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Jueves, 20 Agosto 2020 01:39

Coordinadora y Director de la “Universidad Continental” se confabulan para defraudar a decenas de alumnos de Vallarta

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Por Jorge Olmos Contreras

Directivos de la sedicente Universidad Continental, con domicilio en Boulevard Nayarit Numero 1B, 63732 en Jarretaderas, pero ya en Nuevo Vallarta, habrían defraudado a decenas de alumnos que se inscribieron en la materia de “lenguas extranjeras” y a quienes cobraron, en tres cuatrimestres, más de 500 mil pesos, sin contar con personal administrativo adecuado ni personal docente que defendiera a los educandos de los abusos que cometían en su contra los encargados del manejo de esta escuela.

Por el contrario, parecía que todos estaban confabulados para permitir que la coordinadora del plantel, Citlali Elizabeth Copado Carrillo (en la foto a la derecha) aplicara un trato autoritario y prepotente en contra del alumnado, además de exigirles pagos mensuales sin demora, dinero para uniformes, inscripción y compra de libros que muchas veces no eran necesarios o serían utilizados en otro cuatrimestre.

En lo que parece ser un negocio redondo, los directivos de dicha escuela exigían a los alumnos comprar libros de inglés y francés directamente ahí, en el plantel, y no en otro lugar, a un costo de mil 800 pesos por cada estudiante.

Si un alumno se atrasaba cinco días con su pago mensual en alguno de los cuatrimestres inscritos, los obligaban a pagar un 15 por ciento más; y si tardaban 10 días, la cuota subía al 20 por ciento y así sucesivamente.

LOS AFECTADOS

 

Fueron 24 alumnos aproximadamente los afectados por esta universidad –que de alguna manera podría estar ligada a la Universidad Vizcaya de Puerto Vallarta, pues es el director, Roberto Martínez González dirige ambas instituciones privadas--, a quienes les cobraron mil 850 pesos por cuatrimestre, es decir, 44 mil 400 pesos por todos, aunque algunos solo pagaron dos o más cuatrimestres.

Sin embargo, y suponiendo que todos pagaron los tres cuatrimestres, la suma total que nos daría es de 532 mil 800 pesos que desembolsaron estos alumnos por una educación deficiente y unos directivos administrativos voraces y groseros.

Pero no solo eso, también pagaron mil pesos por inscripción, es decir, 24 mil pesos por los 24 alumnos; además, 300 pesos por uniforme que ahí mismo les vendieron, o sea siete mil 200 pesos por todos. Y por si esto fuera poco, también exigían mil pesos a cada alumno al iniciar el cuatrimestre, lo que suma 24 mil pesos en cada cuatrimestre; y si fueron tres cuatrimestres, la suma total da 72 mil pesos que estos directivos se habrían echado a la bolsa.

Así las cosas, en 12 meses, los encargados de la llamada Universidad Continental habrían obtenido un total de 635 mil 200 pesos libres de polvo y paja por un grupo de 24 alumnos divididos en varios salones, sin contar los mil 800 pesos por la compra de libros (43 mil 200 pesos por cada cuatrimestre, que por tres cuatrimestres da un total de 129 mil 600 pesos).

El total, total que les sacaron a estos muchachos y a sus padres podría ascender a la nada despreciable cantidad de 764 mil 800 pesos.

CLASES POR WHATSAPP

Lo peor es que al iniciar la pandemia por el covid-19 y no haber clases presenciales, estos directivos decidieron impartir clases en línea para que “los alumnos no perdieran sus estudios”, pero fueron tan descuidados, que optaron por darlas a través de grupos de WhatsApp y esto a nadie le gustó, pero la coordinadora, Citlali Elizabeth Copado Carrillo lo impuso a fuerzas y como una maestra tampoco estuvo de acuerdo en realizar clases por esta vía, fue despedida injustamente por esta prepotente y grosera directiva que, siempre es solapada por el director Roberto Martínez González, de quien además es íntima amiga, señalan algunos alumnos afectados.

Por esta imposición, los jóvenes se quejaron con la encargada de Vinculación de dicho centro universitario, Iliana Margarita López Guerrero, pero nunca les dio respuesta; por el contrario, se lavó las manos y despidió a la profesora que protestó por dar clases por WhatsApp, al comentar que “solo seguía indicaciones”.

CRUELA DE VIL

La gota que derramó el vaso ante tantos abusos en contra de los alumnos fue el comportamiento de la coordinadora académica, Citlali Elizabeth Copado Carrillo, quien trataba de manera insultante a los estudiantes con frases como que se apuraran “porque tengo cosas más importantes qué hacer”. Nunca se molestó por presentar sus credenciales, como tener alguna licenciatura o educación superior para poder llevar a cabo dicho puesto en el plantel.

Sin embargo, ella fue la que exigía dinero a los jóvenes, como comprar libros el día que ella los pedía, al grado de –según ella-- pedir libros por error y obligar a que compraran otros “porque ya estaban usados”. Los alumnos reclamaron y desde ese momento comenzó a acosarlos, a maltratarlos y hasta a comentar que ella mejor se iba a regresar a la Universidad Vizcaya “porque allá nunca se quejan del dinero como aquí”.

En esta Universidad Continental que pareciera “patito”, algunos maestros si son competentes, profesionales, pero otros de plano no –comentan alumnos-- pierden el tiempo y ponen actividades como recortar, pegar y colorear; como si fueran niños de kínder y no estudiantes de licenciatura.

¿Pero sabe usted quién avala los planes de estudios?...

Adivinó usted, pues la mismísima coordinadora, solapada por el director Martínez, quien además quiso imponer su propia ley al decirle a los alumnos que la mensualidad había subido de mil 850 pesos a dos mil 050 pesos, a lo que todos se opusieron y en esta ocasión, por fortuna, intervino la rectora, Gabriela Rodríguez para –por escrito—señalar que por este año no se cobrara dicho aumento, sino hasta el que viene.

BAJA MASIVA Y LA BURLA DE CITLALI

Con todo esto, no fue un salón, sino tres completos de diferentes licenciaturas, los que se dieron de baja ante la precaria educación recibida, ya que todos estuvieron de acuerdo en que pagaban mucho dinero por un plan de estudios y administrativos que no lo justificaban.

Para los estudiantes, lo peor estaba por venir, ya que después de cuatro meses de insistir en que les entregaran sus documentos por haber cursado la licenciatura (les habían dicho que ellos, los directivos les llamaban y nunca lo hicieron), y hasta apenas hace unos días se los dieron; pero a cambio de que ellos escribieran en una hoja de papel el por qué se habían dado de baja. Casi todos pusieron que por problemas con la administración y la deficiencia escolar.

Y como para sangrarlos más económicamente, la coordinadora les dijo a las secretarias que les cobraran 250 pesos por entregarles el expediente, pero como nadie quiso pagar “la baja”, los estudiantes se encontraron con otra desagradable sorpresa, ya que al revisar las carpetas donde venían sus documentos, se dieron cuenta que la coordinadora Citlali había quitado las hojas de baja que habían firmado con el reclamo y en su lugar puso otras donde supuestamente los alumnos “se daban de baja por otras cuestiones, que nunca hubo ningún problema de ningún tipo y que era (su) decisión ajena a la institución”, lo cual indignó a los muchachos, pues eso es totalmente falso.

Al final se supo –por voz de las secretarias—que los documentos originales de las inconformidades se quedaron en manos del director, que, por cierto, sola una vez fue a dar la cara a los estudiantes por tantos abusos, pero sin resolver nada.

Ojalá y las autoridades educativas revisen a fondo este tipo de universidades, ya que también se sabe que una de las secretarias que antes trabajaba en la llamada “Universidad Continental”, no tenía terminada ni la preparatoria; y de pronto, ipso facto, en cuatro meses, ya tenía título universitario, avalado por y firmado por el mismísimo director (único hombre en la foto).

 

 

 

 

 

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