Por VLADIMIR ROTHSCHUH
La renuncia de Eruviel Ávila y su incorporación al gabinete federal, es la comidilla de los mexiquenses de estos días. El Presidente haría un enroque para que un peñista asumiera el “gobierno fallido” que no pudo contra la violencia y que su sucesor en la silla estatal asumiera un área del gobierno afín a su investidura. El efecto cucaracha de Michoacán desplazó a los criminales a la colindancia. Y el hombre fuerte para asumir la gubernatura era o es nada menos que Aurelio Nuño, un chico capaz aspirante a Secretario de Educación, pero cansado de esperar la caída de Emilio Chuayffet. Es un hueso duro de roer el titular educativo; ni la CNTE, ni sus viejos adversarios, pudieron minar la confianza y el ascendente que tiene con el Presidente de la República. Tantas giras del Secretario de la Presidencia al Edomex, tantas comidas con el gobernador, tantos proyectos comunes, cuando lo proyectado era un Betetazo. La forma de atajar las golondrinas que sus paisanos le entonaban, la resolvió Eruviel poniendo en manos del gobierno federal la seguridad de su estado; es alta la criminalidad y había que atajarla con un paradigma disímil al de Fausto Vallejo, sin quedar el gobernador como subordinado de un Comisionado Especial. Eruviel no quiere irse de la silla de gobierno, fue electo por seis años y menos deseaba repetir lo de Mario Ramón. Sus planes son transexenales como el uno – dos, entre él y Quique. No obstante poco logrará con ese estilo desagradecido que lo exacerba Raoúl Vargas. El restañamiento comenzó con el operador de la inteligencia de Montiel y Chuayffet, acordó con Monte Rubido una estrategia distinta a la del general Naranjo en Tierra Caliente. Y al parecer todo quedó arreglado ante Los Pinos, Eruviel es un soldado del Presidente y hay que tenerle fe en que sabrá resolver la descomposición criminal ocasionada por la limpia michoacana. Una demostración de que las cosas iban muy bien con Peña Nieto, fue anunciarle a sus gobernados que tendría una comida privada con el Primer Mandatario en Palacio Nacional. Eruviel y Enrique hablarían sobre cuestiones de seguridad y desarrollo, temas comunes y de paisanos. El encuentro en Palacio fue ayer, pero no privado, sino una comida de agradecimiento a los 18 gobernadores priístas, cuya gestión corrió a instancias de César Camacho en la que estuvieron además Luis Videgaray, Osorio Chong y Aurelio Nuño. El primer priísta del país supo devolverle a los mandatarios estatales el apoyo brindado en las pasadas reformas complejas como la educativa, la social hacendaria y en especial, la energética. El agradecimiento al resucitador del tricolor, es recíproco, Peña consiguió para el PRI cuatro millones de nuevos afiliados en el último año. Si ayer no se pudo, para hoy anunció Eruviel el encuentro con su amigo en Los Pinos. El Presidente no tiene el estilo de Carlos Salinas, que removía lo que no funcionaba, es tolerante con sus colaboradores porque tiene una visión de la novena entrada. Las diferencias con el otro gran reformista, es que el mexiquense logró lo que jamás pudo resolver el licenciado Salinas: la legitimidad y la autoridad. Por ese lado puede sentirse tranquilo Eruviel Ávila, aunque a cualquiera le gustaría tener un background como el de Mario Ramón. La manera en que lo destituyó Carlos Salinas fue genial: “lo que sé, usted me lo enseñó, usted me acuñó”. Ciertamente que lo que es Peña Nieto, no se lo debe a Eruviel.
Con la experiencia acumulada en la SCJN, Arely Gómez, se vio involucrada en el Caso Oceanografía, gracias a su pariente indiciado, Martín Díaz Álvarez. Preferible que ella advirtiera el parentesco, antes que ensuciar la curul que Televisa la tiene administrando. Es el caso de Luis Villarreal, denunciando ante la PGR a los responsables presuntos de los diezmos en San Lázaro. Mejor curarse en salud que acabar enfermo como hasta la fecha. Es el caso de la senadora Vianey, que de amiga de los Templarios, asume una licencia para que la PGR diga que es intachable su conducta. Es como Amado Yáñez, que se presentó ante el Ministerio Público a ver qué se le ofrecía pues no había ninguna orden judicial en su contra. Es como Horcasitas que pidió que lo esculcaran por el Metrogate. La honestidad, como asevera el mesías tropical, es valiente y anda en burro.
Después de análisis exhaustivos y de ver muchas veces el video, el equipo maderista concluye que Laura Gómez es Ernesto Cordero. ¿Laurita al CEN del PAN? El traspié de Madero en Puebla diciéndose aspirante priísta, es el thriller del video en Youtube. Por lo tanto el culpable de su pifia es su adversario calderonista. Es como culpar a Gustavo del resbalón de Cordero cuando anuncia que quiere dirigir el PRI. Hasta los tuétanos se les ha metido el fantasma tricolor o peñista, lo invocan como paradigma en lapsus que no son fantasiosos: los panistas en Los Pinos fueron peores que los priístas que denostaron los pasados 61 años. Fueron más pillos, fueron más corruptos, fueron más transas, fueron más descarados, fueron más represivos, fueron más clientelares, fueron más anti demócratas, fueron más antisociales, fueron más priístas de lo que el PRI se arrepiente ahora. A los albiazules debería preocuparles que los errores que los echaron de Los Pinos, sigan indelebles en los subconscientes de sus dos planillas al CEN: la pasión del odio es vínculo con el amor. No quieren seguir siendo lo que sus candidatos desean. Cordero aspira a ser como Madero y Gustavo anhela ser como Ernesto. ¿Cuándo el PAN querrá ser como el PAN?