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Jueves, 31 Agosto 2017 18:08

Surgen más indicios de “El Canitas” Avalos con la delincuencia organizada

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

A Oscar “el canitas” Avalos Bernal lo “invitó” un vecino suyo a dar una vuelta. Cuando la camioneta paró la marcha en el depósito de cerveza, frente al corral y rancho de Rafael “el orejón” Rodríguez Herrera, ya lo esperaba un conocido suyo. Era del clan que, hará cosa de unos 8 años, controlaba toda actividad atribuida a la denominada “delincuencia organizada” en la región, la costa y la sierra. Conocido y amigo del ex regidor, promotor de Ramón “el mochilas” Guerrero Martínez y presidente del ejido Las Palmas. Fue ahí en donde ocurrió la amenaza en contra del mochilista.

En Las Palmas es tema de dominio popular las andanzas de Oscar Avalos. Saben de su historial en Estados Unidos. También saben de sus vínculos con desconocidos que hace menos de una década se asentaron en la región. Que es propenso a negocios turbios, al dinero fácil, también los saben los palmeños. De sus hilos, sus negocios y las comisiones, con el representante legal de grupo Vidanta, Francisco de la Vega Álvarez, todo el pueblo lo sabe y lo platica. “El Canitas” parece ser el único en no saber que sus vecinos le tienen marcaje especial y saben de sus actividades y de sus “amigos”.

Semanas atrás, los vecinos del promotor del “mochilas” se preguntaron de dónde llegó ese ganado de registro que de la noche a la mañana “apareció”. Un “alguien” afirmó que procedía de uno o dos ranchos de la parte alta de Bahía de Banderas y hasta insinuó que eran vacas “faltantes” de ganado que escondía el gobernador Roberto Sandoval Castañeda y su ex fiscal Edgar Veytia. Las casi 200 vacas de Oscar Avalos podían ser de aquel lote que se ocultó por varias semanas en las tierras compradas por el grupo Vidanta en la zona conocida como El Higueral y “Vena del Sonoral”.

Ya antes consignamos en este espacio que, en las enormes parcelas adquiridas en la zona, “el plan” por el emporio hotelero de Daniel Chávez Morán, los vaqueros pudieron ver la presencia de Roberto Sandoval. Le gustaba cuidar personalmente sus vacas. Gracias a las buenas “atenciones”, a los privilegios más bien, que desde el gobierno del estado brindó al desarrollo turístico de Chávez Moran, o sea el Grupo Vidanta, le permitieron usar sus tierras –todavía de uso agrícola-- para esconder una temporadita el ganado que todos creen era parte de aquellas tres mil reses traídas desde Australia. Hoy, ya movieron esos animales, pero nadie sabe cuál fue su destino. Tampoco nadie acierta en decir si “el canitas” se quedó con parte de ese ganado.

RECLAMO AIRADO

Glotón insaciable que es, el meter mano a una parcela de un finado de Las Palmas le causó el airado reclamo de un “jefe de la plaza”. Ahí, casi frente a la tierra de su amigo Chivo Flores, se la cantaron. Primero le dijeron que ya lo traían de encargo. Y en efecto, son muchas metidas de pata los que ha hecho el activista enmochilado. Todo por ser un tragaldabas que no tiene llenadera.

Los vecinos de aquella comunidad apelan al sentido y olfato del buen vecino para sospechar hasta de las vacas que tiene en su corral. Hasta hace dos años, el hombre de todas las confianzas del “licenciado De la Vega” era Aarón Larios García, el hermano de aquel ex dirigente de la CNC, Julio Larios, candidato derrotado a la alcaldía por el PRI en julio del 2011 en Bahía de Banderas. Astuto y ladino para los negocios, a Francisco de la Vega le ayudaba acercarse a los Larios García de San Juan de Abajo, pues esta familia controla el ejido. Grupo Vidanta ya empujaba para comprar tantos cientos de hectáreas como fuera posible en las dos márgenes del río Ameca. Un día, Oscar Avalos supo del interés de De la Vega en comprar tierras a ejidatarios de Las Palmas y otros ejidos del lado de Puerto Vallarta. Olfateó que ahí había dinero… mucho dinero. Planeó metérsele hasta la cocina al representante de Vidanta y logró su cometido. Los amigos y trabajadores de Aarón Larios nos dicen que “el canas” no se cansó de “grillar” a Aarón. Al cabo de una ausencia de varias semanas, De la Vega Álvarez regresó y le informó al hermano de Julio Larios que ya no trabajaría con él y que le entregara la administración de las tierras. No eran parcelitas, ni cinco o diez hectáreas. Son varios cientos de hectáreas de Vidanta y sobre ellas puso ojo “el canas”. De eso hace menos de dos años. A partir de ahí, el dedo chiquito del representante de Vidanta pasó a ser “el canitas”. Por eso supo de las vacas de Sandoval que pasaron por varias semanas en El Higueral, en unas parcelas contiguas al lienzo charro Arena Vallarta, el coso propiedad del ex sindicó acá en Puerto Vallarta, Alfonso Bernal Romero. Un amigo de Las Palmas se atrevió a sugerir que a Sandoval le urgía deshacerse del ganado australiano, y de otras vacas que “el fiscal sicario” --Edgar Veytia-- le quitó al ex alcalde de Bahía de Banderas, Rafael Cervantes, y eludir lo pillen con bienes mal habidos.

De la mano de Francisco de la Vega y empleándose como comprador “comisionista” para el Grupo Vidanta, el desarrollo que tiene estrangulado al río Ameca en su desembocadura, ha acumulado una respetable fortuna. Aquellos dólares que se trajo de Estados Unidos, en actividades nada lícitas, es nada comparado con las ganancias de sus comisiones. De mucha valía ha sido para los intereses del grupo de Avalos Bernal la ayuda de un viejo conocido nuestro, el ganadero de Las Juntas, Antonio Arreola Pérez. Toño Arreola fue uno de los padrinos de Ramón Guerrero Martínez cuando se matrimonió con su secretaria, una guapa dama nativa de Las Palmas. Una de las fiestas de aquel contrato social se celebró en su rancho contiguo a las Juntas propiedad de los Arreola. El gran negocio de Toño ha sido por casi dos décadas la compra y venta de tierra. Compra  parcelas y las vende a Vidanta. En las inmediaciones de El Colorado y El Zancudo son incontables los veranos que pasaron por sus manos. Toño Arreola hizo pasar el coraje de su vida a Fernando González Corona cuando éste se enteró que una buena cantidad de los potreros aledaños a San Nicolás habían sido adquiridos por el señor de Las Juntas. Eran tiempos de David Cuevas alcalde y Toño era regidor. Se hizo de información privilegiada y conoció el proyecto de los campos de Golf Vista Vallarta y corrió a comprar tierras. González Corona quiso hacer lo mismo, pero ya hasta las lomas, propiedad de Rafa Montes Escopa, habían cambiado de dueño.

Un hijo de la ex regidora priista, la maestra Concesa Pelayo, también es un “asociado” de Oscar Avalos en los negocios de la tierra. “El machón”, como le dicen al hijo de “el indio” Contreras y la maestra Concesa, es el dueño del restaurante Las Cazuelas, que se localiza a orillas de la carretera a Las Palmas. Sembraba su parcela de diez hectáreas y fue uno de los primeros en vender a De la Vega y después se dedicó a persuadir a otros ejidatarios a vender sus tierras. En eso ayuda al “sheriff” de Las Palmas.

Los amigos de Oscar Avalos han intentado defenderlo. No se puede. Deberían ir con él y orientarlo a que deje atrás su voracidad y eluda meterse en problemas. Que sea mejor persona y seleccione a sus amigos. Que se muestre como buen vecino y ofrezca la mano a sus paisanos. Pero hace todo lo contrario. No se conforma con su fortuna, la que ya tiene bien o mal habida, y ambiciona lo ajeno. Así, pues no se puede. ¡Ha, y es cierto!, sépanlo todos que la tiene cantada. Que no se pase de vivo.

REVOLCADERO

Nos enteramos apenas pasado el suceso unas horas. Como dicen en el rancho, estaba calientito el asunto. Hasta las oficinas del Corporativo Tafer, allá en la parte alta del desarrollo Garza Blanca, solo debajo de lo que llaman Hotel Monsai, llegaron varios agentes federales. Fueron por un ejecutivo del corporativo de Villa Group, las empresas del hotelero y ex alcalde panista, Fernando González Corona. Un amigo del autor pudo ser testigo de lo que les pareció raro. Les sorprendió, primero, que con lujos de facilidades los estrictos y celosos agentes de seguridad permitieran el ingreso de un grupo de personas armadas, agentes federales. “Se identificaron como agentes federales” explicarían luego a sus superiores. En cuestión de minutos entraron a las oficinas de “Tania y Fernando” y salieron con al menos un detenido. “Se llevaron a un pez gordo” nos reportaron el mismo día. Los empleados, al menos nuestros amigos, creen que habrá más detenidos. Sus patrones se han escondido. Sospechan de evasión de impuestos. A González Corona le gusta trabajar con empresas Outsourcing, mundialmente famosas como “pagadoras”. Rastrean las empresas del magnate de los tiempos compartidos desde Los Cabos, en donde ha sido detenido un pez gordo del negocio de las pagadoras.****** Nuestros amigos y paisanos en Tepic tienen miedo. En la capital del vecino estado ya sufren el infierno que atrapó a muchas familias. Las balaceras están a la orden del día. Hay registros de hasta 12 ejecutados en un solo día. Clamen a gritos por la seguridad a la cual el gobierno del estado, también el municipio y la federación, está obligados a proveer a la población en general. El mandatario Roberto Sandoval Castañeda simple y sencillamente permanece escondido. Esa es la seguridad que ofrece a sus gobernados, a los que les avisó cuando fue detenido su compadre Edgar Veytia quien fue encarcelado en Estados Unidos, que personalmente él se haría cargo de la seguridad. El estado como institución se cae a pedazos. Las calles han sido tomadas por pistoleros que se agarran a balazos en cualquier calle de Tepic. Pero también el gobierno federal ha dejado en total desamparo a los habitantes de Tepic. El horror y el terror priva en todos los hogares. Temen que, cuando se les agoten las armas, los cartuchos, los “tiros” como dicen los paisanos, y les urja dinero para pagar a los pistoleros, volteen al pueblo, los secuestren y les quiten el poco dinero que con trabajo y esfuerzo de muchos años han podido hacer. De las cifras de ejecutados, no sacar sumas. De los levantados, tampoco; hay conteo, pero por cada muerto se cuentan al menos tres desaparecidos. Lo trágico es que ni siquiera los diputados locales ni federales, ningún político, levantan la voz, denuncien y demanden la intervención de las fuerzas armadas de la federación. El grito es desgarrador desde Tecuala y Acaponeta, hasta Ixtlán del Río y Bahía de Banderas: ¿Por qué el desamparo?

 

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