Mientras Mirtha Villalvazo hacía hasta lo imposible por sortear la crisis política y judicial que le provocaron las denuncias que le interpusieron desde el gobierno del Estado, Lía Castro y su cuasi delincuente amigo Gabriel Salcedo, comenzaron a armar el plan maestro para tomar como botín el Ayuntamiento; y que consistía en hacer cualquier cantidad de negocios que les dejaran millonarias utilidades y resolvieran su situación económica por el resto de sus días.
LOS CETES
Por algo, el nuevo alcalde, Héctor Santana, está muy molesto, ya que se está investigando a fondo si estos dos pillos (la dupla Lía Castro-Gaby Salcedo) comprometieron 30 millones de pesos del organismo operador de agua potable, el OROMAPAS, al invertirlos en Certificados de la Tesorería (CETES) sin el aval del cabildo, ni mucho menos con el visto bueno del Congreso del Estado. O si el dinero se lo “jinetearon” para quedarse con los rendimientos que se obtienen al invertir en estos instrumentos financieros.
El saqueo a las arcas municipales fue tan grave y profundo por parte de Gabriel Salcedo Angulo al fungir como tesorero de Lía Castro, que se gastaron alrededor de 900 millones de pesos que Mirtha Villalvazo dejó a la administración, dejaron las arcas vacías y hasta el papel de baño se llevaron.
El robo al presupuesto se puede observar en obras de mala calidad, entregadas a medias o a las que simplemente se les dio el banderazo para que la señora presidente posara para la foto con sus mejores vestidos, pero de cuyos trabajos aseguraron haber pagado varios millones de pesos en sus boletines de prensa.
LA CLOACA
Bajo este escenario, no debemos perder de vista el trabajo que está realizando el equipo de Héctor Santana para verificar en qué se gastaron el dinero, ya que es arduo, meticuloso, visto con lupa. Y ya ha arrojado las primeras evidencias de compras a sobreprecio –en algunos casos hasta del 700 por ciento más de su valor—y de cómo engañaron a constructores con un pago que nunca llegó, toda vez que solo les entregaron a algunos el 10 por ciento de lo que les debían.
Pero la corrupción de Lía Castro-Gaby Salcedo no se podrá ocultar por mucho tiempo, en virtud de que hay casos notorios como el de la compra de palmeras que pusieron en el nuevo boulevard rumbo a la Cruz de Huancaxtle y que parece que las adquirieron en un vivero de tercera o con algún proveedor que las consiguió donde fuera, a cambio de una jugosa comisión, ya que se están secando, pero las pagaron en una importante cantidad de dinero público.
Y esto no es todo, ya que para tener felices y en la bolsa a alrededor de 80 medios de comunicación (no sabemos de dónde salieron tantos) y guardaran silencio ante el saqueo, les pagaron una millonada por todo el mes de septiembre. En otras palabras, les adelantaron el pago de sus contratos, cuando éstos se vencían el 15 de septiembre, por lo que prácticamente les “regalaron” 15 días sin tener el respaldo de la publicación de boletines, gacetillas y anuncios (banners para las páginas de Internet) del XI Ayuntamiento.
Así las cosas, podemos observar que Gaby Salcedo y Lía Castro son una pareja de amigos que están sumamente felices con el dinero mal habido, al grado de que el ex tesorero ya construye su tercer edificio de 80 departamentos en un lugar exclusivo de Puerto Vallarta.
Pero la dupla de Ali Babá y sus 38 ladrones piensan que el saqueo va a quedar impune y que nunca los va a alcanzar la justicia (ilusos), por lo que incluso ya buscan cobijo en el próximo Ayuntamiento de Puerto Vallarta que va a presidir Luis Ernesto Munguía González a partir del 01 de octubre.
Lo que hace la corrupción, pues Gaby Salcedo, de ser un árbitro frustrado de fútbol en las populares canchas deportivas de Las Juntas –en tiempos en que todavía traía hambres atrasadas--, ahora es un “despreocupado” empresario que, presume y desliza a quien lo quiera escuchar, que no le importa si Luis Munguía le da chamba o no, que él, con lo que ya tiene, se va a retirar de la política.