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Lunes, 03 Abril 2023 02:52

Carla Esparza confunde facultades, entra en paranoia y pretende enfrentar Guardia Nacional con la policía estatal Destacado

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Por Jorge Olmos Contreras

Mal por donde se le vea, nos referimos a la actuación de la regidora Carla Esparza durante y después de la crisis del bloqueo que afectó a miles de turistas y ciudadanos de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas y cuyas repercusiones todavía no dimensionamos, pero que pueden ser terribles para un centro turístico de talla internacional como lo es Vallarta que vive precisamente de la imagen y la buena promoción en los mercados de Estados Unidos, Canadá, Europa y, por supuesto, nacional.

Y es que tal vez por un exceso de protagonismo que no midió, Carla Esparza se metió solita –nadie pidió que lo hiciera—en un problema que terminó por absorberla y exhibirla, como lo es el del tan mentado verificentro vehicular, toda vez que, con celular en mano, fue a grabar su “postura” justo a las afueras del establecimiento donde dijo una sarta de sandeces que, lamentablemente rayan en la incongruencia total.

Por si se le olvida a la edil, ella es la presidenta de la comisión de turismo en el pleno del Ayuntamiento y debe cuidar no solo este detalle, si no también velar por la imagen de Puerto Vallarta, no buscar pretextos para justificar un bloqueo que realmente molestó a la mayoría de los ciudadanos que nos vimos afectados por la terquedad de unos cuantos que, por sus fueros, cerraron la avenida Francisco Medina Ascencio, la única ruta de entrada al destino.

MALESTAR PROFUNDO

Sabemos que hay un profundo malestar en las cúpulas empresariales por el descuido de tan lamentable hecho y que en estos días los dirigentes de las cámaras y asociaciones van a fijar su postura para reprobar el ataque a las vías generales de comunicación por este movimiento que, además, tuvo tintes políticos, ya que entre los “manifestantes” había gente claramente identificada con el regidor Rupertosky (Pablo Ruperto Gómez Andrade) que habría organizado grupos de “inconformes” para llevarlos al bloqueo.

Por si esto fuera poco, el sujeto que organizó la protesta se atrevió a declarar a un medio de comunicación que “su movimiento” tenía fines políticos, es decir, el “líder” del bloqueo quiere contender para ser presidente municipal.

Nada más eso nos faltaba.

Sin embargo, Carla Esparza no se dio cuenta del trasfondo político y cayó redondita en la red que le tendieron para que se subiera a un ring que otros confeccionaron y, gracias a sus ímpetus, cuando menos lo supo, ya estaba trepada como pugilista de primera línea para “defender” lo que otros hicieron mal, es decir, para defender lo indefendible.

No debemos olvidar que el llamado programa de “verificación vehicular responsable” es una concesión que obtuvo una empresa, derivada de una ley aprobada (o reformada) en el Congreso del Estado, por lo que ningún edil puede alegar que es ilegal. Que a muchos les o nos parezca recaudatorio e injusto, probablemente; que quizás sea el negocio de algún político, puede ser. Pero tiene todos los permisos (incluida la licencia municipal que fue otorgada por el Ayuntamiento de Vallarta) y no viola ninguna reglamentación de carácter local.

LAMENTABLE

Por ello, fue lamentable ver y escuchar a regidores como Carla Esparza sumidos en el lodo de la ignorancia y lanzando culpas para todos lados, enviando además audios por la red de WhatsApp con profundas contradicciones que, incluso dibujan a una edil con ciertos rasgos de paranoia y sumamente confundida entre lo que son sus facultades ejecutivas y las administrativas, que no le corresponden, en lo absoluto.

De hecho, ayer circuló un audio de Carla Esparza donde se atreve a decir que temió por su vida, que estaba sola, que le dio miedo al ver a los policías estatales armados en el interior del verificentro, así como al comisario estatal, que la sacaron prácticamente escoltada los estatales.

Pero quienes conocen a Ricardo Berumen –el secretario de seguridad de Jalisco— sabemos que es una persona de lo más tranquila y que sabe dialogar, que no ordenaría algo que dañara la integridad de la regidora.

No obstante, Carla Esparza en el mensaje de voz comenta que a un compañero de ecología lo tenían “secuestrado” adentro del verificentro; que los policías estatales no le permitieron el paso a ella (ella no es inspectora, ni directora de reglamentos, ni mucho menos de ecología) ni a la titular de reglamentos, ni a cuatro inspectores.

LAS CONTRADICCIONES

Pero en seguida afirma (contradicción) que un policía estatal le dijo que entrara por el lado de avenida Las Palmas, que por ahí se podía meter a las oficinas del verificentro.

“Pasamos algo terrible, los policías estatales me prohibieron el paso, me cerraron literalmente el acceso, se pusieron codo a codo, con su cuerpo empujaron el mío; que no sabían nada de los sellos de clausura; todo el tiempo se estuvieron mofando de nosotros; es una arbitrariedad, los policías no pueden estar resguardando una empresa privada, además argentina”.

Nos vamos a detener un segundo aquí, porque… ¿es ilegal que la empresa (del verificentro) sea argentina?... ¿Si es que lo fuera, como dice Carla Esparza?

Pero bueno, ya en ese exceso de protagonismo, la regidora afirma que los estatales debieron auxiliar a ella y a la directora de reglamentos, porque estaba haciendo su función.

Y aquí cabe otra pregunta: ¿Había una orden de un juez para que los policías estatales auxiliaran a la edil y a la funcionaria de reglamentos para entrar al verificentro?... Por supuesto que no, además nadie las estaba agrediendo.

LA PERITO

Posteriormente, Carla Esparza cae en una serie de comentarios no menos lamentables, ya que vuelve a afirmar que adentro del local la estuvieron amenazando, intimidando y corriéndola.

Pero no solo eso, también se convierte en una experta en metrología, al indicar que ella se dio cuenta que las máquinas no cuentan con las normas oficiales, las de secretaría del medio ambiente, que no cuentan con nada para empezar; y (se percató) que había siete cosas por las que se puede clausurar… O sea, la edil se hizo perito en unos cuantos minutos.

Y para remarcar, Carla Esparza sostiene en dicho audio, que hay muchos delitos que se cometieron y que ella en lo personal puede meter una denuncia contra la empresa “por portarse sumamente groseros”.

Para acabarla de amolar, la edil asegura que rompieron los sellos de clausura, pero después afirma que los documentos no tenían sellos, que la segunda vez que se clausuró se puso el acta de ecología en una pared porque los estatales no los dejaron ponerlos en la reja de entrada… ¡no nos permitieron desalojar ¡

¿Entonces, había sellos o no había sellos violentados?

Al final de su mensaje, Carla advierte que van (¿quiénes lo van a pedir?) a solicitar que intervenga la Guardia Nacional para calmar a los policías estatales. En otras palabras, pretenden que haya un enfrentamiento entre policías, cosa que no va a suceder, pues, insistimos, debemos cuidar al máximo la imagen de Vallarta.

Total, que Carla Esparza se enredó solita y hasta ahorita no ha explicado cómo, o el por qué, una regidora pretende asumir funciones administrativas cuando no le corresponden y, sobre todo, por qué no trabaja más en cuidar la imagen de Puerto Vallarta y no en inmiscuirse en bloqueos que han merecido el repudio de casi todo Puerto Vallarta.

Los regidores deben enarbolar banderas justas sí, pero también deben pregonar con el ejemplo y no permitir situaciones como el alza desmedida que hay en los nuevos impuestos.

Porque es muy fácil tratar de ser protagonista, intentar tapar el pozo cuando ya se ahogó el niño; en este caso, tuvieron tiempo para combatir nuevas leyes, nuevas medidas, nuevas cargas impositivas y, sobre todo, oponerse a la entrega de permisos que en el futuro inmediato van a causar polémica y hartazgo social y que muchas veces solo sirven de caldo de cultivo para políticos oportunistas que, seguramente están atrás de bloqueos, como el del viernes.

Y aclaramos, para que nadie se sienta ofendido, no fueron todos los que estaban, muchos acudieron a una protesta pacífica, por convicción propia; pero otros sí iban bien… pero bien aceitados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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