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Miércoles, 04 Febrero 2015 01:49

La guerra de las tangas en PV; colombiana roba La Casa del Bikini, instala su “Kini Shop” y el MP se hace de la vista gorda

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La Casa del Bikini es una empresa con 15 años de antigüedad que fiel a Vallarta ha sorteado tiempos malos, crisis, fenómenos naturales como el huracán Kenna, hasta el robo hormiga a gran escala y el abuso de confianza de una empleada malagradecida a la que le tendió la mano dándole trabajo, protección médica y techo, por ser de origen colombiano.

 

 

Por Julia Baumgarten

 

En marzo del 2013 apareció en “La Casa del Bikini” –un negocio de tangas ubicado por la Avenida México en la Colonia 5 de Diciembre--, una mujer que dijo llamarse Danlika Johana Prado Figueroa pidiendo trabajo y con el cuento de que estaba recién llegada de Colombia, y que junto con su pareja, Andrés Rey, tenían mucha hambre y necesidad, lograron que la dueña les tendiera la mano.

 

Guillermina Valenzuela Sosa, propietaria de las tiendas La Casa del Bikini y Mar de Sueños, ambas de mercancía de playa, no dudó en darle trabajo; lo primero que pensó antes de dárselo fue:   “Dios mío si yo estuviera en la misma situación, confiaría en ti para que alguien también me tendiera la mano, más si estuviera en país extraño”.

 

Le dio el trabajo también porque le vio posibilidades de vendedora de bikinis, ya que sin ser bonita es flaquita, morena, pelo largo y lacio con actitud coqueta; podía vender bikinis -dijo Guille--. Al principio todo fue bien, era movidita, bien portada y labiosa, así que la dueña creyó que era mujer honorable, por lo que pronto se ganó su confianza.

A los pocos meses la propietaria de las tiendas recibió la visita de su familia a los que hacía tiempo no veía y para atenderlos, nombró encargada a la colombiana de La Casa de Bikini.

 

MORDIO LA MANO QUE LE DIO DE COMER

 

Nunca lo hubiera hecho, confiesa Guillermina, en cuanto se sentó en la silla de la caja, comenzó a robar dinero, a sacar mercancía poco a poco. En estas tiendas las ventas en temporada son altas, ventas muy buenas y ella entregaba cortes muy bajos, lo que extrañaba en la administración. Llegó el verano y la encargada de la otra tienda, Mar de Sueños, entregó muy buenas ventas, su balance fue alto, lo que alegró a la dueña, ya que habían tenido varios meses de bajas ventas. Sin embargo, La Casa del Bikini, donde la encargada era precisamente la colombiana Johana Prado, entregó un balance de ventas muy bajo, tan bajo que todas las empleadas se extrañaron, ya que todas habían trabajado en esa tienda y sabían que las ventas eran altas siempre.

 

Comenzaron las sospechas, ya que La Casa del Bikini está muy bien aclientada, 15 años de estar en el mismo lugar le da experiencia a cualquiera --dice Guillermina-- y por experiencia también sabemos que las ventas siempre son más altas que en la otra tienda, Mar de Sueños, que apenas tiene 4 años. Guillermina no puso atención al problema pues tenía a su familia de visita y estaban en plena temporada de vacaciones de verano… lo dejó pasar.

 

Se acaban las vacaciones, la familia de Guille se fue y ella volvió a integrarse a sus negocios, comienza a revisar sus cuentas y los números le informan que algo está pasando, las ventas entregadas por la colombiana son muy bajas, como nunca; y al revisar la tienda físicamente se da cuenta que los estantes están casi vacíos, es cuando se prende un foco rojo en la cabeza de la propietaria. Pide explicación a su encargada, a la que había sacado del desempleo y dado seguridad social y médica, a pesar de no ser mexicana y de ignorar su estatus legal en el país, quien contesta con un simple “las ventas han estado bajas”.

 

EL ROBO HORMIGA

 

¿Y los estantes vacíos, donde está la mercancía? vuelve a preguntar—

 

--“Seguro se la llevaron a la otra tienda”--, contestó la colombiana. No es posible, dice la dueña. Voy hacerte un inventario el fin de mes, le informa.  Pasan los días y una tarde, antes de que terminara el mes de agosto del 2013 Johana le informa a la propietaria que dejará el trabajo, porque tiene que viajar a Querétaro a arreglar sus papeles para legalizar su estancia en el país y tardará tres meses.

 

A Guillermina se le hizo raro que en Querétaro estuviera el Instituto Nacional de Migración, pero todavía confiando en la labiosa mujer, originaria de algún matorral colombiano y a sabiendas de la pobreza en la que vivía, le dijo que no renunciara, que se fuera y que cuando estuvieran listos sus papeles regresara a trabajar a La Casa del Bikini, porque en su cabeza ya estaba instalada la sospecha de que algo estaba mal en las cuentas entregadas por ella.

 

La mujer se fue del trabajo los primeros días de agosto del 2013, para en los últimos días del mismo mes, se desocupó un local enfrente de la Casa del Bikini; mientras, Guille comenzó hacer el inventario de sus tiendas ya con angustia y sospecha. Y cual va siendo su sorpresa, que la colombiana abre una tienda en ese local con toda la mercancía robada a La Casa del Bikini.

 

A doña Guillermina casi le da un infarto al ver sus diseños exclusivos y su mercancía, exhibidos en la tienda de su ex empleada, bautizada como “Kini Shop”.

 

HURTO MAYUSCULO

 

La empresaria llora al recordar, no entiende cómo es posible que alguien que fue protegida y ayudada pudo abusar de la que la ayudó. Su vida cambió, comenzaron los problemas en su casa con su pareja, porque se culpaban uno al otro. El asunto se convirtió en tragedia al terminar el inventario, pues el robo había sido grande, tanto de dinero, de mercancía, cómo de diseños y hasta le llegaron cuentas de mercancía pedida a proveedores que nadie había hecho, faltaba mucho dinero en el balance de los cortes de caja y es que el robo era muy bien hecho.

 

De 10 ventas, la colombiana registraba 7 y se clavaba 3 en efectivo, su robo fue de hormiga rápida, en menos de 6 meses la colombiana le vació una tienda con 15 años de presencia en la Avenida México, colonia 5 de Diciembre: robó dinero, diseños, y la lista de proveedores con lo que la descarada mujer abrió “su” tienda junto a la que había vaciado.

 

Con el inventario terminado y los balances hechos, Guillermina acudió junto con su pareja a levantar la denuncia al Ministerio Público por robo, abuso de confianza y amenazas, ya que la abusiva colombiana no solo le instaló la tienda con todo lo robado en sus narices, sino que emprendió una campaña de acciones violentas en su contra y en contra de todas las empleadas de las que se burla y provoca diciéndoles “pendejas muertas de hambre”.

 

Un día, Lupita una de las empleadas, le respondió con una cachetada y se armó la primera bronca, hasta llegó la policía y se las llevó a las dos. Guille fue por Lupita a los separos municipales e interpuso una denuncia penal en contra de la colombiana y ratificó la denuncia por robo, abuso de confianza y amenazas con el número de averiguación 4915/2013 1ro de agosto 2013

 

QUÉ DICE EL MINISTERIO PÚBLICO

 

Ya pasó un año y la autoridad ministerial hasta la fecha no ha dado resultados, ni buenos ni malos, cero respuesta del MP y con esta negligencia de la autoridad se ha robustecido la impunidad de la colombiana, ya que no obstante tener una denuncia por robo, abuso de confianza y otra dos por lesiones y amenazas, ella sabe que en México no pasa nada y por eso sigue amenazando tanto a Guille como a las empleadas. Su tienda Kini Shop, es una copia barata de La Casa del Bikini y nadie le hace justicia a Guillermina Valenzuela Sosa, no obstante de haber presentado toda la documentación que avala la propiedad de la mercancía puesta y exhibida en Kini Shop…  hasta la fecha, no hay acción penal en su contra.

 

Sin respuesta de la autoridad ministerial, nadie sabe la situación legal de esa pareja de colombianos y el asunto se agrava porque las amenazas suben de tono, el segundo  enfrentamiento fue con Guillermina directamente, no puede prohibirle el paso por la banqueta, así que  un día, Guille le reclamó su proceder y la colombiana le sacó un cuchillo y con actitud amenazante le gritaba “¡lárguese, no sabe con quién se pone, si no se sale le entierro el cuchillo¡”, frustrada, Guille dice que no sirve de nada denunciar, cada quién debe defenderse como pueda en este país y eso está haciendo, pero ya es demasiado tiempo de conflicto gratis, mucha tensión en toda su vida; perdió su relación por esta causa, su paz y su confianza en las personas, está cansada de tanta negatividad, no encuentra un camino para acceder a la justicia, así que está en el camino de la resignación y tratando de mantenerse positiva y no contestar a las provocaciones de esta pareja amenazante.

 

El 30 de diciembre del 2014 por la mañana, llego PROFECO a inspeccionar su tienda con la sospecha de mercancía ilegal, los vecinos reportaron que mientras la Profeco inspeccionaba el lugar ella sacaba bolsas de trajes de baño de Colombia sin marcas y las escondió en el restaurante de los chinos, junto a la tienda, nadie sabe cómo justificó su estancia legal y sus permisos de trabajo, pero lo que los vecinos sí supieron de esta visita, es que el ministerio público le ha mandado dos  citatorios a los cuales no se ha presentado.

 

LA COLOCHA SE VIOLENTA

 

Ese mismo día por la tarde se armó otra trifulca pero esta vez el compañero de la colombiana, Andrés Rey trató de golpear a Guillermina, la empleada se metió y recibió un fuerte golpe en la cabeza, se metieron las vecinas mientras Guille con la escoba se defendía del agresor, hasta que intervinieron los Opc que trabajan en la cuadra para defender a las mujeres del sujeto.  Llegó la Cruz roja y la policía; al enterarse que los involucrados ya se conocían, la policía juzgó que era una riña entre comerciantes y solicitó que pusieran su denuncia ante el Ministerio Público, al saber que ya estaba interpuesta, pretendían llevarse a todas las mujeres a  Las Juntas, una golpeada, otra desmayada, y Guille estresada, decidió llevarse a sus empleadas a la Cruz roja y dejar el asunto legal por la paz, ya que no ayudarían a esclarecer el caso, al contrario podrían empeorarlo al detener por riña a personas que buscan justicia… sin hallarla.

 

PIDEN JUSTICIA

 

Lo que Guillermina Valenzuela Sosa espera del Ministerio Público es que detengan a Danlika Johana Prado Figueroa y a Andrés Rey, de origen colombiano y ejerzan acción penal en su contra derivada de las pruebas de robo de mercancía, dinero, diseños exclusivos y lista de proveedores que presentó la ofendida por más de 300 mil pesos.

 

En la pelea de fin de año, la pareja de colombianos dijeron ser “testigos protegidos” con estancia indefinida en el país, información que no pudimos corroborar. Ellos no tienen miedo ni vergüenza de nada, siguen trabajando como si nada pasara; los vecinos dicen que atienden a la clientela de manera sexual… lo que si pude percibir es la falta de paz y armonía en ese barrio comercial de la avenida México.

 

 

 

 

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