Ya son 10 días desde que la Dirección de Reglamentos Municipal colocó sellos de clausura a ese negocio y a raíz de este hecho se descubrió que los propietarios no tenían ni tienen permiso del Ayuntamiento para operar el giro de restaurante bar, ni de ningún otro.
De hecho, el Oficial Mayor de Padrón y licencias, Eliseo Torres, confió al reportero que los propietarios de “El Vallartense” no se han acercado a la Oficialía de Padrón y Licencias a tramitar su licencia municipal, por lo que no tienen permiso.
Sin embargo, por alguna razón los responsables de la inspección y vigilancia del municipio no se habían percatado –y si lo hicieron fueron omisos—de que el restaurante no contaba con licencia municipal, obligatoria esta para funcionar.
SURGEN OTRAS IRREGULARIDADES
Por eso, ahora que han intentado reabrir “El Vallartense”, los dueños se han topado con varias dificultades por carecer precisamente de licencia municipal; pero además han surgido otros detalles que harían casi imposible que este establecimiento comercial reabra sus puertas, como el hecho de estar montados en un predio que forma parte del patrimonio del Sistema de Agua Potable, Drenaje y Alcantarillado (Seapal) y, por lo tanto, no cuentan con las escrituras de propiedad.
Lo anterior fue confirmado por el mismo Secretario General del Ayuntamiento, Francisco Vallejo Corona, quien recalcó que un restaurante no debe estar operando en un inmueble que es propiedad del Seapal. El gobierno municipal sí tiene las escrituras del terreno y forma parte del Seapal, manifestó el abogado Vallejo, lo que también fue confirmado por el alcalde, Arturo Dávalos Peña.
Por ello, ayer fue citado en las oficinas del Seapal Vallarta Carlos Plasencia –hermano de Verónica Plasencia y quien se ostenta como dueño del terreno donde ahorita está dicho restaurante—para que explicara cómo es que estaba usurpando una propiedad del sistema de agua.
Carlos Plasencia llegó acompañado de un abogado de Las Juntas llamado Aurelio Bravo, quien también lo defendió hace un tiempo en que Carlos fue denunciado por el Seapal por despojo y estuvo unos días en la cárcel por este motivo, en tiempos en que César Abarca era el director del organismo.
LOS 25 MIL PESOS DE CARMEN CABRERA
Así las cosas y en su desesperación por lograr que las autoridades le permitan reabrir el restaurante de manera ilegal, es decir, sin licencia, Verónica Plasencia contrató los servicios de la abogada Carmen Cabrera, quien le habría pedido a la dueña de “El Vallartense” 25 mil pesos para dar “mochadas” en Protección Civil, Desarrollo Urbano, Ecología y otras dependencias para conseguir permisos, que también se requieren para que pueda operar un giro comercial de este tipo.
Aquí lo interesante es que a Carmen Aurora Cabrera González la acaban de nombrar delegada de la Procuraduría de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes del DIF Puerto Vallarta, por lo que al inmiscuirse en un pleito de terceros como el que tiene su clienta Verónica Plasencia con el Ayuntamiento, incurre en un conflicto de intereses que debe ser solucionado por la presidenta del organismo de beneficencia social, Candelaria Tovar o por el mismísimo alcalde Arturo Dávalos.
Carmen Cabrera le va a dar muchos dolores de cabeza al Ayuntamiento por sus labores externas como abogada, pues su reputación entre el gremio de los estudiosos del derecho es muy cuestionada, incluso el columnista tiene en su poder un convenio hecho con los pies, leonino a más no poder, elaborado por la señora Cabrera donde afecta de manera directa y dolosa a una familia en cuyos miembros hay menores.
Entonces, cómo el DIF va a tolerar que la supuesta protectora de niñas, niños y adolescentes actúe de forma lesiva en contra precisamente de familias vallartenses, cuando su labor debe ser exactamente lo contrario.
PRETENDEN DOBLEGAR AL ALCALDE… CON CHANTAJES
Pero bueno, el tema de “El Vallartense” va a dar más de qué hablar, debido a las amenazas que lanzó ayer Verónica Plasencia contra el presidente municipal Arturo Dávalos, a quien pretende doblegar utilizando el chantaje de cerrar el acceso principal de Puerto Vallarta si no le cumplen su capricho de abrir su restaurante… desde luego, para que siga trabajando sin licencia municipal.
Como lo señalamos en otro artículo, esta señora está acostumbrada a violentar leyes y reglamentos municipales, y el mejor ejemplo es que construyó en un terreno que no es de su propiedad, que es del Seapal; luego, no tenía licencia de construcción, por lo que una vez fue clausurada la obra de lo que ahora es “El Vallartense” y finalmente estaba operando sin que el Consejo de Giros Restringidos le haya otorgado el visto bueno para obtener una licencia municipal, la que tampoco tramitó y mucho menos pagó, como lo hacen todos los dueños de establecimientos comerciales.
Es loable, sin duda, que una mujer como Verónica Plasencia genere empleos, sea productiva y aporte economía al municipio con su actividad restaurantera; pero lo que no es ni loable, ni permitido, es que pretenda chantajear a las autoridades con el cuento de bloquear avenidas para abrir un comercio sin pagar los impuestos correspondientes y saltándose las trancas al operar, por su ley, sin tener licencia municipal.
En plena pandemia, es triste que este tipo de personas no entiendan que, si se quiere ayudar a las familias de los empleados contratados, primero no los expongan a contagios al abarrotar el negocio; y segundo, no los dejen desprotegidos, porque si trabajas de manera irregular, un día te van a clausurar y los realmente perjudicados van a ser tus trabajadores.
ENDEREZAR EL CAMINO
Y es que imagine usted si todos siguieran el ejemplo de Verónica Plasencia, pues al rato cualquiera podría abrir negocios y trabajar sin licencia municipal, a sabiendas de que se están haciendo un mal ellos mismos y de paso a sus pobres empleados, que ninguna culpa tienen de que a la patrona le guste trabajar de forma ilegal.
¿Qué debe hacer la señora Plasencia para recuperar su negocio y enderezar el camino?...
Pues primero solicitar en comodato el terreno del Seapal donde actualmente está “El Vallartense” y que en acuerdo de cabildo se vote a favor de la solicitud, lo cual no es cosa menor, por tratarse de un inmueble de carácter municipal.
Después, tramitar todos los permisos y meter una solicitud de licencia al Consejo de Giros Restringidos, cuyos miembros, cuando sesionen, van a revisar el expediente y si cumple con los requisitos establecidos en la ley, podrían votar a favor para que la Oficialía Mayor de Padrón y Licencias le pueda otorgar el documento oficial. Y una vez que haya pagado el valor del permiso en la tesorería municipal, obtener la tan ansiada licencia del ejercicio 2021.
Pero bueno, dice un viejo adagio… lo que mal empieza, mal acaba.
Ojalá y la señora Plasencia sea inteligente y no complique aún más su situación con amenazas veladas contra el alcalde y otras autoridades.
Que entienda que los medios no somos sus enemigos, ni sus adversarios, que nosotros solo señalamos lo que está mal para que la autoridad actúe y no se violen los reglamentos.
Que nadie le desea un mal, por el contrario, ojalá que haga bien las cosas para que sus trabajadores vuelvan a tener empleo y ella su restaurante.
Lo único que debe hacer es estar en regla, y punto.