Y es que Ramón Guerrero hizo un círculo más allá de la mera amistad con Adrián Gómez Meza en los días, meses y años recientes. Conformó una especie de alianza con el ahora detenido por la Subprocuraduría de Investigación en Delincuencia Organizada (SEIDO), por lo que al interior de la mismísima Procuraduría General de la República (PGR) hay un especial interés en investigar la relación tan estrecha que existía entre el diputado local y el representante de la llamada Ruta-Empresa del transporte urbano de Puerto Vallarta.
El tema de Adrián Gómez no es menor, ya que la investigación que se le sigue a su entorno de inversiones en el transporte urbano contempla todo tipo de nexos con empresarios locales y también con algunos actores de la clase política de Puerto Vallarta y sus alrededores.
Y decimos que el tema no es menor, porque existe la sospecha de que Ramón Guerrero recibió algunos beneficios –en especie o de otro tipo—de parte de Adrián Gómez Meza, quien por sí solo no estaba en condiciones de andar haciendo obsequios caros a nadie, así fuera la familia de algún político.
El punto medular puede ser este en la indagatoria que lleva la Seido, es decir, los beneficios que directa o indirectamente habría recibido Ramón Guerrero de manos de Adrián Gómez Meza; pero, sobre todo, a cambio de qué se habrían hecho algunos favores e intercambios.
Es casi seguro que El Mochilas va a salir con que la PGR sigue un fin político al momento en que lo aprieten y le exijan una explicación de algunos bienes (lo mismo que argumenta Anaya); y del por qué nunca denunció ante las instancias correspondientes las actividades de su amigo Adrián Gómez Meza.
En lo político, Ramón Guerrero está todavía más endeble en estos momentos, ya que su discurso en contra de los priistas es recurrente, como el que dio el pasado domingo en el arranque de campaña de Arturo Dávalos, pero nunca pensó que su cuasi socio, Adrián Gómez –un priista de hueso colorado de toda la vida—iba a ser detenido por agentes federales y acusado de varios delitos, entre otros, el de operar recursos de procedencia presuntamente ilícita.
De plano, lo más conveniente para el MC en estos momentos es tomar una distancia prudente con El Mochilas, y que personajes como Arturo Dávalos se le alejen un poco, a menos que quieran que el escándalo que se le viene encima al Mochilas los arrastre en plena campaña política.
De Luis Munguía –el candidato a diputado local también por el MC—tenemos nuestras dudas, pero al ser miembro del clan Mochilas, cualquiera podría pensar mal y acertar, en el sentido de que también pudo haber sido beneficiario de favores con recursos de dudosa procedencia.
El horno no está para bollos, como dicen algunos, y Ramón Guerrero pronto va a sentir lo que es una investigación federal, si es que Adrián Gómez se va de lengua en lo que pueda decir de forma legal o ilegal.
