Candidaturas independientes, casillas concurrentes, y fila sencilla el día de la jornada electoral, consultas populares, la inmediata reelección de alcaldes y diputados, además de la aparición de tres nuevos partidos nacionales, el Movimiento de Regeneración Nacional, Encuentro Social y Partido Humanista, son parte de las novedades.
Pero bueno, quizá la reforma electoral poco interés atraiga a los electores vallartenses. Acá, toda la atención se centra en los “candidatos” a gobernar la ciudad. Poco saben, pocos se interesan en las nuevas reglas y se entiende. A los vallartenses les interesa el impacto que sobre su cotidianidad, trabajo y bienestar, condiciones de vida mejores en su colonia, pudiera tener el nuevo presidente municipal. Eso en lo general, porque cuando se camina en el terreno de temas y problemas de gobernabilidad, ahí las posiciones de polarizan y se multiplican opiniones bajo influencias de intereses personales, políticos, partidistas y hasta económicos. Eso de pretender un alcalde legitimo pata salada, más capaz y mejor preparado, priista panista o mochilista, que no robe, que robe pero poquito, honesto y honrado, que y no pida prestado y no endeude la ciudad, suenan mas bien a exigencias surrealistas.
Así las cosas, los ojos y reflectores apuntan destacadamente a tres personajes: el panista Juan José Cuevas García, el priista, Andrés González Palomera y Arturo Dávalos Peña, éste del partido Movimiento Ciudadano. Para que seguidores de uno u otro no se sientan aludidos, el orden de la lista es mera ocurrencia y eso no es lo relevante.
Los tres citados arriba se mueven y se conducen como tales. Que a nadie asombre que literalmente del camposanto, Arturo Dávalos se fue a Las Palmas, donde se festejaba un aniversario más del ejido de aquella comunidad. Son tiempos de no dejar pasar ninguna oportunidad para dejarse ver saludar a potenciales electores. González Palomera también acudió a la misma cita y no lo hizo el diputado Cuevas García porque en los últimos años, en Las Palmas ha sentido la merma de simpatizantes y su principal promotor, Andrés Ponce Peña no es ejidatario de ese núcleo ejidal
Entonces, si grazna y camina como pato es pato. Los tres grandes del concurso electoral van a todas y eso solo puede significar una cosa: la competencia electoral se definirá entre ellos. Cierto, habrá más candidatos, el Morena del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, tendrá el suyo, el Humanista, cuyo patrimonio ya parece tener dueño en Antonio “el tony” Joya Rodríguez, habrá de postular candidato y lo mismo el Partido de la Revolución Democrática. Se ve lejos la posibilidad de que el PRD se coaligue, un escenario solo previsto por el Verde Ecologista y el Panal, dos partidos satélites que viven cual parásitos del PRI. El Partido del Trabajo, bajo la férula del regidor Othoniel Barragán Espinosa quiere registrar candidato pero mantiene su cercanía con el MC.
Con sorprendente frecuencia le preguntan al autor quién cree va a ganar la presidencia municipal. La respuesta más honesta suele ser la de un “no se”. Si acaso lo más cercano a la realidad es expresar que hay tres prospectos con posibilidades de poder ganar la alcaldía y son los tres grandes. Hay sin duda alguna, quienes sostienen que Andrés González se derrumbará y dejará ir a dos finalistas. Es débil y tiene cadáveres en su closet, no lo acepa Rafael Yerena y en la campaña le sacarán sus muchos trapitos sucios, arguyen. Pero también ven profundas debilidades en Arturo Dávalos. Contrario a la creencia, no son pocos los que sí lo ven como una “mona” de la política. El “peri” Cuevas también tiene sus detractores y, para no ir muy lejos, pese a ser la figura del PAN que pudo erigirse en el candidato natural, sus mas feroces enemigos los tiene dentro de su partido.
Aun considerando lo anterior, en ellos tres está el futuro presidente municipal. Un proceso electoral altamente competido es terreno fértil para las dudas y en consecuencia, cada duda tiene su razonamiento originado de una realidad innegable.
En la historia electoral moderna se ha escrito una regla que emerge de la costumbre y en la que muy pocos reparan. Son raros los procesos electorales en donde son más de dos los que se disputan el último voto. Hace apenas meses, aquí en el vecino Bahía de Banderas se creyó al principio que la pelea sería entre tres. Por las circunstancias y razones ya muchas veces explicadas, uno de los tres, Adrián Guerra Padilla, del MC, se desinfló y llegaron a la final, peleando voto por voto, el priista José Gómez Pérez y el antes dos veces alcalde por el mismo PRI, Héctor Paniagua Salazar. En la elección anterior, los electores vallartenses escucharon propuestas de tres candidatos con fuerza pero el panista Humberto Muñoz Vargas se cayó hasta quedar lejos de los dos finalistas, el priista Adrián Méndez González y Ramón Guerrero Martínez, al final, ganador y actual alcalde. Hay ejemplos en otros niveles. Cuando los panistas, Vicente Fox y Felipe Calderón ganaron la presidencia de la república, el primero peleó en toda su campaña el voto al priista Francisco Labastida Ochoa. La disputa de Calderón fue contra López Obrador y éste mismo, le dio batalla a Enrique Peña Nieto, en la última elección. En todos los casos, la competencia fue de dos, no de tres.
A juicio personal, y eso es solamente una opinión sin referencias estadísticas, salen tres a los carriles y uno estará en riesgo de rezagarse de tal forma que a media campaña, dos se estarían disputando “el voto útil”. Claro, es una posibilidad, pero remota al fin y al cabo que uno tome ventaja y la campaña se defina a medio curso. Ese tipo de fenómenos, son raros, si acaso registradas aquí en las elecciones de febrero de 1995 y en julio de 2003.
Así como los tres tienen debilidades también tienen fortalezas y de la suma de todo se originan posibilidades y probabilidades. González Palomera, u otro que en su defecto asuma la candidatura del tricolor, tiene la fortaleza de un partido fuerte, con estructura organizacional y un voto duro que fácilmente puede superar los 30 mil vallartenses. El MC ofrece un voto duro que, sin “el mochilas” nadie daría un peso, pero con la estructura y respaldo de un batallón de ex panistas, ese voto duro lo hacen crecer a 15 o 20 mil votos. Si Dávalos es capaz de mover conciencias y ganar otro igual estará en la final pero si no convence ni a su familia, como nos han afirmado, entonces él correrá el riesgo de ser el relegado. Y el legislador panista, Juan José Cuevas, parece cargar en sus lomos a un partido muerto y quizá su primera gran labor es revivir a ese muerto. El PAN Vallarta ya ni siquiera tiene estructura de comité. La mitad de sus militantes se le oponen a su mejor figura. Sin embargo, el PAN tiene un capital en votos con fuerza tal que no se le puede descartar. La marca “Peri Cuevas” llega a este momento mejor posicionada que la marca “PAN” y si saben vender al candidato tendrá posibilidades reales de llegar hasta el último día de campaña implorando al voto duro para derrotar al PAN o el MC.
Puerto Vallarta se cuece aparte, pero sólo en parte. El capital del MC es una suerte de renta que pagan al PAN. Si un partido cuyas figuras fuertes fue capaz de echar de la alcaldía al PRI, peleando también contra el PAN, entonces se impone una verdad: el ciudadano elector del municipio asume tendencias claramente opuestas al PRI. Es decir, el voto vallartenses mayoritario es antipriista por naturaleza, por decisión propia y por la costumbre democrática de no votar por los priistas.
REVOLCADERO
“El único que tiene asegurado su lugar es Dávalos” nos escribió hace una semana un amigo con voz y mando autorizado para sostener la afirmación. La referencia tiene que ver con que Arturo Dávalos Peña es el virtual abanderado del Movimiento Ciudadano. El comentario respondió a las inquietudes suscitadas a raíz de algunos comentarios públicos en donde se mencionan prospectos a ir en la planilla. “Los demás nombres los iremos seleccionando”, concluyó el comentario. *****Hoy nos animan a recordar de dos extraordinarias personas, uno que el sábado estuvo m de plácemes y otro, que atraviesa por graves complicaciones en su salud. El fiestero es Lorenzo León Zazueta, mejor conocido como “el viejo León”. Por cinco lustros, el viejo gruñón nos ha honrado con su amistad y es uno de esos personajes que, y no exageramos, con una trayectoria propia de un personaje, mitad leyenda, mitad criatura de cualquier libro de Frank Kafka. Sin ser de su cofradía, hicimos el esfuerzo para darle su abrazo al eterno “viejo león”, el orgullo de Choix que ha visto caer las palmas de su choza en La Peñita de Jaltemba para mantener su vida de dandy en los cafés vallartenses y darse el gusto de ver la prácticas de polo y apreciar los caballos de su hijo. Feliz los 86 otoños Viejo León.***** Y Juan José Loredo León. Vieja gloria del turismo vallartense, en los años de bonanza, del Posada Vallarta alguna ves secretario de turismo en Jalisco, pieza clave en la consolidación del centro Universitario Arkos y el más experimentado de los formadores en el Cecati. “El amigazazo” Juan José Loredo esta enfermo. Lo que sentimos más lo aqueja, su peor crisis, son las pocas ganas de salir a la calle, de abandonar su cama de reposo. Cuando se pierde la voluntad de vivir, de la higiene personal, es la peor de las enfermedades y está ahí el reto de Loredo por atacar. Fuerza y recuperación, “amigazazo”.