Lo ocurrido a Carla Esparza no es un asunto menor que se debe soslayar o dejar en el olvido, ya que se trata de un hecho criminal que se habría desarrollado en el estacionamiento de la presidencia municipal, donde siempre hay uno o más policías que cuidan el lugar y quienes controlan el acceso.
El presidente municipal, Luis Michel, está obligado a hacer una exhaustiva investigación para deslindar responsabilidades y dar con el o los agresores, pues de no hacerlo, estaría protegiendo este tipo de acciones, insistimos, criminales.
Carla Esparza es una regidora crítica, combativa y no se deja fácilmente manipular; por ello se ha convertido en una de las ediles que más ha señalado inconsistencias en la forma en que algunos funcionarios pretenden pasar por alto preceptos legales en acuerdos de pre-cabildo y otros.
Nadie desea que se quiera silenciar las voces críticas al interior del Ayuntamiento y, mucho menos que se recurra a métodos poco ortodoxos e ilegales para hacerlo, por lo que reiteramos la necesidad de que el presidente Luis Michel haga una declaración al respecto y que todos los regidores condenen este que, efectivamente, parece un atentado en contra de Carla Esparza, pues el vehículo pudo haberse incendiado por el daño infringido a los cables de aceleración.
En la denuncia, cuya copia posee este medio, se puede leer lo dicho por un mecánico consultado por la regidora, en el sentido de que los cables fueron cortados a propósito con unas pinzas.
Este hecho y el reciente ataque, ruin y cobarde, contra el columnista Gerardo Sandoval Ortiz, a quien le dedicaron un escrito plagado de mentiras y apoyado con bots en un sitio de chismes de Facebook, no los debe consentir ni aprobar el alcalde Luis Michel, ya que estaríamos ante un escenario oscuro en donde los funcionarios presumen tener a sus órdenes a la Guardia Nacional y al ejército y, además traen escoltas armados que antes trabajaban en la Fiscalía General de la República, pero por otro lado podrían tener nexos con delincuentes para intimidar a sus críticos.
El primer paso ya se dio… ¿qué más sigue?