Sin duda, el ex alcalde Ramón Guerrero sigue teniendo un interesante poder de convocatoria –reunió alrededor de 250 invitados--, y aunque su clientelismo político va a la baja en las colonias populares por los escándalos de corrupción y la herencia nefasta que dejó a su sucesor, con un Ayuntamiento prácticamente en quiebra, él está de regreso; y por antonomasia, convirtió un convivio social en un acto político.
La figura central de sus invitados se centró en el ex candidato fallido al Senado de la República por el MC, Alejandro Puente Córdoba, aquél singular personaje que fue uno de los protagonistas de la polémica “telebancada” –llamada así por que varios diputados tenían nexos directos con las televisoras, en especial con grupo Televisa—y quien salió en defensa del entonces candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, por una entrevista incómoda que le hizo la periodista Carmen Aristegui.
Este poderoso empresario –quien fue presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable (Canitec) y dueño mayoritario de la firma EfektoTV—denostó a Carmen Aristegui en plena campaña presidencial, le dijo que era “emisaria” de Carlos Slim y “cabildera” de Telmex, lo que provocó que la dirigencia nacional del MC se deslindara de Alejandro Puente, al señalar que no compartían la opinión de Puente y que nada tenía que ver con el Movimiento Ciudadano.
INVITADO DE LUJO
Pues bien, Alejandro Puente se dio tiempo para venir a empolvarse sus finos mocasines al rancho de Los Arreola, donde desde las 15:00 horas comenzaron a llegar los invitados del Mochilas, quienes fueron recibidos con mariachi y entradas de tostadas de ceviche y camarón, que fueron servidos en mesas elegantemente decoradas con vistosos adornos.
Alejandro Puente es un personaje incómodo en el MC y ha sido severamente cuestionado por partidos políticos afines al Movimiento Ciudadano como MORENA, pero eso no le importó a Ramón Guerrero, quien se lo trajo desde la ciudad de México para mostrar músculo y para que vean los “tontos vallartitas” quién tiene la sartén por el mango, es decir, que él tiene operadores financieros de peso para lo que se ofrezca en el presente y en el futuro político de Puerto Vallarta, con o sin la anuencia de Enrique Alfaro.
En el aire quedó la duda, en el sentido de que si habría sido Alejandro Fuente –con todas sus relaciones en Televisa y el sector de telecomunicaciones—el empresario al que le habrían reservado un jugoso contrato en la administración del Mochilas para colocar anuncios digitales en grandes pantallas de televisión en toda la franja turística del puerto para explotar anuncios publicitarios, cuyo acuerdo fue revocado por el pleno del Ayuntamiento ya en tiempos de Arturo Dávalos Peña, a propuesta por cierto, de la regidora del MC, Susana Rodríguez Mejía.
EL ENVIADO
Pero si Alejandro Puente llamó la atención, también lo hizo la presencia de Rafael Valenzuela Cardona, considerado el brazo derecho del líder moral del MC en Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, uno de sus hombres de todas las confianzas y quien fue su operador de medios y estratega de la campaña política electoral que llevó a Alfaro a ocupar la alcaldía de Guadalajara.
Enrique Alfaro no estuvo en la fiesta del Mochilas –dicen que, por motivos de agenda, ya que estaba ocupado en los temas de movilidad de la perla tapatía--, pero envió a Rafael Valenzuela, como para que Ramón Guerrero no olvide quién manda en Jalisco, por un lado, y para que no se sintiera desairado, por el otro.
Como sea, El Mochilas mostró poder y aunque no estuvieron todos sus compañeros diputados, si lo hicieron tres legisladoras (con las que se lleva muy bien). De regidores locales casi nadie, salvo Susana Rodríguez; no sabemos el motivo, o porque no les corrieron la invitación o porque no quisieron asistir.
Por los panistas destacados y que han sido amigos del Mochilas, estaba el polémico Jorge Salinas Osornio, acompañado del ex secretario general, Antonio Pinto y el famosísimo Robertito, convertido hoy en magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado.
Para quienes no lo saben, Robertito (su nombre completo es Roberto Rodríguez Preciado), fue el primer Director de Seguridad Pública que tuvo el Mochilas como alcalde de Vallarta, y que tuvo que salir huyendo del puerto luego de un atentado con granadas que le brindaron grupos de la delincuencia organizada (dicen) por supuestamente intentar comprometer “la plaza” para “Los Güeros”, un grupo de narcos que operaba en la región altos de Jalisco y que tenía presuntos nexos con el Cártel de Sinaloa.
LOS INCONDICIONALES
Empresarios de Vallarta muy pocos, salvo un tal Carlos Barragán, pero eso sí, estaba toda una pléyade de incondicionales del Mochilas, encabezados por la “sirenita de la radio”, Eli Castro, por el rumiante Oscar Pérez (quien no pudo repetir en la Dirección de Turismo); el actual Director Jurídico, Carlos Félix; la ex coordinadora de jueces municipales, Teresita de Jesús (quien es “aviadora” en Secretaría General); Eliseo Rendón, actual Oficial Mayor de Padrón y Licencias; el Jefe de Relaciones Públicas, Jaime Castillo Copado; la ex presidenta del DIF, Iris Ulloa; y el inefable gorrón de marca, Luis Ernesto Munguía, quien en sus ratos libres es diputado federal. Todos (y cuando decimos todos, son todos) dispuestos a rendirle pleitesía al Mochilas.
En cambio, muy discreto y sin llamar la atención, llegó el alcalde Arturo Dávalos Peña, sólo acompañado de sus asesores y funcionarios, Guillermo Salcedo y Diego Franco, quienes estuvieron un rato y se retiraron de la misma manera del convivio.
Desde luego, no pudieron faltar los que se sienten desplazados por Arturo Dávalos y que ahora van y le lloran a Ramón Guerrero, como la familia Murguía, quienes estuvieron en primera fila, atentos y solícitos a lo que al amo ordenara.
LA ULTIMA COPA
Todos cantaron y bailaron al son del mariachi, después al ritmo de un grupo cubano y ya entrada la noche, como a la 1:00 de la madrugada, se dieron vuelo con una banda norteña que tocó hasta altas horas del nuevo día.
Por alimentos no sufrieron los convidados a la pachanga, pues si en la comida les dieron pescado frito muy bien acompañado, por la noche llegaron las ollas de pozole para agasajar al apetito más impulsivo de la noche; y claro, no podía faltar el wiski, el buen tequila, la cerveza a raudales y lo que se ofreciera.
La fiesta se fue apagando poco a poco, y el ambiente político no se iba, toda vez que quedó enrarecido, con la impresión de que Arturo Dávalos tiene a muchos desleales en su equipo, que obedecen a Ramón Guerrero y que están jugando un doble juego.
Y es que se les olvida que el jefe político es Arturo Dávalos, que el líder del municipio es Arturo y que el presidente municipal es Arturo Dávalos Peña, nadie más.
Que no se confundan, porque en enero viene la guillotina.
Sabemos que las deslealtades tienen su precio, que las facturas políticas se tienen que cobrar y que los indecisos no caben en un proyecto de gobierno como el que construye Arturo Dávalos.
Al tiempo…