias como Ormos, Century 21, Bliss SpaWe Fit, Dobeerman, Tepoznieves y otros.
Ahora bien, ha trascendido que el Seapal utilizaría ese dinero para realizar una obra en las calles Proa y Quilla –justo debajo de Marina del Rey—para introducir un tubo desde el colector central y conectar el agua potable de forma individual a cada local con su respectivo contrato de consumo comercial, y que cada propietario de los inmuebles pague su debida incorporación al Sistema de Agua.
Sin embargo, se sabe que, si no pagan el adeudo, el Seapal no podrá aceptar la incorporación de estos locales al sistema.
Y esto no es todo, ya que a los condóminos se les vienen más problemas por el mal uso de las unidades de hospedaje, mientras que los locatarios están en la mira de la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnat) por presunto daño ambiental al subsuelo del municipio.
LAS TRAMPAS DE GRASA Y SU CONTAMINACIÓN AL SUBSUELO
También ha trascendido que los dueños, principalmente de restaurantes como Ocho Tostadas, El Torito y El Coleguita, contratan pipas, casi cada semana, para vaciar las trampas de grasa, pero para no pagar al Seapal, evitan trasladar el producto a la planta de tratamiento Norte II, y en el camino arrojan este líquido contaminante a la primera alcantarilla de drenaje que encuentran en alguna calle sola de Las Juntas, según una fuente informativa de este medio.
El problema del agua potable es uno, pero el del drenaje es otro, y sería muy prudente que los locatarios –que tienen ingresos millonarios como Ocho Tostadas—lleguen a un acuerdo con los vecinos del hotel y con las autoridades, antes de que se queden sin el vital líquido; o antes de que el drenaje reviente y se contamine esa área del fraccionamiento Marina Vallarta, donde además está la dársena de la marina.





