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Miércoles, 10 Junio 2015 01:37

Breve historia de una humillación (la del PRI de Aristóteles en Jalisco) Destacado

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Por Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo)

I

9 de junio de 2015. Sentado en una silla del jardín del Comité Ejecutivo Estatal del PRI, un militante de esta organización política mira su celular. Ha sido un día largo y eso que apenas son las siete de la tarde de este domingo 7 de junio. Lee mensajes que le mandan desde distintos puntos de la ciudad. Está triste. Preocupado. Quizás desesperado. Quisiera no saber qué sucederá, pero bien sabe qué pasará, y eso lo jode. En octubre perderá su trabajo (un puesto menor en el ayuntamiento de Guadalajara) y tendrán que buscar en otro lado. Tendrá que hablar con varias personas. Preguntar “¿dónde hay cabida?”. Quizá algo en el gobierno del Estado. O con algún diputado. El mundo cambia, y a veces de un día para otro. Al menos el mundo de él.

 

II

En 2012 Jorge Aristóteles Sandoval Díaz ganó la gubernatura de Jalisco. Pero casi la perdía. Fue ínfima la diferencia con el segundo lugar, Enrique Alfaro, quien perdió formalmente pero ganó en simpatías en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

De 2012 a estos tiempos: el PRI de Peña Nieto en México, el PRI de Aristóteles en Jalisco y el PRI de Ramiro Hernández en Guadalajara. En tres años tres gobiernos caóticos. Tres gobiernos llenos de insensibilidad, de matanzas y desfachatez, de corrupción y crisis económica, de casas blancas y narcobloqueos, de calles destrozadas y escándalos por todos lados. Tres años de meter al país, a Jalisco y a Guadalajara en un despeñadero doloroso, letal.

En 2015 solamente Ramiro Hernández tenía que irse. Solamente ahí había la posibilidad de que el PRI se fuera. Y fue ahí de donde se fue.

Enrique Alfaro, que perdió la gubernatura en 2012, se presentó tres años después como candidato a la alcaldía de Guadalajara. Desde siempre fue puntero en las encuestas. Desde siempre se supo que era prácticamente imposible que perdiera. Pero el PRI es el PRI y hace todo para ganar. Todo, sea legal o ilegal

 

III

Enfrente de él, un micrófono, varias cámaras fotográficas y decenas de reporteros. El hombre en su derrota. Se llama Ricardo Villanueva y es el candidato del PRI a la alcaldía de Guadalajara. Antes era candidato a secas. Ahora es candidato derrotado, candidato perdedor. Su historia es simple: hace más de cuatro meses le dijeron que el gobernador decidió que él fuera el candidato que competiría contra Enrique Alfaro por Guadalajara. Él aceptó. Se vio como carta fuerte. Se vio como héroe (del PRI), como un luchador que comienza tirado en la lona y al final derrota a su contrincante mientras todo el público aplaude y aclama lleno de felicidad y contento.

No todos estuvieron conformes con su designación. Una parte de los priístas locales se disgustaron: “no tiene madera de héroe”, dijeron; “ni de candidato”, resaltaron. En la presidencia de la República veían con malos ojos que Aristóteles Sandoval se hiciera con el completo control, tres años más, de la entidad. No porque les preocupara que dejara a ésta en un caos (eso es lo de menos, lo que nada importa), sino porque el gobernador, cuando pasaba por un espejo, se miraba fijamente y se dibujaba como el próximo candidato del PRI a la presidencia de la República. Mejor acabar de una vez con el niño que sueña a ser grande que esperar a que crezca y saque un susto, por mínimo que sea.

Villanueva comenzó como perdedor y terminó como perdedor. El gobernador encargó su papá, el magistrado Leonel Sandoval, operar la campaña. Mala jugada. Audios filtrados (se entiende que por los propios priístas) a los medios de comunicación evidenciaron que un magistrado, papá Leonel, hacía campaña y apoyaba que se violaran las leyes para que ganara el PRI, el PRI de su hijo. Cinismo. Fue un golpe duro para Sandoval Díaz, para el mismo Leonel y para Villanueva. Con eso estaban perdiendo más que cuando iniciaron perdiendo.

IV

El PRI Jalisco tenía una estrategia que llevó a cabo al pie de la letra: comprar votos, medios de comunicación, encuestadores, todo lo que se pudiera comprar ellos lo compraron. Dijeron (ya fueran ellos o los que aceptaban ser comprados) todo lo posible para “bajar” a Alfaro: que éste era empleado del ex gobernador del PAN, Emilio González Márquez, que era malo, muy malo, que estaba “en contra de la vida”, que era un Hitler, que se comía niños chiquitos, que era corrupto, que era lo peor de lo peor, y que no debía jamás gobernar porque todo con él sería malo muy malo.

Caricaturizaron tanto sus críticas (su guerra sucia) que hasta ellos mismos se caricaturizaron. Nada sirvió y todo perjudicó. Eso sí, tenían una última salida: contrataron a un payaso llamado Lagrimita para que usara una candidatura independiente y a través de ella, en caso de derrota del PRI, presentara “argumentos” para anular la elección. Un golpe de estado electoral. Pero ni eso les funcionó: fue tan grande la derrota que hoy la impugnación de la elección se observa inviable, patética, ridícula.

 

V

La elección en Jalisco demostró, con bastante claridad, que el PRI no es invencible. Que a pesar de la guerra sucia, de detentar el poder ejecutivo estatal, del uso de la pobreza con fines electorales, de la compra de comunicadores y medios de comunicación, de la movilización el día de las elecciones, del voto duro, del uso de los programas sociales para ganar votos, a pesar de todo, el PRI es vencible: se le puede derrotar, y humillar.

VI

Mira todos los mensajes en su celular. Seguramente hay muchas caritas tristes. Se levanta de la silla donde ha estado sentado más de media hora. Ya nada se puede hacer. Ya nada pueden hacer. Le duele algo y no sabe cómo explicar ese dolor. Se había acostumbrado a ganar en poco tiempo, a ser poder, a mandar. Este domingo 7 de junio algo cambió. Mira a su alrededor y no se da cuenta, pero todos tienen en sus rostros esa misma sensación de impotencia, de tristeza, de derrota. Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, casi toda la Zona Metropolitana se ha perdido. El PRI humillado. El PRI derrotado. El PRI borrado. Y el gobernador de Jalisco, con su carrera política rota. (Tomado de www.proyectodiez.mx)

 

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