Boca de Tomates es la zona más inestable de la bahía, con una dinámica particular que ocasiona que la playa se extienda hasta más de cien metros o bien, que se reduzca a una escasa distancia del manglar, como ocurre en la actualidad.
Así lo revela un estudio realizado en el año 2005 por investigadores del Centro Universitario de la Costa (CUCosta), enfocado en conocer la dinámica de las playas de la Bahía de Banderas desde la terminal marítima hasta la desembocadura del río Ameca.
El oceanólogo y profesor investigador del CUCosta, doctor Amílcar Levi Cupul Magaña, precisó que pese a dicho comportamiento la zona federal no se pierde ni queda bajo el agua, sino que se recorre hacia atrás y es responsabilidad de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) delimitar el área.
Dicho estudio logró identificar a la zona del estero Boca Negra, en la desembocadura del río Ameca, como una de las más inestables en la región; es decir, que pierde o gana más superficie de playa dependiendo de la temporada del año.
Los procesos naturales que ocurren en el sitio, las características del litoral y el ancho de la playa, así como la acción del hombre debido a la construcción de espigones por parte de desarrolladores turísticos, fueron otros factores considerados en el estudio.
“Después de un año de trabajo establecimos el patrón de circulación de la arena en la costa. La fuente principal de sedimentos, que es el río Ameca, es la que está trayendo el material que se distribuye a lo largo de las playas de Bahía de Banderas, pero principalmente en ese sitio”, explicó Cupul Magaña, doctor en Ciencias Biológicas y Agropecuarias.
Otro factor importante en la pérdida de la extensión de la playa, de acuerdo al investigador universitario, tiene que ver con la elevación del nivel del mar.
En los años en que se presenta el fenómeno “El Niño” -como en el actual- la influencia de los vientos del noreste empuja la superficie del océano hacia el Pacífico Central, haciendo que el nivel del mar disminuya entre diez y veinte centímetros.
“En una condición ‘Niño’ estos vientos dejan de soplar. Entonces toda esa agua que estaba recorrida se regresa hacia nuestra costa, elevando el nivel del mar esos veinte centímetros por encima del nivel promedio. Eso provoca que tengas un mayor alcance tierra adentro; sobre todo, en las partes bajas”, informó el investigador.
Cabe señalar que este fenómeno se presenta sólo en ciertas temporadas. De allí que en ocasiones el mar se “trague” la desembocadura del río Ameca y, por ende, se registre una mayor pérdida de la playa por motivos de erosión natural. Al contrario, cuando pasan las tormentas y baja el sedimento, esta es una de las zonas donde más crece la playa, finalizó. //