Por principio de cuentas tenían que rechazar que trabajaran para la compañía cuya firma comercial es “Trascendencia Humana” e insistir cuando los cuestionaran que simplemente eran “estudiantes voluntarios” que por simpatía ayudaban al payaso a conseguir las rúbricas.
También les indicaron que por nada del mundo podían exhibir el gafete que todos ellos traían pero en forma oculta. Por disposición del IMSS, los trabajadores tenían que salir con dicha identificación, pero en la práctica la instrucción era que no fuera visible.
Para su labor de convencimiento, los recolectores tenían que sujetarse a un instructivo en el que se explicaba la dinámica de la operación.
Lo primero era pedir la firma de la IFE. Si el ciudadano aceptaba se leía la carta de Lagrimita. Pero si no aceptaba, también se le pedía permiso para leer la carta de parte de Lagrimita.
Si pese a la insistencia el ciudadano no acepta, se le agradece y se retira. Pero si después de la tarea acepta, se le toma la firma y luego la fotografía de la credencial de elector.
En el documento, se agrega lo que llaman un “speech” (sic) de recolecta de firmas. En la frase se saludaba, se identificaba el empleado pero aclaraba que era un estudiante y voluntario, “vengo de parte de Guillermo Cienfuegoz (sic), el payaso Lagrimita” para invitarlo a que sea el candidato para la presidencia de Guadalajara.
Explica que los partidos políticos han puesto muchas trabas para que los ciudadanos puedan ser candidatos independientes y tienen que juntar más de 24 mil firmas.
Y luego lanza la pregunta si gustaría ayudar a que Lagrimita sea candidato a la presidencia.
La carta
Parte medular en la labor de convencimiento que realizaban los jóvenes empleados, era la carta de Lagrimita.
En ésta, el payaso saluda con un “hola amiguito” aunque en realidad requería de firmas de mayores de edad.
Cuenta que de niño uno de sus sueños era ser payaso y lo logró. Luego dice que soñó con hacer una ciudad más feliz y por eso quiere ser presidente municipal de Guadalajara.
Señala que está convencido que su intención de ser alcalde puede ser tomada como una payasada, pero asegura que los políticos no han hecho más que burlarse de nosotros.
Lagrimita dice que los políticos siempre han hecho payasadas y ahora un payaso quiere hacer política.
Aclara que un payaso, como una (sic) ama de casa o un taxista, pueden gobernar mejor que “los rateros que nos gobiernan”.
Indica que tras su maquillaje está Guillermo Cienfuegos y que no está ningún partido político. Pide después el apoyo de la firma, promete gobernar con guante blanco y concluye con lo siguiente:
“Quiero ser presidente y cambiar Guadalajara junto contigo, para que así podamos tener una ciudad más feliz y llena de sonrisas”.
Los apuros
Los jóvenes contratados por Personal Temporal Administrativo, S.A. de C.V. para recabar las firmas para Lagrimita, se toparon con muchos problemas para conseguir los apoyos.
José, nombre ficticio de uno de los estudiantes contratados, cuenta que algunos recibían con simpatía la petición de la firma para el payaso Lagrimita pero otros acusaban que era el PRI el que estaba detrás de todo.
Pero los episodios de mayor riesgo fueron con gente del partido Movimiento Ciudadano. Dice que con frecuencia se topaban con coordinadores de este partido que operaban en determinadas colonias de Guadalajara y fueron episodios cercanos a la violencia. (Por Carlos Martínez Macías/www.paraleloveinte.com)