Asimismo, la Novena Sala del STJE –integrada por los magistrados Lucia Padilla Hernández, Verónica Elizabeth Ucarranza Sánchez y Felipe Sánchez Montes de Oca, además del secretario de acuerdos, José Ignacio Sahagún Guerrero— absolvió a los demandados de todas las prestaciones que le fueron reclamadas por su contraparte, lo cual incluye la desocupación y entrega de dicho inmueble, en el procedimiento del juicio civil sumario 660/2018 que promovió Guadalupe Humberto Esparza Flores.
Hay que recordar Humberto Esparza demandó la rescisión de un contrato de arrendamiento inicial, cuando posteriormente celebró un contrato de promesa de compraventa con Alexander James Andriadis Killen y Diego Agustín Bedini, lo que dejó inexistente el arrendamiento, pero la juez Saracco emitió sentencia en contra de ellos y afectó así sus intereses, en virtud de que ellos ya habían invertido mucho dinero en construcciones y remodelaciones para operar el hotel Guirnalda, debido precisamente a esa promesa de compra-venta del inmueble.
EL DESPOJO
Fue a través de un juicio plagado de irregularidades y totalmente parcial llevado por la juez García Saracco, que se desconoció dicho contrato de promesa de compraventa, para desposeer de más de la mitad del terreno y finca ubicada en el número 359 de la calle Aquiles Serdán de este puerto, a Andriadis Killen y Diego A. Bedini, lo cual sucedió el pasado el pasado 04 de octubre, cuando se presentó el secretario del juzgado cuarto –acompañado de policías municipales— para romper cerraduras y tratar de destruir mobiliario, como aires acondicionados y generadores, aunque al final el secretario ordenó que dejaran estos últimos.
Sin embargo, desde el 13 de febrero, la Novena Sala del STJE le dio palo a la sentencia de la Juez Saracco y ordenó reponer el procedimiento al revocar la sentencia del 13 de marzo del 2019, por lo que ahora la razón les fue otorgada a los señores Killen y Bedini, quienes son dueños, no arrendatarios, y que fueron despojados de la posesión.
Por ello, en el juicio deberán continuar restituyendo a los señores Killen y Bedini la posesión que les fue privada; y antes de esa entrega, nadie debe alterar la finca señalada en el contrato de promesa de compraventa, ni mucho menos utilizarla.
La Novena Sala estudió con profundidad la sentencia de Yadira Leticia García Saracco, y determinó como procedentes las defensas opuestas por estos ciudadanos Andriadis Killen y Diego A. Bedini y consideró que el arrendamiento ya no existía, ya que de ser inquilinos se convirtieron en propietarios y la falta de estudio de pruebas provocó el lanzamiento como inquilinos del hotel del que son dueños.
Así las cosas, Guadalupe Humberto Esparza Flores, otrora dueño del famoso restaurante LeBistro junto con su hermano Roberto, deberá restituir la posesión a los señores Killen y Bedini como en estos momentos ha resuelto el Tribunal superior del Estado de Jalisco.
A RÍO REVUELTO…
Pero como en estos momentos no están trabajando los jueces, y aun y cuando fueron notificados de que actualmente existe una resolución que no les da la razón, personeros de Humberto Esparza han aprovechado para realizar modificaciones al hotel.
De hecho, el abogado de Guadalupe Humberto Esparza Flores, Eduardo Diez de Bonilla (en la fotografía a la derecha) --acompañado siempre de su amigo sentimental Gastón Bouvier--, al enterarse de que el STJE revocó la sentencia, aprovechó la ausencia de juzgados y a que la policía municipal y la fiscalía regional sólo atienden emergencias por la epidemia del COVID-19, para meterse al área despojada y agilizar trabajos de remodelación y construcción, en un claro desafío a las autoridades.
Para asegurar la “posesión”, metieron a la finca un sujeto conocido como Nicolás Dussel (aparece abajo en la fotografía), quien ya se encuentra dentro del otro 50 por ciento de lo que es el hotel Guirnalda, prestándose quizá a una ilegalidad.
Todo lo anterior, con el agravante de que los trabajadores que contrató el sedicente abogado Eduardo Diez de Bonilla, al parecer tienen órdenes de ser agresivos y groseros con los empleados del hotel, pues desde la semana pasada no hay día en que no le griten palabras altisonantes sobre todo a las mujeres que trabajan en el establecimiento de hospedaje.
La palabra ¡putas! es una constante en el vocabulario que utilizan los trabajadores de Diez de Bonilla para tratar de amedrentar al personal de Guirnaldas del Río, pero no hay nadie que intervenga para frenar estas agresiones, ya que a la policía municipal parece no interesarle.
