Por Gabriel Ibarra Bourjac
DE SALINAS A CALDERÓN, PASANDO POR ZEDILLO Y FOX, LA POBREZA SE AMPLÍA ENTRE LA MAYORÍA DE LOS MEXICANOS. LEJOS ESTAMOS DE HABER DERROTADO A LA POBREZA Y CONVERTIRSE MÉXICO EN UN PAÍS DE CLASE MEDIA, A JUZGAR POR LAS CIFRAS QUE NOS PROPORCIONA EL MISMO GOBIERNO. A LA PAR LA VIOLENCIA EN LOS ÚLTIMOS SEIS AÑOS SE TRIPLICÓ CONVIRTIÉNDOSE MÉXICO EN UN APOCALIPSIS.
Los niveles de pobreza y violencia son la expresión más cruda del grado de desarrollo o subdesarrollo de un país o una nación. Lamentablemente en estos dos campos los gobiernos de México no tienen buena calificación.
Las estadísticas frías allí están. Felipe Calderón fue un manifiesto fracaso. Los pobres le crecieron y la violencia se triplicó. El gobierno de Enrique Peña Nieto, ¿podrá bajar el número de pobres y de crímenes dolosos? Ya lo veremos dentro de cinco años.
Coneval nos ilustra que entre 2006 y 2008, antes de la crisis mundial la pobreza en México aumentó en seis millones de compatriotas. Para el 2010 habría crecido en tres millones más, y el número de pobres se ubicó en 52.8 millones, en el 2012 en 53.3 millones y 11.5 millones en pobreza extrema. Esto significa que cuatro de cada diez mexicanos viven en condiciones de pobreza y uno de cada diez en pobreza extrema, conforme al estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
La pobreza es la violencia de cada día que estamos viviendo. La justicia social que han pregonado los gobiernos emanados de la Revolución Mexicana resultó una quimera que no tiene vigencia. ¿Cómo lograr la igualdad ante la ley cuando la justicia social está ausente?
México carece de instituciones fuertes. El narcotráfico reta al Estado en regiones como en Michoacán, Tamaulipas, Chihuahua, aprovechándose de sus debilidades, de zonas pobres y marginadas. El gobierno del presidente Felipe Calderón utilizó toda la fuerza del gobierno para acabar con el narcotráfico y los resultados de su lucha la vemos hoy en Michoacán seis años después, convertido en un polvorín, lo que genera desaliento y temor en la mayor parte de la república.
La violencia desatada por los carteles y sus crueles sicarios tienen atemorizados a la población, y en no pocas ciudades y estados generan o han generado psicosis. Al desaliento y desesperanza crecen.
¿QUÉ TAN VIOLENTOS SOMOS?
La violencia se mide internacionalmente en razón de los homicidios dolosos que se registran por cada 100 mil habitantes. México en el 2012 registró 22 muertes de este tipo por cada 100 mil habitantes. La cifra que nos proporciona INEGI establece que en el 2012 se registraron en nuestro país 26 mil 037 asesinatos, dos menos que en el 2011 cuando la cifra fue de 24 asesinatos dolosos por cada 100 mil habitantes y que en número fue de 27 mil 213, lejos de los 8 mil 876 que se registraron antes de que el gobierno del presidente Calderón le declarara la guerra al narcotráfico.
Por años los asesinatos durante gobierno de Calderón: 2007, 8,867; 2008, 14,006; 2009, 19,803; 2010, 25,757; 2011, 27,213 y 2012, 26,037 como ya lo señalamos. Cabe destacar que no todas estas muertes corresponden a crimen organizado, ya que INEGI no lo aclara en sus estudios.
En el concierto de América Latina, contra los que algunos piensan, México lejos está de ser el país más violento, si comparamos las cifras. Por ejemplo, Honduras en el 2011 registró 92 muertes dolosas por cada 100 mil habitantes; El Salvador 69 muertes dolosas por cada 100 mil habitantes en el 2012; Colombia en tercer lugar con 31 muertes dolosas y Brasil muy parecido a México con 21 muertes dolosas por cada 100 mil habitantes.
LOS ESTADOS MAS VIOLENTOS
¿Y cuáles son los estados mas violentos de acuerdo a las muertes dolosas por cada cien mil habitantes? Guerrero y Chihuahua en el 2012 aparecen a la cabeza: con 77 asesinatos por cada 100 mil habitantes (cabe aclarar que Chihuahua en el 2011 tuvo 126 muertes por cada 100 mil habitantes por lo que de un año a otro la reducción es considerable; el Estado de México tendría 18 muertes por cada 100 mil habitantes; el Distrito Federal con 12 del 2009 al 2012. Asimismo, la otra cara de la moneda son Aguascalientes y Yucatán con 4 y 2 por cada 100 mil habitantes, lo que bien podrían ser llamados el santuario de México.
Al gobierno del presidente priísta Enrique Peña Nieto le toca enfrentar un escenario muy complicado feroz del crimen organizado. Su gobierno se habrá de calificar en razón de los resultados que obtenga en los renglones de reducción de pobreza y violencia. ¿Logrará reducir estas cifras o pasará a la historia como Felipe Calderón que en el discurso son muy buenos, pero quedan reprobados en la prueba de los hechos?
Finalmente a un gobierno se la califica por los resultados, por lo que hizo y no por lo que quiso hacer o por sus buenas intenciones. Felipe Calderón pudo haber tenido los mejores deseos para México, pero los números duros allí están. Y así también estará Peña Nieto cuando se haga la ecuación de sumas y restas.
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