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Miércoles, 12 Octubre 2016 16:11

Como si fuera el último tren de sus vidas, Gabriel Igartúa y Lupita Bayardi se aferran al “poder empresarial”

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Por Jorge Olmos Contreras

Como si se tratara de la última liana que hay en la selva y a la cual necesitan imperiosamente asirse para seguir con vida, los “empresarios” Gabriel Igartúa y Guadalupe Bayardi, brincaron ayer a las dirigencias del Centro Empresarial de Puerto Vallarta y a la Asociación de Expresidentes de Organismos empresariales respectivamente, con el único objetivo de seguir estando en la palestra pública… para bien… o para mal.

Al interior del sector privado, se interpretó este movimiento como una medida desesperada de dos personajes que han arrastrado en Puerto Vallarta la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser. Se subieron a su último tren, porque quizá en poco tiempo ya no se hable más de ellos, se irán quedando en el olvido y fenecerán poco a poco como figuras públicas.

Gabriel Igartúa es dueño del hotel Las Palmas junto con su hermano José, y hay que reconocer que todavía tiene algo de representatividad; aunque su postura intransigente y su falso protagonismo lo ha orillado a conflictuarse con la mayoría de sus compañeros hoteleros, quienes lo ven como un sujeto caprichoso, que se quedó atrapado en el túnel del tiempo y cuyas ideas son tan arcaicas, que muchos mejor le sacan la vuelta.

Guadalupe Bayardi, a su vez, es un caso lastimoso; vergonzoso en una mujer que pretende hacer creer al sector privado que ella es una importante empresaria del sector restaurantero, cuando ya no lo es. Su mejor tiempo ya pasó y fue hace muchos años, al estar al frente de la Canirac, gracias a que su cuasi delincuente ex marido, Pepe Bejos, era propietario del restaurante Mogambo.

EN LA QUIEBRA

Lupita Bejos –como es más conocida en Vallarta--, está a punto de la quiebra total, su situación económica es tan mala, que pronto va a engrosar la fila de los ciudadanos que vivimos al día y que a veces ni para comer tenemos, por lo que no puede ser representante de ningún organismo empresarial, a menos de que tenga chamba de Relaciones Públicas o de asistente o secretaria de algún presidente de la Iniciativa Privada.

Por eso, llama la atención el movimiento que se registró ayer en el Centro Empresarial –que está afiliado a la Coparmex--, donde un pequeño grupo de empresarios medianos y pequeños, eligieron como su nuevo presidente a Gabriel Igartúa Sánchez, el otrora junior de Don Gabriel Igartúa Méndez, quien falleció ya hace años.

Y es que Gabriel Igartúa saltó de un club prácticamente desconocido –como lo es la Asociación de Expresidentes de Organismo Empresariales (donde sólo cohabitan Lupita Bayardi, Jorge Villanueva, Eva Sánchez y el propio Gabriel)—a la presidencia de la Coparmex Vallarta; mientras que Lupita Bayardi asumió la titularidad del Club de Expresidentes.

Anoche, Gabriel y sus invitados estaban festejando a risa abierta en un salón del hotel Holiday Inn Express, la asunción al poder de los organismos “cúpula” del sector privado, como si en realidad representaran algo importante, como si hubieran llegado al máximo nivel de la IP; pero el festejo era engañoso, porque ellos saben a la perfección que ser presidente de un club de ex presidentes y nada, es lo mismo.

UN PODER IMAGINARIO

Así las cosas, si bien es cierto que la Coparmex tiene cierta importancia en el sector privado de Vallarta, también lo es que nunca se va a equiparar a la prioridad que tiene la Asociación de Hoteles y Moteles; la de los Tiempos Compartidos, o la Asociación de Empresarios de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas, por lo que su representatividad es mínima.

Sin embargo, como se trata de un “protagonismo puro”, tanto Gabriel como Lupita tratarán de influir en algunos medios de comunicación para llevar agua a su molino, y no para representar los intereses de estos pequeños y medianos empresarios. El fin es tener una estafeta a la mano para tratar de doblegar a los representantes de otros sectores –públicos o privados—mediante el chantaje y el golpeteo mediático, y así lograr posicionar algunos proyectos que en el pasado han perdido.

Por ejemplo, van a volver a la carga para que el Ayuntamiento les autorice un presupuesto mayor a los 12 millones de pesos (para resolver su situación económica personal), con el pretexto de reactivar el patronato del centro histórico de Puerto Vallarta; o de que les den prebendas y canonjías para poder participar en los festejos de la ciudad.

Por ello, es importante no perder de vista a estos viejos empresarios, sobre todo a Lupita y Gabriel Igartúa, que en el año 2014 fueron reclutados por la hoy regidora Susana Rodríguez, con la intención de sumarlos a la Coordinación Operativa Municipal del Movimiento Ciudadano, pues fue ella quien los llevó al evento donde tomó protesta en ese entonces, Jaime Castillo Copado, en el tráiler park Tacho’s.

UN PROYECTO FRACASADO

Tanto Gabriel como Lupita tomaron protesta, junto con otros muchos ciudadanos, del nuevo comité naranja, pese a que apenas unos meses atrás habían jurado ante sus compañeros de la Asociación de Empresarios de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas, que no buscarían estar en algún partido político, y les fallaron.

Al paso de los meses, tanto Gabriel como Lupita se fueron despintando, el color naranja lo estaban mudando –como cuando las serpientes mudan de piel—y de plano lo echaron por el caño en el momento en que el hoy alcalde, Arturo Dávalos Peña, no se dejó chantajear por estos “empresarios”.

El proyecto de Susana Rodríguez de meterlos al presupuesto municipal, fracasó, pese a que su mamá le insistía en que ayudara a la pobre de Lupita Bayardi, pues es su íntima amiga.

En poco tiempo, Jorge Villanueva –el dueño del CMQ—los rescató, atrajo y los metió en el mismo costal en donde cohabitan (siempre para conspirar) con la regidora Rodríguez Mejía, que, siendo parte del Cabildo y del MC, prefirió aliarse con estos viejos mañosos para seguir sus fines torcidos, en donde ponderan el beneficio personal y de grupo, por encima de los intereses del verdadero sector privado, y, por supuesto, de Puerto Vallarta.

…LA VERGÜENZA DE HABER SIDO

Como señalamos antes, Lupita Bayardi ex de Bejos, no tiene la menor representatividad en la Iniciativa Privada, es un cero a la izquierda, no tiene con qué hacerle frente a la mínima contingencia económica, por lo que, por vergüenza debería dejarles el lugar a las nuevas generaciones.

En tanto, Gabriel Igartúa no es el mejor modelo de empresario hotelero en la ciudad, por el contrario, su hotel (Las Palmas) está tan descuidado, que se está cayendo a pedazos. Y no lo decimos nosotros, lo dicen personas que se han hospedado ahí y se han quejado del mal servicio, de los muebles viejos que hay en las habitaciones, que se desmoronan al tocarlos, con baños sucios y con un área de comida que carece de las mínimas normas de sanidad.

Pero bueno, por hoy se nos terminó el espacio. En otro artículo les comentaremos los grandes pecados que tiene Gabriel Igartúa en el sector hotelero; por lo que no es, ni será, un digno representante de la Coparmex Vallarta.

Mientras ellos se aferran a un poder imaginario, como si fuera su último aliento de vida, nosotros nos acordamos de la maravillosa letra del tango de Carlos Gardel, que les queda como anillo al dedo:

“Si arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser… Sueño… con el pasado que añoro, el tiempo viejo que lloro y que nunca volverá…”

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