Las personas que recuerda mi mamá Pina Munguía que en ese entonces tenía 17 años, son mi tía Chelo Munguía de 13 años que iban con mi abuela Elodia García de Munguía Emma Bernal Torres (una niñita), su mamá Mariana Torres de Bernal, Bernardo Gradilla, Alfonso Siordia, su hija Cleta Siordia, Carmen Macedo Ponce, Chole Santana, Cuca Montes de Quintero, María Covarrubias de Villaseñor, Efigenia Hernández, Agapito Medina y otras personas de Ixtapa y otros pueblos de la cercanía que completaban 36 personas.
No concuerdan que día de mayo salieron, llevaban un brasero y utencilios amarrados atrás de la camioneta para sobrevivir el viaje, a doña Cuca Montes de Quintero que se bajaba muy afanosa para calentar la comida de todos en algunos pueblos le preguntaban que donde se iba a poner el circo.
Al fin llegaron a la ciudad de México. Mi mamá se tomó una foto frente a la Basílica y le reclamó al fotógrafo que estaba muy fea y le contesto: “señorita, la cámara no miente” (dicho que tenemos hasta hoy en la familia). En México se quedó Efigenia Hernández con su hermana Pomposa. Al regreso ocupó su lugar en Guadalajara el señor Donaciano Prado, encargado de Hacienda, que se había ido sin permiso de sus jefes a Guadalajara y aprovechó el asiento vacío de Efigenia para devolverse a Vallarta.
El siguiente es el relato de mi mamá:
“El regreso a Vallarta fue por un camino de un cerro que se llama La Tigrera y en una bajada de la carretera se quedó sin frenos la camioneta y se fue sin control al precipicio a medida que iba bajando aumentaba la velocidad, Agapito hizo todo lo que pudo y gritaba “nos matamos, nos matamos”, viendo el voladero a donde iba el carro y el problema para detenerlo el señor Donaciano Prado se aventó del carro y ahí se mató. Todos vimos que el carro iba en dos ruedas. Ante el voladero alguien grito, no recuerdo quien, “Virgen de Guadalupe, Virgen de Guadalupe”, era un grito con llanto, y en ese preciso momento, como si el carro lo hubieran detenido en el aire, se detuvo y quedo encajado en las piedras y arena del cerro.”
Se corrió la voz en Vallarta que se habían matado todos. Sacaron la camioneta tropical con toda la gente subida para no desbalancearla con un tractor hacia atrás, recogieron al señor Prado en agonía, “mi mamá Elodia había comprado un rebozo con mucho esfuerzo de los que le dicen de bolitas, color como tinto, y como no había vendas se los regalo para que le apretaran el estómago porque se oía y se veía como se le inflamaba. Y ahí murió. Mi tío Antonio (Güereña) mando carros para que nos trajeran.” (relato de mi mamá)
Emma Bernal Torres dice que el día que regresaron a Vallarta fue el 10 de junio de 1946.
A los meses Agapito Medina convocó a una “junta” para ver si querían entrar para el 12 de diciembre de 1946, en una peregrinación ese año se nombró como la Peregrinación de los Agradecidos. Entraron 35 personas. Entraron con un cuadro al óleo con la imagen de la camioneta en el barranco y la Virgen cuidándolos, que por muchos años permaneció colgado en la Parroquia de Guadalupe.
El señor Cura Parra inició ese año un Libro donde a cada persona que le hiciera un Favor la Virgen se anotara y entrara en la misma peregrinación, ahí se anotaban los nombres de la persona y el Favor recibido, por lo cual cambió su nombre a Los Favorecidos, y poco a poco se fueron uniendo más personas hasta lo que ahora es una Magna Peregrinación