La versión que tienen los condóminos de “Costa Sol” es que el hotel va a ser demolido y si esto ocurre, van a afectar seriamente a todos los departamentos con ruido, escombro, basura y polvo, por lo que piden al Ayuntamiento que intervenga para obligar a encargados de la obra a tomar precauciones o de lo contrario clausurar los trabajos.
En un recorrido realizado por VALLARTA UNO, se pudo constatar que la distancia que separa al hotel con el jardín de los departamentos “Costa Sol” es de apenas un metro y de unos tres metros con los condominios más cercanos al viejo edificio.
También pudimos percatarnos de la presencia de albañiles que están limpiando los cuartos de los pisos más altos del inmueble, y desde ahí se arrojan escombros, basura y polvo.
Por la mañana del jueves, comentó la residente Coco Torres, aventaron mucho escombro desde arriba y algunos pedazos cayeron al jardín, por lo que llamó a Reglamentos Municipales y a la Dirección de Planeación del Ayuntamiento, pero no le hicieron caso, ya que los trabajos continúan.
Los vecinos temen que el edificio vaya a ser demolido y que nadie haga nada para obligar a los encargados a tomar las medidas necesarias para evitar dañar la propiedad contigua, incluso, los dueños del restaurante “El Mero” también están preocupados de que esto vaya a pasar, es decir, la demolición del hotel con maquinaria pesada, tal y como se hizo con el otro hotel Moranda, el que estaba a un lado del hotel Sheraton.
La diferencia, comentan, es que allá en el Sheraton no había casas, negocios o departamentos aledaños, y aquí en el Coco Club si hay vecinos como los de “Costa Sol”, que serían los primeros afectados si tumban el edificio.
Los vecinos se están organizando para exigirle a la autoridad municipal que intervenga cuanto antes.
Este hotel perteneció al empresario Arturo Altamirano Shehab, pero por problemas financieros con Bancomer el inmueble fue embargado y ha permanecido muchos años como un edificio abandonado, lo que dio pie a que algunas personas se metieran a los cuartos para vivir y vándalos y malvivientes entraran a toda hora para grafitear las paredes.
Recientemente, por una orden judicial, fueron desalojados los “paracaidistas” que ahí vivían y se contrató a la empresa Sepepsa para cuidar con policías privados el lugar.
Al parecer una empresa hotelera compró los inmuebles y va a construir nuevos establecimientos de hospedaje.