Hace poco más de un año pronosticaron casi de manera unánime que las matanzas entre federales y narcos disminuirían paulatinamente, a raíz del cambio de gobierno del Estado y la llegada de un Presidente cuyo más cercano maestro y guía conoce, entiende y confía en la promesa del lucrativo y todavía ilegal negocio de las drogas, particularmente la mariguana.
No se trataba ya de seguirles el sangriento “jueguito” de la “guerra contra el narco” a nuestros vecinos del norte; muchos lo sabíamos, el país no estaba o está para eso, sino para buscar recursos que permitan activar su economía, elevar la calidad de vida los mexicanos.
CAMBIO DE REGLAS
En el mundo globalizado que vivimos, los gringos nos lo han enseñado, todo es negocio y poder, y qué mejor que tener un Presidente guiado por alguien que conoce las reglas del juego, y éstas han cambiado; en México, particularmente las que rigen la producción, tráfico y consumo de narcóticos.
Así, contra su costumbre, la PGR sin aspavientos ni presentaciones espectaculares, dio a conocer la detención de Alberto Carrillo, a quien achaca el mando del Nuevo Cartel de Juárez, o “NCJ”; un verdadero “pez gordo” y la dependencia no sólo no “cacareó el huevo”, sino que guardó celosamente la información, que se generó el viernes temprano. La reveló hasta el lunes… y a cuentagotas.
Más extraña aun la versión oficial que fielmente reprodujeron medios de información de alcance nacional, asegurando que el hermano del fallecido “Señor de los Cielos” fue aprehendido tras un arduo trabajo de inteligencia, a bordo de un Grand Marquis, en cuya cajuela hallaron droga, un “cuerno de chivo” y menudencias. Vivía con una mujer en una casa de Bucerías, Nayarit, y no era custodiado por nadie, dicen.
DOS VERSIONES
La PGR no sitúa en su parte a los medios, la ubicación de la casa, pero Vallarta Uno tuvo oportunidad de indagar por su cuenta y recabó la versión de vecinos, taxistas, meseros y empleados turísticos que transitan la zona, quienes a pesar de un manifiesto temor a tener problemas, confiaron detalles de lo que pudieron ver y constatar.
Efectivamente, fue un operativo silencioso, efectuado por no más de 20 policías federales con uniforme negro, a bordo de tres vehículos, uno de ellos tipo Suburban sin pintura ni insignias, y los otros, pick ups doble cabina de la corporación.
Afirman que caminaba por Paseo Destiladeras, solo, confiado por la gran cantidad de gente que de manera inusual se encontraba en el área, debido a la realización de una exposición de autos compactos, que se celebraba en el portal del hotel Los Picos, cercano a los condominios donde presuntamente se ocultaba “Bety la Fea”.
Un mesero de conocido restaurante del centro de Bucerías reveló que los vecinos y “gente como yo” tenían conocimiento de que allí dormían “algunas gentes de la mafia”.
AMBAS LO CONFIRMAN
Cualquiera de los dos caminos, el de la captura con “inteligencia” y paciencia, o el de que pudieran saber dónde encontrarlo cuando quisieran, lleva a un hecho claro: Simplemente fueron por él, una vez que avanza el reacomodo de fuerzas mencionado en el principio.
Como si supiera que nada había por hacer, el heredero de Amado Carrillo Fuentes simplemente esperó una resolución, sin armas, sin gente armada… sin oponer la menor resistencia.
La estrategia del Gobierno Federal cambió y ya no se trata de enfrentarse con el narco a sangre y fuego, sino de negociar con “los malos” y al mismo tiempo, minar el inmenso poder que les confiere el increíble flujo de billetes producto de sus ventas.
Para el Estado es preferible concentrar sus fuerzas en enfrentar a delincuentes no organizados, y para los narcos, una salida decorosa del negocio es mejor a morir bajo la metralla del soldado, el marino o el federal, según debió entender Carrillo Fuentes, cuyo contrato –está visto- simplemente expiró.