Fue la tarde noche del 31 de enero cuandoLeal Amador, organizó una fiesta de cumpleaños con música de mariachi, banda y un grupo norteño de “palitos”, pero entre copa y copa, que se le sube el alcohol al cerebro y que le sale lo orangután y ¡moles!, que se deja ir a golpes contra una dama que todos juran y perjuran era su esposa o su pareja sentimental.
Este señor es un golpeador profesional de mujeres, ya que en Baja California –poquito antes de llegar a Vallarta—fue detenido por la policía municipal al ser señalado, junto con otro varón, como quienes habían agredido a puñetazos a una indefensa dama.
NUEVAS JUEZAS MUNICIPALES
¿Se acuerdan de Nicolás Urrutia, el Oficial del Registro Civil que anda con una secretaria de nombre Lupita y que su esposa ya está enterada del desliz del funcionario municipal?
Bueno, pues resulta que a la esposa engañada la acaban de nombra juez municipal por ministerio de justicia. Su nombre es Sonia Crisosto Curiel, quien empezó a laborar en los juzgados municipales, a un lado de las pestilentes celdas de la cárcel, desde el pasado lunes 24 de marzo.
Como que le dieron un premio de consolación, porque no tiene la capacidad para ser juez, su único antecedente fue haber trabajado en Puente Grande.
JUEZ DE MALA REPUTACIÓN
Y con eso de que el alcalde quiere hacer limpia en los juzgados municipales y meter a puras “mujeres honestas”, pues le dio entrada a una tal María Elena Avalos Agavo, que se convirtió en otra de las nuevas juezas por “ministerio de ley”. Esta mujer tiene un negro antecedente, ya que al parecer fue despedida por presuntos malos manejos en su anterior trabajo, la administración del condominio Shangrilá, es decir, tiene muy mala reputación y se cuestiona su integridad como persona honorable.
Pero bueno, para poder darle cabida a estas féminas, las metieron con nombramiento de “secretarios de acuerdo”, pero en realidad ya hacen trabajo de juez municipal y ha trascendido al interior de la Corporación policiaca, que el objetivo que trae el equipo del alcalde es foguearlas, que aprendan y una vez que tengan los conocimientos suficientes, despedir a los hermanos Jorge y Alejandro García Rojas, además de darle una patada y poner de puntitas en la calle a otra juez, a Brenda Lucía Mora Ortiz, quien se ha quedado huérfana de padrinos políticos y en cualquier momento le van a dar las gracias.
Lo grave es que ya están firmando como juezas, según documentos en poder de VALLARTA UNO. . (Este es un fragmento de la columna “La cruda de La Iguana” que se publica en la edición de VALLARTA UNO de marzo 2014 ya en circulación)
