De acuerdo con información policiaca, el señor estaba consumiendo bebidas alcohólicas –una apetitosa y poderosa caguama mega—junto con un amigo, y de pronto entró a la tienda de conveniencia para comprar algo con una tarjeta de Coppel, pero se sintió mal y un empleado lo ayudó para sacarlo y sentarlo en una banca, pero afuera se desplomó y falleció, al parecer de un infarto por la congestión alcohólica que traía.
Esta vez, no alcanzó a curarse la cruda y ni la ballena que estaba tomando pudo salvarle la vida.