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Viernes, 04 Diciembre 2020 01:55

Un pillo promueve a Ale Gómez como candidata del PRI a la presidencia municipal Destacado

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Por Jorge Olmos Contreras

Nada podría manchar más la carrera política de Alejandra Gómez Cervantes, una joven vallartense hija de Rodolfo “El Popo” Bernal (quien alguna vez fue candidato del PRI a la alcaldía, pero perdió), que buscar cobijo y promoción del exalcalde Salvador González Reséndiz, un pillo de marca que pretende regresar a los escenarios políticos de Puerto Vallarta empujando a esta noble mujer como potencial candidata del PRI a la presidencia municipal.

El tufo a podrido que desprende el solo nombre de Salvador González Reséndiz ha llegado a la nariz de los pocos priistas que quedan en el municipio, en virtud de que Chavita –como lo conocen muchos— es el artífice del proyecto político denominado Ale Gómez, una dama en toda la extensión de la palabra que se ha dejado llevar por las promesas del expresidente municipal que pretende convertirla en candidata primero y en su títere después.

Si hay una persona que haya salido más o menos librada durante la administración de Salvador González Reséndiz  --en cuanto a imagen se refiere--, esa es Alejandra Gómez Cervantes, quien fue Oficial Mayor Administrativa del Ayuntamiento que le tocó presidir al hijo menor del también ex alcalde y ex diputado federal priista, Rafael González Pimienta, aquél viejo mañoso que hizo de la corrupción su modus vivendi y que le dio a ganar muchos millones de pesos a su pariente Raúl Estrada González a su paso por la procuraduría agraria del gobierno federal con la venta de amplias extensiones de tierras ejidales que después se coinvirtieron en campos de golf aquí en Vallarta.

Raúl Estrada ya murió, pero en vida era tan cínico que se atrevía a decir que era “asquerosamente rico”, todo gracias al impulso que le dio el padre de los hermanos González Reséndiz, Salvador y Rafael de los mismos apellidos.

ASQUEROSAMENTE RICOS

Estos jóvenes fueron tan ambiciosos, que, en efecto, se hicieron también “asquerosamente ricos” al hacerse de inmensas propiedades inmobiliarias a su paso por la política y los puestos de gobierno y cuya fortuna aumentó en forma desmedida a la sombra del exgobernador priista Jorge Aristóteles Sandoval, que hizo subsecretario de administración al mismísimo Chavita.

Retirados de los reflectores a raíz de que otro pillo de marca les ganara la presidencia municipal –nos referimos a Ramón Guerrero Martínez, mejor conocido como El Mochilas, ahora protegido por otro gobernador, por Enrique Alfaro-- y prácticamente viviendo en el ostracismo durante más de ocho años, los González Reséndiz están de regreso y vienen por más.

Y la mejor manera que hallaron de regresar al poder es promoviendo la candidatura de una chica ingenua como Alejandra Gómez, a quien querían lanzar como aspirante a la diputación federal por el 05 distrito por el PRI, pero como vieron el escenario pintado de los colores de Morena, recularon y mejor decidieron impulsarla como aspirante a la alcaldía vallartense.

El proyecto de Chavita es igual de ambicioso que su propio ego, es decir, de largo plazo, de ahí que el objetivo que tienen en mente es hacerla candidata a la presidencia municipal, sin importarles que vaya a perder y quizás sólo consiga ser regidora del próximo cabildo vallartense; pues la idea es volverla a lanzar como aspirante a la alcaldía en tres años.

PILLOS…CONDENADOS POR LOS ELECTORES

Ellos creen que los priistas podrían levantarse en los próximos dos procesos electorales y que podrían salir del sótano oscuro a donde los han condenado los votantes no solo de Vallarta, sino prácticamente de todo el país; por lo que buscan afanosamente perfiles más o menos limpios y probablemente competentes como el de Alejandra Gómez para entrar a la arena política con ciertas posibilidades de crecer.

Se les olvida a los hermanos González Reséndiz que cualquier proyecto político que ellos impulsen se va a topar con pared, con cemento, debido a sus negros antecedentes a su paso por los puestos públicos que han detentado.

Salvador González Reséndiz no pasaría la más mínima auditoría (si fueran los tiempos) del manejo de las finanzas públicas cuando ocupó la silla presidencial de Puerto Vallarta. Su gobierno fue tan corrupto, como corrupta fue su actitud al convertirse en la tapadera perfecta de su antecesor Javier Bravo Carbajal, quien ahora es delegado administrativo del IMSS en esta ciudad gracias a una amistad que tiene con un importante funcionario del Instituto, pero si se enterara López Obrador lo pondría de patitas en la calle.

Si de pillos profesionales hablamos, hay que recordar que Javier Bravo fue el maestro de Salvador González Reséndiz (aunque el papá de Chavita también fue su docente en eso de desaparecer dineros de las arcas públicas) y si Chava protegió la robadera de Bravo, después el Mochilas hizo lo mismo con los hurtos descarados de González Reséndiz… Y ahí se la llevan, alcalde tras alcalde protegiéndose.

DAÑINOS PARA LA SALUD POLÍTICA

El caso de Ale Gómez más que emblemático o sorprendente, es penoso. Si ella que tiene buena imagen evita que Chavita contamine su proyecto, estaríamos hablando de otra cosa; pero no, la mujer le debe todo a su mecenas y va a ser muy difícil que tome una decisión para quitarse la sombra corrupta de González Reséndiz y se anime a caminar sola.

Ale Gómez, insistimos, es una buena mujer y si fuera candidata por otro partido o incluso independiente sería bien vista por el electorado vallartense, pero al momento de aceptar ser la marioneta de Chavita se convirtió en rehén de los designios de los González Reséndiz y todo lo que ello implica.

Imagine usted nada más un escenario (que sería como de película de terror) en caso de que Ale Gómez fuera algún día presidenta municipal de Puerto Vallarta… De inmediato aparecería Rafael González Pimienta y sus hijos, Jorge Aristóteles Sandoval y hasta el Molacho (Luis Ortiz de Ixtapa, que es un genio en eso de meterle mano a las mochilas ajenas) queriendo hacer negocios con los recursos públicos.

Los vallartenses no son tontos, saben cómo masca la iguana y difícilmente van a aceptar candidatos que vengan viciados de origen o que sean manipulados por pillos.

Alejandra Gómez es bienvenida a la contienda electoral, pero debe ser inteligente para alejarse de personajes que son dañinos para su salud política.

 

 

 

 

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