Hasta hace algunos años, hablar del PAN significaba un tácito reconocimiento a un partido político ejemplo de luchas democráticas, un partido conformado por hombres que la patria les reconoce su decidida entrega por establecer un sistema democrático. Pero, se demostró que el PAN, o más bien sus militantes, no se prepararon para ejercer el poder y apenas probaron las mieles de ser gobierno cedieron a las tentaciones. Fueron militantes del PAN, particularmente Felipe Calderón, quienes advirtieron que no por ganar el poder debían perder el partido. Toda advertencia fue inútil. El panismo cayó en los mismos vicios que tanto criticaron a los priistas, sus acérrimos enemigos.
En diciembre pasado, aquí el PAN fue a sus elecciones para elegir a su nuevo presidente. Los muchachos se tiraron hasta con la cubeta y al final, el accidentado proceso concluyó impugnado. Casi cuatro meses después, nadie reconoce liderazgos.
El escenario local no es distinto al que se vive en el estado y en todo el país. Las tribus azules van de guerra en guerra y el caso Puerto Vallarta es apenas una tibia escaramuza si se compara al estallido interno que mantiene en choques diarios a las vacas sagradas del panismo nacional.
El panismo vallartense inició su deterioro desde el momento que Fernando González Corona asumió la presidencia municipal en 1995. Panistas de todos los tonos azules muy pronto enseñaron el cobre y algunos hasta se atragantaron al meter mano a los cajones del dinero. El canibalismo imperó y sigue campeando entre los panistas.
Al mismo tiempo, en el estado se conformaban jaurías iguales, fenómeno que a nivel nacional se observó cuando en el 2000, Vicente Fox gano la presidencia de la república.
Hace dos años, Fernando Guzmán Pérez Peláez sintió en carne propia lo que él mismo había tolerado por casi dos décadas. Se queja de haber sido traicionado por Emilio González Márquez y le sobran razones. Ahora Fernando Guzmán esta en vías se crear su Partido Humanista, una organización política de corte neosinarquista. Es un proyecto largamente acariciado por panistas identificados al Yunke, aquella cofradía de la que se supo públicamente con la publicación de un libro. En esta aventura va de la mano con Martín Hernández Balderas, integrante de la legislatura donde también Fernando González fue diputado federal.
El PAN se dirige a hilar años en la oscuridad. Buena parte de sus cuadros jugaron con Enrique Alfaro en la anterior elección y cada vez mas panistas emigran al alfarismo, o al Movimiento Ciudadano. Los que se resisten, construyen los cimientos del nuevo partido.
En el PAN, los chicharrones que truenen son los el grupo de su dirigente estatal, Miguel Ángel Monraz Ibarra, asociado con su antecesor, Hernán Cortés Berúmen y su hermano Isaías. Hay un dato nada alentador. Uno de los operadores de este grupo es Eduardo Rosales Castellanos, también ex dirigente del PAN, declarado por declaración propia, asesor del alcalde de la ciudad, Ramón Guerrero Martínez. Es decir, nada descabellado es la opinión de quienes ven al PAN cercano al MC. Estos muchachos son en su mayoría, los cuadros panistas que crecieron bajo la tutela del ex gobernador Francisco Ramírez Acuña. Se distanciaron desde que el cuñado de Lalo Rosales perdió la elección por la alcaldía de Guadalajara. Abandonaron al chino Ramírez Acuña y ahora éste se cobija al lado del primer gobernador panista, Alberto Cárdenas Jiménez, otra víctima del canibalismo azul cuando perdió la última elección en Guadalajara.
Ahora que Gustavo Madero busca la reelección en el CEN, los hermanos Cortez Berumen y los Monraz Ibarra, todo el grupo del CDE, apoyan a Madero, Cárdenas Jiménez, Ramírez Acuña, y lo que queda de su grupo, apoyan a Cordero. El grupo de Emilio González, no se animan a dar el salto el MC, aunque ya tienen un pie adentro. Fernando Guzmán y amigos apoyaron inicialmente al ex gobernador de Guanajuato, también yunkista, Juan Manuel Oliva y cuando declinó a favor de Cordero, se apartaron y retomaron el proyecto de fundar el Partido Humanista.
La primavera sorprendió a los panistas que no saben como entrarle a su ya avanzado calendario electoral interno. Sus 370 mil militantes elegirán en mayo a su dirigente nacional. Después, la membresía estatal más grande, los de Jalisco, renovarán su Consejo Estatal y por ahí en septiembre u octubre eligen a su nuevo dirigente estatal. (Cabe la posibilidad estatutaria de reelegir a Miguel Ángel Monraz).
Los nuevos mandones del PAN ya no son mas los Tarsicio Rodríguez, los Herbert Taylor, los Cárdenas Jiménez, los Ramírez Acuña, los González Márquez. Los hermanos Cortez Berúmen, aliados con el senador Chema Martínez, asesorados por el asesor de Ramón Guerrero, Lalo Rosales, son los que reparten el pastel. Le reunieron casi 17 mil firmas a Gustavo Madero en tanto que los que votarán por Cordero, si acaso le llevaron mil 600 garabatos útiles para el registro. Cuando en diciembre renovaron las dirigencias de los municipios de la zona metropolitana de Guadalajara avasallaron alas tribus identificadas a los ex gobernadores y ex dirigentes estatales.
Lo que ocurre y ocurrirá en Guadalajara y en el capital del estado habrá de tener repercusiones en Puerto Vallarta. El ex alcalde Pedro Ruiz Higuera es de la cofradía del grupo que teje en la construcción del Partido Humanista. Los panistas doctrinarios de la ciudad pueden quedarse huérfanos. El diputad local, Juan José Cuevas García puede ver caer a sus pies algunos puentes que lo comunicaban con panistas en decadencia. “El peri” iba bien cuando por un rato jugó de la mano de Hernán Cortés pero luego cometió una serie de yerros, como aquella tontería de irse a los brazos de Guillermo Martínez Mora, declarado enemigo de los dueños del PAN, y se distanciaron.
Tradicionalmente el panismo local se ha mostrado desinteresado cuando se trata de renovar al Consejo Estatal y a la dirigencia del partido. De ahí que los hermanos Cortés hasta interés tienen en azuzarlos para que los vallartenses se maten entre ellos. Pero bueno, ni lo necesitan mis amigos del PAN, que para eso, ellos se pinta solos. Solo falta escucharlos o leerlos todos los días.
REVOLCADERO
Solo por traerlo a la memoria, hace menos de dos semanas, tres diputados locales del Partido Acción Nacional renunciaron y dieron un paso al Movimiento Ciudadano. Uno de ellos es Ricardo Rodríguez, cuadro fiel ligado a Eduardo Rosales Castellanos, el asesor voluntario del alcalde vallartense, Ramón Guerrero Martínez. Otro es el experimentado político Héctor Álvarez, quien fungió como coordinador general en recta final de la campaña de Fernando Guzmán Pérez Peláez. El tercer diputado que renunció a la bancada panista es Iván Arguelles. El muchacho fue presidente del partido y era considerado un operador importante en el municipio de Zapopan. Y el éxodo de panistas al MC no va a terminar ahí.****** Desde El Pitillal nos reportaron el fin de semana que el ex alcalde priista, Javier Bravo Carbajal hizo las veces de monaguillo en la iglesia de San Miguel. Nos dicen que el profe anda activo y que intenta acercarse a la iglesia pero también pretende regresar a sus viejos caminos. Que por cierto, dimos lectura a un boletín ordenado por Bravo en donde da cuanta de un desayuno organizado por su grupo del Sector Popular del PRI. Que tuvieron un centenar de asistentes y que se pusieron de acuerdo en trabajar en distintas áreas para fortalecer el trabajo de la CNOP. Nos dicen que “el púas Noriega” ya se puso a trabajar, por sentir pasos en la azotea. Eso sí, que en el encuentro, los estrellas fueron Iván “el tigre” y Mario Rodríguez Solís. Que el último, literalmente fue en representación de su hermano “Pepe Muelas”.***** Que por cierto, nos dicen que al menos dos allegados a Javier Bravo Carbajal, ya no se sienten cómodos en el PRI y que en una de esas buscan al médico Paco Sánchez Peña para ayudarlo en su proyecto político. Quienes creen que el médico no tiene posibilidades de crecer, pueden cometer un error de cálculo político elemental.