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Martes, 22 Mayo 2018 12:51

Arturo Dávalos sigue en las nubes, pero crece candidata a diputada federal por MORENA

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

Los trackings poll, sondeos y encuestas, con la frialdad de los números, ya empezaron a marcar, primero el estancamiento y luego un continuo descenso de Cesar Abarca. Ello en proporción del fortalecimiento de la candidata de Morena, Lorena Martínez y el inesperado resurgimiento de Ramón Guerrero Martínez.

Para detectar puntos débiles se ordenó esta semana realizar una encuesta telefónica, implementar medidas urgentes y detener la caída. Son cinco preguntas y les alarmó el resultados de dos: ¿conoce a Cesar Abarca? y ¿apoya a Cesar Abarca? Las jovencitas encuestadoras ya advirtieron de una constante: abundan quienes contestan “si” a la primera de esas dos preguntas, y el “no lo apoyo”, la respuesta a la segunda interrogante.

La campaña federal ya está en su segunda semana de la segunda parte. La competencia por la diputación federal se asoma a su cierre a ser una elección de tres. Y de los tres, la profesora Lorena Martínez es la sorpresa, pues transcurridos casi 48 de 90 días de campaña se coloca en posición de disputar cada voto al priista Cesar Abarca y al de apodo “el mochilas”. 

Ante Andrés Manuel López Obrador, la maestra Lorena fue la gran revelación. El “ya sabes quién” se llevó grata impresión al cabo de escuchar en el malecón el discurso y la aguda capacidad de oratoria de la docente. La visita de AMLO sin duda reforzará su candidatura en el distrito. Compite contra dos candidatos que arrastran con el deterioro, uno de su persona, Ramón Guerrero; y el otro de su partido, Abarca Gutiérrez.

Allá a finales de mayo de 2012, todos los indicativos advertían un fenómeno imprevisto. Ya corría la segunda parte de las campañas y para asombro de muchos los números se le revertían al abanderado del PRI a la alcaldía, Adrián “el archi” Méndez. Éste había arrancado la campaña con una ventaja doble respecto a sus dos principales adversarios, el panista Humberto Muñoz Vargas, y el candidato del Movimiento Ciudadano, Ramón Guerrero Martínez. El último se había escindido del PAN, partido roto en dos partes y por ende la oposición dividida en dos partes iguales. Era una ventaja inicial imposible de superar. Esa fue la creencia al arranque de las campañas.

“Es cabrón ese mochilas”, nos había dicho un operador de campaña tricolor a la víspera de pasar a la segunda parte. Las mediciones les decía que errores en el equipo de “el archi” habían facilitado el fortalecimiento de Ramón Guerrero. Morena no existía.

El autor había consignado hasta ese momento que el PRI estaba adelante. Un comentario hecho frente a un grupo de amigos, periodistas y políticos, les llamó la atención. Solo se dijo que “el mochilas” estaba a la par, se le subía al “archi” y si los priistas no daban un timonazo, les ganaría la alcaldía. “Cómo ven, el porro dice que el mochilas va a ganar”, exclamó el amigo Jorge Olmos en tono de incrédulidad.

Aquella percepción no fue una puntada. El escenario se transformó, en parte por el agresivo discurso de Ramón Guerrero contra los priistas y la corrupción, pero también por los errores en el equipo de campaña de Adrián Méndez y la división del priismo. Aun hoy a varios priistas de la elite local reclaman traiciones en el partido.

Citamos ese pasado anecdotario porque las condiciones transforman el escenario actual y empiezan asemejarse a esa elección. La elección de 2012 es histórica por una o varias razones. Triunfó un candidato foráneo y sin arraigo, propuesto por un partido también desconocido. Empezó muy por debajo, revirtió tendencias, empató, superó y ganó a sus contendientes. Solo repitió palabras y machacó el discurso deseado por los vallartenses.

La disputa por el derecho de ser el abanderado del MC arrojó al suelo la imagen Ramón Guerrero. Desde esa óptica fue el gran perdedor y con eso en contra inició la campaña federal. Cesar Abarca era el gran elegido de propios y extraños, de priistas pero también adoptado de los emecistas simpatizantes de Arturo Dávalos. Estos, parafraseando a José Antonio Meade, lo hicieron suyo, con la consigna de convertirlo en un instrumento y repetirle la dosis al “mochilas”, vencerlo en la pelea por la diputación federal, y finalmente desterrarlo de Puerto Vallarta.

Los naranja, que al principio de la campaña repudiaron al “mochilas”, iniciaron un periodo de gracia, congratulación y perdón a Ramón Guerrero. Y casi al mismo tiempo, Cesar Abarca multiplicó sus errores, se estancó y se puso a “tiro de mira de un 22” para Guerrero y la profesora Martínez. Y para darle mayor interés y atraer más la atención, la abanderada morena Lorena Martínez ha sido catapultada con la visita de López Obrador y también se coloca al “tu por tu”.

Como en aquella elección del 2012, en este espacio se expuso el supuesto de una ventaja inicial para el candidato del PRI respecto al mismo adversario, Ramón Guerrero. Claro, era la competencia por la alcaldía y hoy, Guerrero compite por la diputación federal. “El archi” era el contendiente priista y hoy es Cesar Abarca. Éste está repitiendo errores iguales y parecidos. Se metió en su burbuja y permitió ser rehén de un grupito y desdeña al grueso de la militancia partidista. Esa arrogancia le está costando perder valiosos puntos y abrirle camino a su principal adversario.

Hace dos semanas ya se alcanzaba a percibir que el escenario se movía. Las tendencias medidas permitieron constatar que en efecto, Cesar Abarca perdía terreno, que Lorena Martínez avanzaba y Ramón Guerrero recuperaba terreno perdido. Del fin de semana al miércoles, el impacto y la influencia del debate presidencial y la visita del “ya sabes quién”, movieron los momios. La maestra entró a la contienda y “el mochilas” empieza a desprenderse de su nerviosismo inicial. Caso contrario, Cesar Abarca se estanca, retrocede, ya no entusiasma a sus simpatizantes y se muestra como un candidato con la pólvora mojada.

A la percepción personal en la calle procuramos indagar los indicativos y se pudo confirmar el escenario descrito. Hallamos también que Arturo Dávalos está muy por encima de sus contrincantes. Una lástima para Morena haber propuesto a Laurel Carrillo Ventura, débil en su discurso y pésima oradora. Otro gallo le cantaría a AMLO si elige un mejor candidato. Roberto González tampoco fue la nominación certera del PRI. La maestra Violeta Becerra ahí la lleva y si saca ventaja de ser candidata oriunda de la zona serrana, capaz y derrota a Luis Munguía. Tiene ventaja en toda la sierra y si divide votos acá, tiene amplias posibilidades de ganarle al naranja, el que también despide rechazo en un sector del MC.

Pero la gran decepción en esta campaña será Cesar Abarca si no logra derrotar a “el mochilas”. Tenía al arranque de la campaña todas las ventajas para salir airoso. Las condiciones eran inmejorables. Su principal adversario tenía y tiene la imagen personal por los suelos pero no ha sabido explotar ese potencial y todo lo está tirando a la basura. El responsable es él y en menor medida sus operadores políticos, quienes ya han sido ya reprobados por la militancia tricolor.

Revolcadero

Vaya, la visita de Andrés Manuel López Obrador despertó pasiones y encendió los ánimos a sus seguidores pero también a sus detractores. A los seguidores del “ya sabes quién”, motejados como chairos, les salieron respondones los vallartenses que no comulgan con su deidad. Quienes tienen el gusto de opinar se han dado gallo haciéndose escuchar en los foros públicos y de pronto, los adoradores del tabasqueño chocaron entre ellos. Unos, los chairos chairos, no admiten ni toleran a los vallartenses dividir su voto. Quieren un voto “de a seis” y no el voto diferenciado. Con once candidatos a alcalde el voto local esta pulverizado y es natural que el voto lopezobradorista se divida en el municipio. Esos chairos chairos, a quien confiese el voto a AMLO, le exige el voto también al resto de los candidatos morenos. Literalmente “corren” de Morena a quien apenas insinúe no dar el voto a Laurel Carrillo. Exhiben exagerada intolerancia en un modo que hasta afectan a simpatizantes morenos. Y ahí están en el feis, al más puro, intolerante e intransigente canibalismo político a la vallartense.******* ¿Con que nos quedamos de la visita de AMLO? Quien por años está en esto, quizá concluya que es una visita como la de cualquier candidato presidencial. Ricardo Anaya, a José Antonio Meade, hasta Jaime Rodríguez “el bronco”, entusiasmará a sus seguidores. ¿Que fueron muchos o fueron pocos? Eso ya es una visión en función de cada perspectiva personal y cada quien se queda con sus propias conclusiones. Si se trata de comparar, para unos son muchos y para otros serán pocos. A los morenos no les gusta comparen su evento con el arranque de la campaña de Arturo Dávalos. No fue la mejor decisión de los organizadores elegir justo el mismo terreno porque eso animó a comparar y no salen bien librado los morenos. Los fans de AMLO enfrentaron dificultades para refutar a quien dijo eran pocos los asistentes del distrito y del sur de Nayarit y ser un mitin con seguidores de seis candidatos. Vaya, les faltaron armas y argumentos hasta para defender eso de si fue o no acarreo. Con cierta tibieza, negaron el acarreo dizque por que no hubo tortas. Y resulta que estos de Televisa se les antoja tempranito darle vuelo a un reportaje de los negocios del acarreos.****** Dos observaciones. No pasó desapercibido que el candidato independiente a la alcaldía, el de apodo “El Nene Romero”, le tocó el honor de darle su bailada al “ya sabes quién”. Al AMLO, literalmente lo bailaron y lo hicieron cantar en Puerto Vallarta. Ylo hizo un candidato independiente, no moreno. Como que el candidato a senador, Antonio Pérez Garibay se voló la barda. Habló, pidió y hasta propuso quien sabe qué medidas para proteger a la vaquita marina. Por lo menos se quejó del saqueo de los recursos y la riqueza marina en la zona cometido por voraces pescadores..***** Las revolcaditas de pilón. Pues que “el quién ya sabes quién” no se fue de Jalisco sin las manos vacías. La gran contratación es “el lechero” Abraham González Uyeda, el que como panista, quiso ser presidente de todos los municipios de la zona urbana de Guadalajara, Tlajomulco, Zapopan, Guadalajara, pero nunca pudo ganar una elección y otras veces ni siquiera pudo ganar una elección interna. Con Uyeda de Moreno, Ramón Guerrero Martínez pierde un aliado clave pero apuesta al futuro inmediato. Ya tendrá en Morena quien le allane su tantas veces pronosticada incursión en Morena. Con Uyeda, también ganan los morenos un promotor y defensor de la industria de los casinos. Total, ya no está ahí Santiago Gallegos. Nos dicen que con algunos morenos, “el mochilas” se lleva de piquete de ombligo. Y el ex fiscal electoral, Santiago Nieto Castillo, se quita la careta de apolítico y apartidista y se viste  de moreno. Que llega a reforzar el equipo de la defensa del voto.

 

 

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