POR LA REDACCIÓN
Son cosas que suceden y de las que casi nadie se da cuenta, sólo algunos mandos policiacos que prefieren guardarse la información y mantenerla reservada, pero el día que sucedió, fueron varios vecinos lo que se percataron de un operativo policiaco inusual que se registró en su fraccionamiento, Fluvial Vallarta, hasta donde llegaron patrullas municipales y camionetas de la Fiscalía Regional de Justicia. Después se supo que iban por un “pesado”, un personaje del crimen organizado que había estado viviendo en una residencia de la calle Lago Victoria y que por su bajo perfil, había pasado inadvertido.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que la misma casera, dueña del lugar, comenzara a sospechar de los movimientos que había al interior de la residencia, pues cuando acudía a cobrar la renta –ya le debían alrededor de 10 meses--, aparecía el sujeto de la foto con una pistola en la mano lista para usarla y le informaba con acento hosco que regresara otro día, que después le pagaría todo lo atrasado.
Antes, a la señora –cuyo nombre se guarda en el anonimato por su propia seguridad— la contactaron un grupo de mujeres que decían ser agentes de bienes raíces, entre ellas una colombiana, pues así se presentó, y le dijeron que deseaban rentar la casa, que le pagarían el depósito y el mes de adelanto y que incluso, ellos podían ayudarla a vender la finca en un muy buen precio.
FALLO LA ESTRATEGIA
La arrendadora de Fluvial Vallarta nunca supo que estaba haciendo tratos con un presunto grupo de avanzada del grupo criminal Los Zetas, que utilizan mujeres para abrir camino en aquellas plazas en donde no tienen el más mínimo dominio, pero en donde se infiltran para realizar secuestros, ejecuciones o para estudiar a grupos rivales.
Pero algo les falló en la estrategia, ya que fueron descubiertos, sobre todo por un comandante de la Fiscalía que ubicó perfectamente al morador de la residencia, y al que identificó como El Z-20, un sujeto que venía de Veracruz y cuyo nombre se reservaron las autoridades, pero que es el sucesor de Braulio Arellano Domínguez “El Gonzo”, el primer Z-20, quien operaba en ese estado que colinda con el Golfo de México, y que fue abatido por elementos de la Marina el tres de noviembre del 2007.
Por las fechas, se considera que su sucesor usa las siglas Z-20 desde hace cinco años, aunque no se sabe qué hacía en Puerto Vallarta, donde sólo han aparecido repentinas células de Los Zetas, pero que no se han quedado a manejar las actividades propias del crimen organizado, como algún tiempo sí lo hicieron en Bahía de Banderas, Nayarit.
Llama la atención, que el día que iba a ser detenido el Z-20 en Fluvial Vallarta, a principios del mes de agosto pasado –porque ya lo habían ubicado—llegó primero el subdirector de la Policía Municipal, Ernesto Ojinaga, a quien conocen como “Comandante Jaguar” a quien curiosamente se le escapó por minutos el sujeto que vivía en Lago Victoria número 182, pues cuando llegaron agentes investigadores de la Fiscalía Regional de Justicia del Estado, uno de los hombres más buscados en diferentes estados ya se había hecho ojo de hormiga.
Ernesto Ojinaga recibió un pitazo, pero habría llegado tarde a la casa de la calle Lago Victoria 182.
Aun así, la Policía Judicial Investigadora tomó datos de los hechos y de las actividades que se realizaban en dicha vivienda, todo para seguirle la huella al nuevo Z-20, que se presume huyó al estado de Guerrero o a Veracruz.
LA HISTORIA DEL PRIMER Z-20
El primer Z-20 fue un fundador de Los Zetas, estaba de encargado en la plaza de Veracruz, pero un martes cayó abatido por disparos de soldados de la marina Armada de México.
Las crónicas periodísticas indican que antes de morir, en un intento por evitar ser detenido, Braulio Arellano Domínguez, "El Gonzo" o "El Z-20", disparó su pistola con cachas de oro e incrustaciones de piedras preciosas en contra de los elementos de la Marina que irrumpieron en la casa de seguridad donde se encontraba.
El arma, una Springfield Armory calibre .38 súper modelo 1911-A1, tiene grabado en la cacha derecha su apodo, "El Gonzo", con letras decoradas con lo que parecen ser diamantes, así como una Z mayúscula y el número 20, que es el indicativo "Z-20" con el que se le identificó al interior de "Los Zetas" y que constata que fue uno de los integrantes fundadores.
Mientras que en la cacha izquierda está escrita también la palabra "Gonzo" y está grabada una imagen religiosa, arriba de ella, quedaron unas pequeñas manchas de sangre presuntamente de Arellano Domínguez.
De acuerdo con fuentes de la Secretaría de Marina, al ser sorprendido por los elementos de la Armada en el interior de un inmueble ubicado en el municipio de Soledad Doblado, Veracruz, "El Gonzo" disparó contra los marinos, quienes repelieron la agresión. En el tiroteo resultó herido; sin embargo, falleció durante su traslado a un hospital.
"El Gonzo" desertó del Ejército en junio de 1999 tras haber permanecido seis años en el instituto armado para unirse a "Los Zetas", brazo armado que conformó el ex líder del Cártel del Golfo Osiél Cárdenas Guillén con 40 ex militares, algunos de ellos de élite.
El arma del "Z-20", junto con una subametralladora MP-5, una granada de fragmentación, 3 pistolas escuadra, algunos cargadores y decenas de cartuchos, así como 4 personas que se encontraban con Arellano Domínguez fueron puestos a disposición de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO). (Con información de Grupo Reforma)