El ruletero no quiso reflexionar en que su tarifa estaba muy alta porque el viaje fue sólo de unas cuantas cuadras, y se puso grosero con el pasaje, por lo que al final se salió con la suya, y les quitó los 130 pesos a los pasajeros.
Sin nadie que pudiera ayudarlos, el taxista todavía los ofendió y como siempre sucede, los amenazó con llamar a la policía si no accedían a pagar lo que a su juicio “era lo justo”.
Por este tipo de taxistas que pertenecen a algún sindicato, los amarillos han perdido cientos de clientes, quienes prefieren a los UBER por ser más baratos, amables y conscientes a la hora de cobrar, comentaron los afectados.