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Jueves, 22 Agosto 2024 04:07

El caso de “Jan”, el jovencito que fue golpeado, casi hasta morir, por el bar tender del “Sí Señor” y cuyo delito permanece impune Destacado

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Por Jorge Olmos Contreras

Con apenas 17 años, “Jan”, un jovencito que tenía ganas de salir adelante y que entró a trabajar como ayudante de mesero en el restaurante bar de comida italiana “Sí Señor”, que se ubica en la zona romántica de Puerto Vallarta, de pronto vio su futuro truncado cuando un sujeto de nombre Diego Barbosa –que era el bar tender del establecimiento, del lado izquierdo en la gráfica— lo golpeó hasta casi matarlo y dejarlo discapacitado de por vida.

La agresión, que se registró sin razón o motivo alguno, sucedió el pasado 22 de julio al interior del negocio de comida y bebidas alcohólicas, donde, sin causa justificada –solo porque “su carácter es así”—Diego Barbosa (en la fotografía) se le abalanzó por la espalda a “Jan”, lo sujetó por el cuello con la presunta intención de asfixiarlo y al ver que los demás compañeros de trabajo le gritaban que lo soltara, lo azotó contra el piso y una vez en el suelo, golpeó repetidas ocasiones la cabeza del muchachito contra el cemento.

El restaurante bar “Sí Señor”, como otros, tiene cámaras de vigilancia en el interior del local, por lo que captaron el momento en que, mientras “Jan” estaba guardando vajillas, pues ya era el final de la jornada de trabajo, se le acercó el abusivo sujeto y lo comenzó a golpear, pero el propietario del giro comercial se negó a mostrar lo que grabaron los aparatos.

Diego Barbosa, de 25 años, tenía dos años trabajando en el “Sí Señor”, lo describen como una persona con problemas de comportamiento, agresivo verbalmente, como si fuera un capataz, que a veces les gritaba a sus compañeros sin motivo alguno. “Jan”, que entró a trabajar a los 16 años, nunca pensó que Diego le iba a hacer lo que le hizo, pues pensaba que hasta era su amigo, pues constantemente le hablaba muy bien.

LA GOLPIZA

Sin embargo, la noche del 22 de julio, Diego Barbosa se convirtió en energúmeno, pues de la nada la agarró contra “Jan”, al grado de que le dio una golpiza que lo dejó inconsciente, en medio de un charco de sangre, con dos fracturas en la mandíbula y varios dientes rotos, producto de los puñetazos y los azotes que le propinó en el suelo contra su cabeza y rostro.

Lo más indignante fue que, mientras sucedía la salvaje agresión, ninguno de sus compañeros que presenciaron lo que estaba pasando –una cajera, un ayudante de meseros y el capitán—hicieron algo para detener al agresivo sujeto, solo gritaron y quisieron llamar a una ambulancia.

Por si esto fuera poco, el “jefe” de los trabajadores –suponemos que el gerente o el dueño— impidieron que la cajera, de nombre Erika, llamara a emergencias, por lo que el muchacho fue trasladado en una camioneta de otro empleado de nombre Alejandro, a la Cruz Roja.

En la Cruz Roja, el médico que atendió a “Jan” dijo que el golpe que traía era tan grave, que lo mejor sería llevarlo al Hospital Regional, donde “Jan”, quedó internado con fuertes dolores de cabeza.

DUEÑO DEL “SÍ SEÑOR” SE LAVA LAS MANOS

El dueño del restaurante “Sí Señor”, Martín Villalobos, de inmediato se deslindó del asunto –pese a que no les da la seguridad social a sus trabajadores, como estar dados de alta en el IMSS—y al día siguiente despidió a los dos involucrados, en otras palabras, protegió la grave agresión que hizo Diego Barbosa contra el adolescente “Jan”, sin importar lo que dice la legislación vigente, entre otras, la ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

El jovencito quedó tan dañado después de la golpiza que le dio el abusivo bar tender, que el 27 de julio --cinco días después de los hechos—su mamá lo tuvo que llevar al hospital Mexer de la colonia Versalles, donde le dijeron que había un especialista Maxilofacial, Digifredo Gómez –de los pocos que hay en Puerto Vallarta--, quien  al momento de ver al joven, ordenó un estudio de tomografía maxilar superior, el cual arrojó como resultado dos fracturas en la mandíbula, las cuales era urgente operar; en dicha intervención, fue necesario colocar dos placas y 17 tornillos, por lo que “Jan” debe seguir en tratamientos odontológicos, de los cuales ya lleva dos endodoncias, sin que el responsable sujeto de nombre Diego Barbosa, se haga cargo de los gastos.

La madre de “Jan” dejó su trabajo para atender a su hijo y está angustiada y desesperada porque en un futuro ya no podrá pagar los gastos médicos de su muchacho.

DAÑOS PERMANENTES

La situación de “Jan” es terrible, es un joven que está convaleciente, pero que ya podría arrastrar severos trastornos psicológicos y de salud; sus dolores de cabeza no se le quitan, le faltan sus dientes superiores –desde luego, como cualquier joven, no quiere que lo vean así-- y a la fecha continúa sin poder ingerir alimentos sólidos, únicamente líquidos.

La madre del agresor –que dice trabajar para el Ayuntamiento de Puerto Vallarta—se le acercó a la mamá de “Jan” para decirle que “no se preocupara”, “que ella se haría cargo de los gastos que se generaran”, y le dio un número de teléfono celular.

A la mamá de “Jan” solo le dieron una parte económica “para ayudar con los gastos”, pero la madre de Diego Barbosa ya no le contesta las llamadas y lo que es más grave, en un mensaje le dijo a la progenitora de “Jan” que si acaso la estaba extorsionando al pedirle más ayuda.

“MEJOR LO HUBIERA MATADO”

Lo anterior, pese a que la mamá de “Jan” le dijo a la otra señora que un dentista le acababa de decir que, otra intervención en la dentadura de su hijo le iba a costar 42 mil pesos, y que ella, la madre de “Jan” le ofrecía poner la mitad del dinero y que la otra parte pusiera el 50 por ciento; pero recibió como respuesta un… “¿me estás extorsionando?”.

En otra llamada telefónica, Diego Barbosa, el agresor, le dijo de manera grosera a la mamá de “Jan” que ya no estuviera molestando, que no le iban a dar más dinero para los gastos médicos, que… “en ese caso mejor lo hubiera matado” (al referirse a “Jan”).

Lo más lamentable fue la actitud del dueño del “Sí Señor”, ya que cuando la mamá de “Jan” fue a pedir apoyo a la fuente de trabajo del menor, le dieron un portazo en la cara con un… “él ya fue dado de baja”.

Desesperada, la mamá de “Jan” busca ayuda en la sociedad vallartense y, desde luego, va a denunciar al agresor que por casi mata a su hijo, y quien le arruinó todo el futuro a un adolescente, casi un niño, por la golpiza que le dio.

 

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