A la víspera de la elección, la alianza Mochilista con Ponce Ibarría sigue siendo negada por unos pocos, pero aceptada por la mayoría. Se acabaron los argumentos para los extremistas y acabaron desnudos.
Pero caray, no es nada deleznable que en política se establezcan pactos y alianzas. Los seguidores de Ponce Ibarría quieren los votos, pero reniegan de la marca “Mochilas”. Sin embargo, la alianza existe y ya nadie está en condiciones de negarla. Ese fue el punto de arranque de una breve campaña que resulta desastrosa para el Partido Acción Nacional. Los radicales del panismo afilaron machetes y blandieron lo más rústico de su arsenal, todo al estilo cavernario, sin pensar en las consecuencias, pero sobre todo, sin la menor inteligencia como para advertir que mucho daño le ocasionarían a su partido.
Dicen que los extremos nunca son buenos y los dos polos chocaron y echaron lumbre. El villano favorito fue el ingeniero Antonio Escobedo Pulido. Los y las seguidores de Olivia Pérez lo hicieron enojar todos los días. No le dieron tregua y él debía salir a defender la honorabilidad de Ricardo Ponce y del grupo. Siempre negó la alianza con los mochilistas, odiados por él, y al final apechugó. Idalia de León y Cristina Uribe se encargaron de sacarlo de sus cabales. Como “El Pirata”, Escobedo presumió siempre decir la verdad, ser hombre y profesionista honesto y honorable, ofendió la dignidad de las damas y apeló a la historia, las damas le tomaron la palabra. Le recordaron el pecadillo de uno de sus hermanos, cesado vergonzosamente cuando lo pillaron en un desvío de dinero en la nómina municipal, aquello en la administración panista 1995-1995.
Un envalentonado Escobedo Pulido sacó a relucir aspectos del pasado de seguidores de Olivia Pérez, pero puntual, le dijeron. Dejaron una pregunta en el aire: ¿A quién corrió Pedro Ruiz Higuera (administración 2000-2003), y por qué, de Obras Públicas? La maliciosa pregunta encueró al inmaculado ingeniero. Pedro Ruiz Higuera nombró a Antonio Escobedo, director de Obras Públicas Municipales pero a las primeras auditorías técnicas se detectaron diversas irregularidades. El contralor en ese entonces, Arturo Gradilla Ulloa nada escondió y puso sobre aviso al alcalde. Pedro Ruiz ordenó correr a Escobedo Pulido de la chamba. No le aprobó inflar costos, obras de mala calidad, ni tampoco asignar obras a los amigos de Escobedo. La historia lo consigna. “Niégalo”, retaron al ingeniero… que mejor guardó silencio.
Pero a Escobedo Pulido también le sacaron un muertito de su closet. Aquella lúgubre historia del extraño fallecimiento de Guillermo Gómez cuando encabezó el operativo para quitarle un puesto semifijo frente a la casa de la familia Gómez Pérez. Los hijos del empresario juraron tomar venganza y por un tiempo el ingeniero Escobedo se ausentó de la ciudad.
Bien dicen que en una campaña se conocen a las personas. Hubo oportunidad de conocer panistas seguidores de doña Olivia y por frente del ingeniero. Pero éste fracasó en su misión. Cometió el error de recurrir a las mentiras y le quemó las naves a su candidato. A horas de la asamblea municipal del PAN, nadie cree en sus dichos y es más el daño que ocasionan a su candidato.
Es respetable la definición de los panistas por uno u otro candidato. Lo inaceptable es que se dejen ganar la pasión y, en una tonta desesperación, asumen posiciones que lastiman y agravian al hermano de partido. No es la primera ocasión que el panismo navega por estas aguas y, eso es lo grave, estamos en condiciones de reafirmar que el resultado será el mismo. El PAN seguirá siendo un partido quebrado, desunido y dividido.
Lo curioso es la existencia de una descoordinación entre los operadores de Ponce Ibarría. Los comisionados para esa tarea se interesaron por hacer público el pacto y los otros, Escobedo Pulido por ejemplo, debían salir a negarlo. Cuando nos confiaron que “vamos a sentar a Carlitos” para fortalecer a Ponce tampoco lo creyeron. Mejor aplaudieron la reculada y el discurso del hijo del profe Carlos Murguía.
Un punto que reafirma que en la política, en este caso en el panismo vallartense, nada ha cambiado tiene que ver con la queja sabida en la última semana. Por lo menos dos familias han confesado públicamente recibir presiones desde las esferas del gobierno municipal para que voten por el Ricky Ponce. La nómina manda e influye en cualquier elección y acá no es la excepción.
Aunque no lo crean los panistas, para nosotros lo de menos es que gane el Ricky o doña Olivia. Al fin y al cabo ese es problema y dilema de los militantes. Ellos pagaron las consecuencias de aquella guerra librada por Humberto Muñoz y Ramón Guerrero. La campaña interna para elegir candidato, transcurrió más o menos en idénticas circunstancias. Se advirtió, al menos el autor, que iban al precipicio y nadie reaccionó para llamar a la cordura y al respeto. En la elección interna, ganó Muñoz Vargas con unos cuantos votos. Los mochilistas denunciaron el cochinero y desconocieron el resultado. Se fueron al Movimiento Ciudadano y en la elección constitucional Guerrero Martínez derrotó a un Muñoz Vargas que con su PAN se fue al tercer lugar
En su momento, también en este espacio, consignamos que los polos enfrentados, Muñoz Vargas y Ramón Guerrero, van en una alianza de facto, los dos apoyando el proyecto de Ricardo Ponce. Lo negó púbicamente y eso cabe dentro de la reglas de la naturalidad de la política mexicana. Pero no creemos halla sido un discurso mentiroso el de Muñoz Vargas al negar una alianza en la que él tenga participación. Lo reiteramos, dijimos tratarse de una alianza de facto y si eso es, lo es al margen de la formalidad, inclusive separada de las reglas de la formalidad. Es muy probable que Muñoz Vargas no lo sepa y nunca fue enterado. Los operadores de Ramón Guerrero y de Ricardo Ponce no tienen por qué pedirle permiso, ni están obligados. Ponce Ibarría pertenece al grupo del finado Chema Ibarría, hermano de su madre Pina, que junto a Antonio Canales García, es legítima heredera del poder del grupo. Es más, Beto Muñoz, en el eventual caso que esté enterado del acuerdo, no daría marcha atrás en dar el voto comprometido. Comparte más afinidades con quienes apoyan a Olivia Pérez, donde destaca el diputado local Juan José Pérez, curiosamente su aliado en las batallas contra Ramón Guerrero.
Entonces, este domingo primero de diciembre, los panistas estrenarán nueva dirigencia. Al frente de su CDM estará una mujer o un hombre. El gran reto es el compromiso de aceptar, más allá del resultado, al elegido. Escuchamos y leímos de la militancia en las últimas semanas empeñar su palabra. Sin embargo, son entes raros quienes desde la militancia partidista honran su palabra. Y bueno, alineados a los dos principales candidatos, destacan personajes que caben en el supuesto de las honras y deshonras.
REVOLCADERO
Por Ixtapa consultamos a nuestros amigos del PAN y nos confiaron que ellos son “dos o trece” y que solo existe un militante que como buen vecino y con toda confianza les dijo irá a votar por Ricardo Ponce. A excepción de uno, todos apoyan a Olivia Pérez, tales como Víctor Martínez Oronia, su esposa Fabiola, sus hijas y Martina Palacios. Ese único voto amarrado por el Ricky es el de Concepción Fregoso. Lástima que Concha es la única de los Fregoso que se reafilió, pues Chicho y Rodrigo, ya no son panistas. Con el Chive, el Ricky tendría otro voto pero, pero. Y si nos vamos al Ranchito, pues allá, los hermanos Arias, Nazario, Martiniano y Chayo, también se reportan estar listos para ir al salón del Holiday Inn y darle el voto a doña Olivia. Clemente Robles y esposa van con Ricky.****** A propósito de honras y deshonras, de corruptos y honestos, la ex candidata presidencial panista, Josefina Vázquez Mota tiene sorprendido al panismo. En un mea culpa, nada de exabrupto, la elegante dama afirmó que el PAN es igual de corrupto que el PRI. Conste, lo dijo en estos días que Josefina anda en campaña por la presidencia nacional del partido. Lo escribió en su blog y de ahí nos permitimos refritear el siguiente párrafo: “Los priistas no cambiaron: son los mismos. Pero cuando nos vemos hacia adentro, los panistas no podemos ignorar una realidad que lastima y que nos ha provocado pérdidas electorales, pérdida de credibilidad y de confianza, pérdidas de militantes que no se reafiliaron por decepción y hartazgo. Tenemos que reconocer que nosotros sí cambiamos: dejamos de ser el partido de la ética y la seriedad y comenzamos a emular al partido de siempre, ese que jamás cambiará”. Escribió también que la corrupción, el poder e intereses de grupos se impusieron a los principios. Invitó a la militancia a ser una oposición firme y sin complicidades, dejar atrás las venganzas, el encono y la autodestrucción. Y el pero: “que salgan los corruptos del PAN”. ****** Que éste lunes dos de diciembre viene el hombre fuerte del Movimiento Ciudadano, Enrique Alfaro Ramírez. Aunque nos aclararon que no esta confirmada la visita del ex candidato a gobernador del MC, amo y señor del partido que postuló a Ramón Guerrero y que por ellos es el alcalde, Alfaro viene a Vallarta para ya cerrar las consultas internas y ordenar quién será el dirigente del MC en el municipio. Antes, ordenó adelantarse a Juan Enrique Ibarra Pedroza, el operador de mayor confianza para planchar los acuerdos. Si se cancela el viaje, entonces Ibarra Pedroza no hizo su chamba. Aunque el miércoles, el menudito de Tototlán, se pasó varias horas despachando en el privado del alcalde. Les podemos adelantar que Jaime Castillo Copado, está o estaba en la pelea pero en Guadalajara tienen muchas dudas de su capacidad y liderazgo.*****