Antes, las instalaciones se quedaron si agua, por lo que el área de baños estaba insoportable por lo malos olores.
Ahora, el clima artificial se descompuso y nadie se hace responsable por mandar un técnico para arreglar el sistema, todo lo ordenan desde Guadalajara y allá ni siquiera se han dado cuenta de este descuido casi criminal.
Si a lo anterior le sumamos que no hay personal suficiente para sacar el trabajo de los cientos de denuncias que se reciben cada mes, esto se convierte en un caos y un exceso de carga para agentes del Ministerio Público, secretarios y actuarios que a veces tienen que trabajar jornadas dobles.
Urge que el fiscal general, Salvador González de los Santos voltee a Puerto Vallarta y atender la oficina regional, ya que los empleados no pueden trabajar sin aire acondicionado, por ser un lugar completamente cerrado, sin ventilación natural.